José Ignacio Wert, con su malvada sonrisa, me recuerda al Joker de Batman. Wert es el infame vocero del silencioso Rajoy, un ministro con gran facilidad en crear problemas y enardecer los ánimos. Es al único ministro al que se le han levantado de la mesa los rectores y consejeros de educación autonómica. No le importa, continua con su proyecto de Ley de la Calidad Educativa (LOMCE), convencido que le permitirá entrar bajo palio en las escuelas.
A este expresidente de Demoscopia – así salían las encuestas-, se le ha subido el cargo a la cabeza y ahora, sufre “mal de alturas”, ese síntoma que padecen los escaladores que suben por encima de la altura de lo que no son capaces de soportar. Tras jurar su cargo por segunda vez en la sede de las FAES, esta dispuesto a resquebrajar la inversión lingüística aprovechando el batacazo de CIU, sin percatarse que entre CIU y ERC hay una absoluta mayoría, en la Generalitat y en la calle.
Ahora, este malvado “Cid” de la evangelización y el nacionalismo cavernícola español, ha negociado con los obispos – a los que no voy a poner adjetivos porque ya tienen bastantes en los juzgados de abusos a menores -, la supresión de Educación para la Ciudadanía, por la asignatura de religión. Wert, paladín de la españolización escolar, reduce con ello el estado laical, pisotea a los agnósticos, barre a los no creyentes en el cristianismo y sataniza a los ateos. Además, de imponer la religión a la fuerza, argumenta la necesidad de separar los sexos, una sugerencia salida de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, quienes siempre han tenido pendiente la asignatura de sexología, y como san Pedro consideran a la mujer culpable de todos los males.
Para Wert, ahora resulta que “no constituye discriminación la división de alumnos o la organización de la enseñanza diferenciada por sexos”, veremos que dicen las feministas.
Afortunadamente Wert es una fábrica de crear nuevos independentistas, cuyo número aumenta cada vez que vocea sus nuevas ideas. Se tacha de democrático y argumenta que está dispuesto a negociar los anteproyectos en el Congreso. ¡Que gilipollada quieren negociar si tienen mayoría absoluta!