Vivimos en un caos que es puro azar.

septiembre 9th, 2019

VIVIMOS EN UN CAOS QUE ES PURO AZAR

 

Nuestro mundo es un caos y los acontecimientos emergen cada vez de forma más caótica, inesperada y sorprendente. Aceptamos esta realidad porque no vislumbramos una salida, una solución.

Los lectores que me siguen dirán que empiezo la racha pesimista de siempre, sobre todo cuando insisto que soy optimista, y que un pesimista es un optimista con más información. Los pesimista son aquellos que ante una botella en la que se ha consumida la mitad dicen que está medio vacía, mientras que para el optimista está medio llena. Yo, medio vacía o medio llena, veo como  su interior se ha convertido en algo inestable y peligroso como la nitroglicerina.

No creo que los miembros del G7 reunidos en Biarritz solucionen uno de los problemas más evidentes que acosa al planeta como el cambio climático. El comercio mundial es el protagonista, aunque el planeta esté ardiendo en diferentes lugares de su superficie. Las sanciones a determinados países tienen preferencia a temas como la exterminación de los bancos de pesca. Y cuándo le preguntamos a Trump sobre el cambio climático nos contesta: “¿Qué cambio?”

 

Cada día se evidencia más claramente que se está produciendo un cambio climático. El cambio climático se ha convertido en algo real, sus causas pueden ser  discutibles, pero los hechos están ahí fuera. Trompas marinas en lugares donde nunca han estado, huracanes con vientos que superan todas las estadísticas de datos que teníamos, record en temperaturas al alza, incendios forestales cada vez más grandes. Hasta en trompa marina en el el puerto de Barcelona.

¿Qué hacen los políticos? El mandatario estadounidense quiere comprar Groenlandia para derretir el hielo y construir grandes rascacielos. En Europa para combatir el cambio climático decidimos cambiar los horarios laborales como solución.

En cualquier caso el cambio climático es un hecho incuestionable e imparable cuyas consecuencias serán más inmigración, nuevas enfermedades, nuevos insectos con virus exterminadores, guerras y enfrentamientos entre naciones, incendios forestales, inundaciones y fríos insoportables.

Todos recordamos el invierno pasado afectados por el llamado “vórtice polar”, pues bien, los meteorólogos ya hablan de un nuevo “vórtice polar” que nos traerá este próximo invierno todo tipo de calamidades.

La realidad del caos es debida a que cada día sabemos menos y menos de más y más cosas, y eso complica nuestros conocimientos. No tenemos clara la teoría de Big Bang, no sabemos porque el universo se  expande; en astrofísica lo único que tenemos claro y que percibimos, es que solo vemos un 5% de la realidad que nos rodea… suponiendo que se sea la realidad.

En física cuántica la cosa no está mejor, el modelo estándar de las partículas cuánticas está incompleto, y tampoco sabemos si los quarks tienen en su núcleo partículas más pequeñas.

El origen de nuestra especie presenta cada vez un árbol genealógico más complejo, y lo único que podemos asegurar es que hemos llegado hasta dónde estamos por casualidad y azar recorriendo un tortuoso camino. Desconocemos millones de especies que han existido, solo somos conscientes de una pocas que nos han llegado a través del registro fósil.

Cada vez que rebuscamos en los hechos de la historia de nuestra especia y nuestra civilización, descubrimos que estamos abriendo un libro en el que el 99% de las páginas están en blanco. Los pocos documentos de la historia antigua o moderna, no están en la enciclopedias, están en los archivos secretos de la agencias de inteligencia, del Vaticano y de centros de datos inaccesibles.

Nuestras creencias religiosas no dejan de ser mitos y leyendas que solo podemos probar por la transmisión oral y algún que otro texto de variadas interpretaciones. Lecturas para aquellos que están dispuestos a aceptar “lo que hay” para no calentarse la cabeza mucho pensando.

Reconozcamos que el sistema social ha fallado, que no funciona, que los ricos son cada día más ricos y los pobres más pobres, que el 75% del dinero mundial está en manos de unos pocos. Hablábamos un amigo y yo, que antes, en el pasado, éramos esclavos que trabajábamos y, a cambio, nos compensaban con refugios o  cobijos (cuevas o casa de caña y barro) y nos daban una comida al día. Hoy nos dan moneda impresa para que nos compremos o alquilemos un refugio y compremos la comida. Seguimos siendo esclavos, pero tontos, porque gastamos parte del dinero que nos dan comprando lo que nosotros fabricamos.

Desengañémonos, la carrera de la industria espacial, no es para conocer el Cosmos, es para que los millonarios puedan salir de este planeta en caso de una gran catástrofe.

Estamos desinformados y nos ocultan la verdad. Nos ocultan nuevos medicamentos que solucionarían muchos de los males que padecemos. Nos ocultan que estamos rodeados de peligrosos asteroides que podrían extinguir nuestra civilización; nada se explica de esas estrellas cercanas que amenazan con convertirse en novas y enviarnos una radiación letal; ni del extraño comportamiento de nuestro Sol;  ni se no nos advierten que diez de los mega volcanes que conocemos pueden estallar en cualquier momento destruyendo todo el planeta; nos insinúan que hay que cambiar de dietas alimenticias, en vez de explicarnos de una forma radical que ciertos alimentos producen cáncer; tampoco nos advierten que los caladeros de pesca mundiales se están agotando; que el espacio que rodea la Tierra se ha convertido en un basurero espacial con el resto se satélites y fragmentos de naves.

Y aún están dos grandes shock por venir. Calico (gran laboratorio de Google, MIT y varios multimillonarios) asegura que en el 2045 habrá descubierto la inmortalidad. ¿Para quién será? He aquí un descubrimiento que puede causar grandes enfrentamientos sociales. El segundo tema explosivo se producirá el día que contactemos con extraterrestres inteligentes, el día que otros seres nos desmitifiquen nuestras creencias, mitos y nuestros valores sociales.

Seamos lo suficiente honrados para admitir que vivimos en un caos azaroso, que no somos más que amebas evolucionadas que se amontonan estrechamente en un planeta pequeño, uno de los billones de planetas de nuestra galaxia que no es más que una de los trillones de galaxias que existen. Vivimos en un caos que no hemos creado, un caos que es la normalidad en este incomprensible universo que nos rodea.

 

 

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