Hace unos días me pedía un ingeniero en informática que le explicase a unos amigos suyos, también técnicos en informática, la teoría de la información y los agujeros negros. Lamentablemente no estábamos en el marco adecuado ni disponíamos del tiempo necesario, por lo que sólo les bosqueje brevemente la teoría, que comprendieron inmediatamente pese a no ser cosmólogos ni físicos cuánticos. Prometí a uno de ellos que escribiría algo sobre esta nueva teoría. Hoy cumplo la promesa.
John Wheeler, Gerard ‘t Hooft y Leonard Susskind son los artífices de la teoría de la información. Algunos científicos afirman que es la información, y no la materia o energía, lo que constituye la unidad más básica de todo lo existente. La información vendría cifrada en bits minúsculos, a partir de los cuales emergería el cosmos. Así el universo emerge a partir de la información, de datos que se encuentran codificados en superficies bidimensionales.
Esta hipótesis destaca que la esencia del universo es la información, y esta se almacena en bits que “viven” en la escala de Plank (unos 10-35). Es decir, la esencia básica no es la energía sino, reitero, la información.
Si la energía ni se crea ni se destruye, tampoco la información se puede destruir. Esto da sin duda un carácter de inmortalidad a nuestros pensamientos, a nuestro cerebro que es información. Y todas las partículas que contienen información.
Para Hawking los agujeros negros destruyen la información de todo lo que atraviese el horizonte de sucesos y cae en ellos. Susskind, premio Nobel, discrepa y cree que la estructura de todo lo que conocemos se vendría abajo si se abriese el menor resquicio de pérdida de información. Así que la información, en un agujero negro, queda grabada sobre la superficie de su entorno, en su horizonte de sucesos o punto de no retorno. Queda en una superficie bidimensional.
Por otra parte existe un límite para la cantidad de información que puede almacenarse en una superficie dada, que corresponde a la división en casillas cuadrangulares, de dos longitudes de Plank de lado cada una, la cantidad de información que se puede codificar en la superficie está limitada por el número de casillas.
¿Está el universo compuesto de bits? Para Craig Hogan, físico y director del Centro de Astrofísica de Partículas del Fermilab, el universo posee un “temblor” intrínseco permanente. Esto parece deberse a que el espacio está compuesto por bloques elementales o bits de información.
La teoría de la información nos ofrece un nuevo paradigma sobre el funcionamiento de la naturaleza. John Wheeler sugiere que la materia y radiación deberían verse como secundarias, como portadoras de algo más fundamental: la información. No cabe duda que la teoría de la información es prometedora e inquietante. Recordemos que nosotros somos consecuencia de la información de nuestras cadenas de ADN, que almacenan información filogenética de toda la evolución, y progresamos gracias a la información que codifica nuestro cerebro cada día. La teoría de la información nos ofrece un universo repleto de la información, no sólo de sus partículas, sino de todo lo pensante que ha existido, existe y existirá. Aún estamos en el prólogo de esta teoría, pero promete ser polémica por sus connotaciones de carácter científico y teológico.
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