Desde el momento en que Benedicto XVI renunció y se retiró, también era tácito que debía guardar silencio y no interferir en las posturas del Francisco. Sin embargo, no ha sido así.
Ha arremetido contra Piergiorgio Odifreddi – matemático, historiados de la ciencia, escritor de libros de filosofía y teología, premiado por la república italiana, y racionalista y ateo -, también ha arremetido contra Richard Dawkins, autor de El gen egoísta y El espejismo de Dios, y también reconocido ateo.
A Odifreddi le echa en cara un ensayo, Querido papa te escribo, en el que el matemático aborda la relación entre fe y ciencia y cuestiona los postulados de Benedicto XVI. Ratzinger le reprocha que en este ensayo, Odifreddi, plantee el hecho de que no sabemos nada sobre Jesús y que, como figura histórica, no sea contrastable. Ratzinger le acusa de incompetencia.
En cuanto a Richard Dawkins, uno de los científicos más prestigiosos de Inglaterra, le acusa de utilizar la ciencia-ficción para defender el ateísmo.
Primero debo destacar que lo que debería hacer Ratzinger es estar calladito, guardar silencio y no exponer sus tesis conservadoras, autoritarias e integristas. No debe interferir en la política de su sucesor, el papa Francisco, que está propiciando un aperturismo y dialogo que él negó. Especialmente en un momento de la historia en que se está pidiendo un diálogo entre ciencia y religión, entre ateísmo y religión. Un dialogo extremadamente urgente si no queremos que ciencia y religión se vean afectada por las sectas pseudocientíficas y pseudoreligiosas.
Ratzinger omite que el mundo científico está constituido mayoritariamente por ateos. Así fueron ateos: Einstein, Freud, Russell, Heisenberg, Feynman, Sagan, Pauling, Asimov, Clark, Sheldrake, Watson, Gould, Monod, Hoyle, Huxley, Lapalce, Weinberg y Darwin, por citar algunos más conocidos.
Sepa el ex pontífice que según la revista Nature el 60% de los científicos actuales se declaran ateos, como Noam Chomsky, Roger Penrose, Peter Higgs, Bill Gates, Stephen Hawking, Venter, etc. Sólo cito algunos de los más conocidos.
Sepa el ex pontífice, que ser ateo no es algo infernal, es una postura filosófica de la vida, una forma de enfrentarnos a la realidad del mundo.
Sepa el ex pontífice, que ser ateo lleva a un humanismo más profundo, más solidario, como demuestra el movimiento tranhumanista.
Su carta del pasado 3 de septiembre a Odifreddi, es una interferencia en la acertada gestión que está realizando el papa Francisco, un desacierto que sólo puede estar bien visto por aquellos que quieren volver al pasado.