La Iglesia católica española sigue siendo franquista y fuente de división de los españoles. La beatificación de mártires de la guerra celebrado el pasado domingo en Tarragona muestra que la Iglesia sigue siendo partidista, del PP e incapaz de sentir remordimientos por su apoyo al golpe de Estado de 1936, ninguna contrición por llevar bajo palio a un dictador y de haber permitido que en la monedas de cinco pesetas apareciese el incestuoso lema de “Caudillo de España por la gracia de Dios”.
En Tarragona se beatificaron la semana pasada 522 mártires de la guerra en un acto organizado por la Conferencia Episcopal “la Caverna”, y el arzobispo de Tarragona. Hubo un mensaje del Papa, a quién creo que no se le ha explicado la división que este acto produce entre los ciudadanos, un acto que no los reconcilia, sino que los separa más los uno de los otros y hace que muchos pierdan la poca fe que tenían en la Iglesia. Estoy seguro que Francisco sólo ha tenido una versión interesada de los hechos.
La Conferencia Episcopal, “la Caverna”, a través de uno de sus ultraconservadores voceros, Juan Antonio Martínez Camino, ha declarado que “estos mártires murieron por no renegar de su fe”. Y se ha quedado tan ancho. Podría recordarles cuantas personas llevaron ellos a la hoguera, como los cientos de cátaros quemados, que también murieron por no renegar de su fe, o las mal llamadas brujas quemadas por no renegar de lo que ellas creían, o Giordano Bruno, Miguel Servet, Lucilio Vanani, y otros por creer en aspectos científicos que en su tiempo eran herejías. Hechos por los que la Iglesia no ha pedido ningún perdón.
Al mismo tiempo que se celebraba este acto se realizaba un homenaje a las víctimas del franquismo, también en Tarragona, organizado por la Coordinadora por la Laicidad y la Dignidad. Sólo en Tarragona, la dictadura se cobró 771 víctimas: 665 fusiladas y 106 muertas en prisión. De estos asesinatos la Iglesia no ha dicho nada, por lo que nos muestra en que bando siguen estando.
Al acto organizado por “la Caverna” asistieron el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, y Jesús Posada, presidente del Congreso que dijo la mayor estupidez de todas, al calificar la beatificación de ser “una celebración que reafirma nuestra fe”. Yo diría que es todo lo contrario, que es un acto que hace perder la poca fe que les queda a algunos.
Lo que no se, es que hacía allí, en el acto de “la Caverna” el presidente de la Generalitat, Artur Más. Me temo que fue mal aconsejado por sus enemigos o, si fue por decisión propia, cometió un error que lo pagará con sus votos.