Le pregunte a un amigo informático por qué hay tan pocas mujeres que se dediquen a la programación. Me dijo que posiblemente porque no les gusta.
No parece ser eso, ya que en la actualidad las mujeres superan a los hombres en las matriculaciones universitarias de Informática. Personalmente creo que su escasa presencia en el sector es debido a que existe cierto rechazo por parte de los componentes de este sector, que dan por entendido que este es un trabajo de hombres.
Este mal entendido ocasiona que en Google los hombres representen el 83% de los ingenieros; en Apple los trabajadores masculinos especializados en tecnología son el 85%. Y en Facebook el 80%.
Da la impresión que la mujer no está hecha para realizar este trabajo, y si miramos la historia de la informática vemos que debe sus principales avances a las mujeres. Así Ada Lovelace, matemática inglesa, es la que inventó y utilizó el primer algoritmo informático; Grace Hopper inventó el lenguaje de programación Cobol y fue la primera en advertir sobre el peligro de los virus. Tanto los algoritmos como los primeros lenguajes han sido factores importantísimos en el avance de la informática, sin el primero no se habrían podido desarrollar miles de programas e iniciar la industria de los robots con inteligencia artificial.
¿Qué pasa entonces en el sector para desarrollar esta exclusión femenina tan estereotipada? ¿Quién dice que las mujeres no sirven para programar? ¿Por qué en la historia de la informática casi se pasa por alto que hubo grandes pioneras?
¿Alguien puede darme una respuesta? Sé que muchas mujeres me responderán que es cuestión de machismo, y que algunos hombres alegarán que en matemáticas las mujeres son inferiores a los hombres. No me valen esas respuestas. La primera me decepcionaría mucho que en un sector de gente joven existan gérmenes machistas tan acentuados; la segunda podría rebatirla con cifras inmediatamente que, incluso demostraría, que las mujeres son mejores que los hombres.
Me gustaría saber otras razones. Espero que alguien me las dé.