Tras ver un programa de televisión que se hablaba, erróneamente, de la fundación de la revista Karma-7, voy a dejar aclarado este tema definitivamente, especialmente para Sebastian D´arbó que participó en este programa. La fundación de Karma-7 no es ningún “misterio”, la fundamos los que la fundamos y estábamos los que estábamos.
Fundamos Karma-7 en mi antiguo domicilio de la calle Diputación 464, pral 4ª, en mayo de 1972. La idea surgió meses antes del periodista José María Armengou y algunos miembros de la Asociación Astronómica Aster, especialmente Sebastian Fontrodona, Delegado del Movimiento en aquella época, quién sin su apoyo hubiera sido imposible lanzar una revista de esas características (esoterismo, progresismo, realismo fantástico, teorías paganas, etc.) en aquella época de censura, oscurantismo y dogmatismo.
Iniciamos la reunión a las siete de la tarde, y diez minutos después teníamos a la policía secreta solicitando el permiso de reunión, éramos más de cinco; Sebastian Fontrodona los atendió y como representante del Gobierno se hizo responsable con un “yo controlo a los muchachos”.
Allí estábamos, Roca Muntañola, Carlos Batet, Joan Argentier, Marius Lleget, L.Camara, Montaner Mir, el doctor Buenaventura Deusedes, Planas Argelich, Muñoz Badia, E. Vicent, J.A. Lamich, Fontrodona y yo, y no olvido a nadie. Recuerdo que se disculpó telefónicamente Félix Llauge (el Mago Félix).
Fue una gran aventura editorial en la que todos hicimos un gran esfuerzo económico. Cuando salieron los primeros números, también aparecieron las amenazas y denuncias, pero sobrevivimos haciendo una revista en la línea de “El retorno de los brujos” de Louis Pauwels y Jacques Bergier, un masón y un judío políglota odiados y desprestigiados por nuestras élites “intelectuales” del franquismo. La revista se combinaba con las tertulias del Nit y Día, donde nos reuníamos, cada quince días en tertulias nocturnas abiertas a todos, en las que se abordaban los temas más progresistas de aquellos tiempos.
Para mí era la segunda revista que fundaba, la primera fue SER, que sólo pudo editar cuatro números por cuestiones jurídicas y legales del régimen en que vivíamos, revista en la que intervino, con gran iniciativa, Eduardo Romero-Girón que maquetaba e imprimía clandestinamente.
El primer número de Karma-7 salió en junio de 1972, en él escribí un artículo sobre la Asociación Cryogénica de España que había fundado mese antes, gracias al apoyo del profesor Anatole Dolinoff que había conocido en París. Cryonics se fundó en el mismo lugar (dirección y piso) donde se fundo SER y Karma-7. Destacar que los fundadores de Cryonics fueron Salvador Torroella, Ernesto Oliván, el doctor Deusedes y el abogado Francisco Sáez, y yo.