Preparando la revolución

octubre 13th, 2014

Una máxima china del arte de la guerra es “conoce a tu enemigo”. Es evidente que si desconoces contra quién tienes que enfrentarte tienes pocas probabilidades de vencer. La información es poder.

Si tenemos que cambiar el sistema, debemos conocer su táctica de combate. Preguntarnos ¿Por qué la gente, pese a no estar de acuerdo con el sistema neoliberal, es tan sumisa? ¿Por qué puede fracasar una revolución?

Sepamos que el sistema neoliberal es Smart (inteligente), no se impone por la violencia, no es represor. Su artimaña consiste en cautivar a los ciudadanos, seducirlos con su sistema y convertirlos en cómplices.

El trabajador no se enfrenta al empresario porque se le lavado el cerebro para que se sienta el mismo parte de la empresa, socio, empresario, aunque es un simple peón del cual se puede prescindir sin que nada cambie. El truco del sistema neoliberal es que nadie sea imprescindible.

Se ha conseguido mentalizar al trabajador de que si fracasa en sus proyectos no ha sido por culpa del sistema, si no que el único culpable es el mismo, hecho que lo hace avergonzarse, deprimirse, sentirse inútil.

El sistema neoliberal ha conseguido convertir a los trabajadores en cómplices del sistema, unos cómplices que se someten voluntariamente al entramado del sistema. Y lo que es más grave, se convierten en seres dependientes, seres condicionados que no son capaces de imaginar que puede haber otra forma de vida.

De una forma inteligente y sibilina el sistema le hace crear necesidades, dependencias que sólo puede adquirir y mantener si permanece en el sistema, si es fiel a sus principios. Y eso se consigue trabajando, compitiendo sin ninguna solidaridad contra todos, sintiéndose engañadamente “el mejor” y creyéndose que se tiene poder. Pero ese ficticio poder se tiene hasta que el sistema quiere, ya que, como he dicho, nadie es imprescindible.

Para combatir el sistema neoliberal hay que abrir los ojos a los seducidos, a los abducidos en ese oscuro régimen. Hay que recordar a los ilusos que se sienten respaldados que, igual que los cementerios, el sistema está lleno de gente que se creía imprescindible. Que mientras más necesidades se crea un individuo, más infeliz es. Que mientras más compite, más se aleja de los demás y más enemigos se crea.

Sólo podemos competir con el sistema si somos más inteligentes que él, si tenemos tanta información como él, cosa difícil esta última porque muchos estamos entregando gratuitamente información al sistema.

La salida está en la inteligencia y la singularidad. La unión con aquellos que piensan igual que nosotros y la solidaridad entre unos y otros. Y sobre todo en la búsqueda de ideas singulares que sustituyan a lo fosilizado y establecido.

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¿Es la ciencia la nueva religión?

octubre 10th, 2014

Cada vez son más los que tienen más fe en la ciencia y la consideran más verdadera que los que creen en las religiones, y cada vez son más los descubrimientos científicos que rebaten las historias, mitos y leyendas que han sido fundamentos ortodoxos e incuestionables de las religiones.

Las historias bíblicas o coránicas ofrecen uno hechos indemostrables que son aceptados sólo por aquellos cuyo razonamiento es muy infantil o fanatizados.

Todas las encuestas muestran que la gente da mucha más credibilidad a lo que dicen los científicos y profesionales de la medicina, que lo que afirman los clérigos. En una escala del 1 al 10, la credibilidad y confianza en la ciencia está en el 1 y la religión en el 9. El puesto número 10 lo han ganado con honor los políticos.

Cada día son más los que públicamente confiesan su ateísmo o agnosticismo, y cada vez aparecen más movimientos racionalistas, humanistas o transhumanistas. Los no creyentes han empezado a “salir del armario” cuando las religiones solo les ofrecían tener fe en sus tradiciones y la ciencia les brindaba la experiencia de saber la realidad sobre lo que les rodeaba, viviéndola intensamente y con la esperanza, cada vez más, de una mayor longevidad.

¿Ha ocupado la ciencia el lugar de las religiones?

El sociólogo G. Lenski define la religión como “un sistema compartido de creencias y prácticas sociales, que se articulan en torno a la naturaleza de las fuerzas que configuran el destino de los seres humanos”. ¿No es la ciencia también un sistema compartido de creencias? Creencias en teoremas, hipótesis, postulados, etc. ¿No se articulan esos teoremas, hipótesis y postulados en torno a la naturaleza de las fuerzas que están configurando a los seres humanos?

Las religiones se basaron, durante muchos siglos, en milagros de escasa credibilidad que eran aceptados por un vulgo de exigua cultura y psicología cargada de temores. Hoy la ciencia no precisa de milagros para curar enfermedades que antes eran incurables y ha conseguido que la vida de una persona llegue a edades que antes eran impensables. Pero es más, las nuevas tecnologías y la nueva medicina investiga para que el ser humano alcance una inmortalidad, aquí en la Tierra, frente a la hipotética e indemostrable inmortalidad que ofrecen las religiones en un ingenuo más allá.

Ha sido la ciencia quién con su progreso ha ayudado a la mujer a alcanzar un estatus social equiparable al de los hombres. Con los anticonceptivos y los abortivos ha permitido que la mujer alcanzase una libertad que muchas religiones le tenían vetada. Es esa misma libertad la que ha permitido a los científicos trabajar en campos de la ciencia y desarrollar teorías cuya exposición, unos cientos de años atrás, hubieran representado acabar en la hoguera.

Volamos en aviones y viajamos al espacio dominando un cielo que era de unos ángeles inexistentes, lo hacemos a bordo de tecnologías que hemos creado, no montados en caballos o flotando en nubes. La ciencia puede demostrar racionalmente y matemáticamente todos sus descubrimientos, frente a las historias religiosas que sólo son fantasías literarias que sucumben a un análisis racional o una datación científica.

Da la impresión que la ciencia se ha convertido en una nueva religión, o como mínimo, ha ocupado su lugar frente a una civilización occidental que le otorga más crédito y confianza. Ser cientificista es creer que la ciencia desarrollada por el ser humano lo puede y podrá todo, y que la razón, y no los mitos, resolverá las incógnitas de nuestra existencia y nos hará inmortales en este mundo.

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10 razones para tener sentido del humor

mayo 2nd, 2014

Un dicho popular destaca que medio mundo se ríe del otro medio. El sentido del humor caracteriza a los seres humanos, es una muestra de su inteligencia. Los más inteligentes están dotados de un gran sentido del humor. Se precisa conocimiento e inteligencia para captar el humor, es evidente que a un Neandertal no le produciría ninguna gracia las desgarradoras ideas cómicas de Monty Python.

Cada persona tiene su sentido del humor, hay quien prefiere el humor profundo, intelectual y con gotas de acidez de Woody Allen y quien prefiere las chabacanadas horteras de los Morancos. Va a gustos. Para algunos Tricicle son geniales, para otros no les inmuta. Y hay quienes añoramos el humor de Gila y las irreverentes salidas cargadas de tacos de Rubianes.

Ha habido importantes científicos con gran sentido del humor, como Einstein, Feynman, Carl Sagan, por citar algunos. Ser un genio no significa ser serio. Pero en cualquier caso hay que practicar el humor, sea sarcástico, tétrico, irónico o jocoso. Voy a dar varias razones:

  1. La gente prefiere relacionarse con alguien con sentido del humor que con un individuo huraño y taciturno. La risa es contagiosa. En la enseñanza se aprende más con un profesor con sentido del humor que con el terrible gruñón.
  2. El humor nos da calidad de vida, nos hace enfrentarnos a los problemas con otro cariz.
  3. El humor anima, nos ayuda a superar los momentos difíciles.
  4. El humor produce un aumento de endorfinas que tranquiza, acentúa los ánimos, son antidepresivas.
  5. El humor disminuye la presión arterial como consecuencia del aumento de endorfinas.
  6. El humor reduce el estrés y nos relaja, debido a la reducción de niveles de cortisol.
  7. El humor inteligente sorprende a nuestro cerebro, lo hace trabajar, produce una actividad mental superior.
  8. Según expertos de la Universidad de California, el humor mejora la memoria ya que reduce los niveles de cortisol, hormona del estrés.
  9. El humor aumenta los niveles de dopamina que estimula la mente, aumenta la espontaneidad motora produciendo armonía y placer.

Al producir el humor un aumento de dopamina esta provoca un mayor número de anticuerpos en nuestro sistema inmunológico, lo protege.

Creo que son razones suficientes para tener sentido del humor y ver el lado divertido de la vida. Si a pesar de esto sigue usted siendo negativo, sin sentido del humor y con cara de jugador de póker del Misisipí, hágase monje trapense o inspector de Hacienda.

Os dejo un video de unas artistas que encontré hace unas semanas.

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Razones para vivir

abril 17th, 2014

Dmitry Itskov, impulsador de Initiative 2045, destacó en el congreso de New York de 2013, que las claves del progreso en el futuro eran cinco: el desarrollo de una gran espiritualidad; una gran cultura, una perfecta ética, una alta ciencia y una alta tecnología.

Pienso que al margen de estos valores el ser humano tiene que desarrollar sus propias facultades y para ello aconsejo una serie de aspectos para desarrollar en nuestra vida cotidiana.

Se trata de seis claves que me parecen vitales. Indudablemente que hay muchas más, pero empecemos por esta media docena:

  1. Debemos experimentar. Eso significa tener experiencias nuevas, no anquilosarnos en lo establecido, sino abrirnos a otras posibilidades. Nuevas lecturas, nuevas actividades creativas, nuevos ambientes, etc.
  2. No debemos huir de los pensamientos que nos angustian, sino hacernos preguntas inquietantes, enfrentarnos a los misterios de la vida. Razonar acerca de ellos, profundizar. La vida se nos ha dado para conocer sus enigmas, para encontrar respuestas o plantear nuevos interrogantes, no malgastemos esa única oportunidad que tenemos.
  3.  Observemos el mundo que nos rodea bajo la mirada, valga la redundancia, del observador. Veamos a las personas no como ellas pretender ser, sino como son. Razonemos nuestras observaciones. La observación detallada y razonada nos permitirá descubrir aspectos del entorno y de los que nos rodean inauditos.
  4. Escojamos como amigos a aquellos que nos transmiten hechos y aspectos importantes de la vida, no aquellos que nos cargan de banalidades y chismorreos mundanos. Transmitamos nuestros conocimientos a los que están dispuestos a escucharlos, y seamos receptivos a los que nos enriquecen con su sabiduría.
  5. Leamos. Siempre hay algo nuevo para leer y enriquecerse con su contenido. La lectura, la investigación, el aprendizaje nos lleva a admitir que cada día sabemos menos y menos de más y más cosas. Sobre todo, la lectura debe hacerse críticamente, reflexiva, razonando. No importa que el autor sea un genio, también ellos se equivocan y años después tienen que rectificar.
  6. Escribe, plasma tus pensamientos en la escritura. Al escribir un pensamiento o una idea se reflexiona más sobre lo que se dice. La escritura te ayuda a razonar sobre lo que plasmas en el papel, a aclararlo, a razonarlo. Escribir es una forma de crear como la pintura o la música.

Y sobre todo piensa, haz trabajar a ese kilo y medio y sus 84.000 millones de neuronas… lo están deseando, quieren extender sus conexiones para hacernos más inteligentes.

Hawking y los agujeros negros

abril 2nd, 2014

Ya he hablado muchas veces de los misteriosos agujeros negros, pero ahora vuelven a ser actualidad por las últimas declaraciones de Stphen Hawking recogidas por la revista Nature.

En una conferencia en el Instituto Kavli de Santa Bárbara en Estados Unidos, Hawking declaró que “Los agujeros negros no existen”. Una provocadora manifestación del científico que en 1980 afirmaba todo lo contrario, y estaba completamente convencido que si un objeto caía en un agujero negro su información no  desaparecía, pero el objeto era engullido sin ninguna probabilidad de escapar.

Hawking ha matizado su afirmación en la conferencia del Instituto Kavli, destacando que “ningún astro es completamente negro”.

Un astro o agujero negro es en la física clásica un lugar que absorbe todo tipo de radiación no dejándola salir, un objeto con un fuerte campo de gravitacional. Sin embargo esta definición no es válida en la física subatómica.

La versión cuántica de Hawking es que estos objetos no son completamente negros ya que dejan escapar cierta radiación. También cree que llegaran a evaporarse a lo largo de los millones de años. Hawking cree que la información de un objeto que cayese en un agujero negro se puede modificar pero que se conservará.

John Preskill del Instituto de Tecnología de California, advierte que no se dispone de una teoría física capaz de describir los agujeros negros y su singularidad, y que es necesario elaborar una teoría que reagrupe la relatividad general y la física cuántica.

La realidad es que nada está claro sobre los agujeros negros, sólo disponemos de teorías de estos lugares de singularidad. Los físicos apuntan a la necesidad de replantear muchas teorías sobre la física clásica y cuántica, aunque esta última parece ser contundente. De cualquier modo el mundo de la física experimentará en los próximos años cambios que, según los mismos físicos, van a ser sorprendentes.

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