Sven Bosch, es maestro cervecero belga y catalán, regenta del The Drunk Monk, cervecería calificada como una de las mejores del mundo. He bebido en este lugar sus excelentes cervezas que me ha “tirado” el propio Sven Bosch, recomiendo el lugar a los amantes de la buena cerveza.
He querido buscar los orígenes de la cerveza y he descubierto que son tan antiguos como la fabricación del pan, datan de finales del neolítico, casi la misma época en que el hombre primitivo pintaba en Tassili – en lo que hoy es el desierto del Sahara argelino – unos frescos fascinantes en los que se muestra que se bebía agua-miel.
La cerveza nació en esa época, cuando un hombre o una mujer del neolítico se dejaron al aire libre, fuera de las grutas en que vivían, una papilla de cebada muy clara y cuando regresaron hallaron que había una multitud de burbujas en su superficie. Posiblemente acercaron el oído y escucharon una especie de chirrido. La verdad es que se atrevieron a beberlo y descubrieron que era agradable, tal vez un poco amargo, picante, pero proporcionaba una sensación tónica, alegraba y estimulaba. Acababan de descubrir la cerveza.
Con toda seguridad fue así, aunque no tengamos pruebas de ello. Pero si existen pruebas de su consumo entre los sumerios hace 6000 años, ya que existe un grabado de la época en una tablilla de arcilla que representa a bebedores de cerveza. ¿Cómo se sabe que estaban bebiendo cerveza? Pues se sabe porque junto al grabado están escritos unos versos en caligrafía cuneiforme, versos en los que se reproducen algunas canciones invocando a la diosa cerveza: Ninkasi.
Ninkasi era la “Señora que llena la boca” y nació en “aguas frescas burbujeantes”, era la diosa que elaboraba la cerveza.
Lo demás ya es historia: su introducción por los romanos o los celtas en Europa, su fabricación en los monasterios trapenses y cistercienses en los siglos VI y VII y su producción en masa a finales del siglo XVIII.