No, este no es un artículo sobre políticos, para hablar de ellos hay que remontarse al Mesozoico, edad de los depredadores saurios por excelencia.
Quiero recordar que hace 90 años Howard Carter descubrió la tumba de este faraón, una de las pocas cámaras no saqueadas por lo ladrones de tumbas. Carter y sus ayudantes descubrieron la tumba el 4 de noviembre de 1922, entró en ella el día 26 y se hizo la apertura oficial el 29. Existe un sospechoso intervalo de tiempo en el que no sabemos exactamente que hizo Carter. Corramos un tupido velo. La realidad es que Tutankamón fue la penúltima tumba, de un gran faraón, abierta que no fue saqueada con anterioridad.
Es la penúltima, porque falta la de Keops, el faraón de la Gran Pirámide. Lo asombroso es que sabemos dónde se encuentra, está en la Gran Pirámide, en una cámara secreta que descubrió un pequeño robot al final de un inaccesible pasadizo de 65 metros de longitud y 45 grados de inclinación, que se alinea con la estrella El Perro de Sirius, que representa a la diosa Osiris.
Por el interior de la pirámide es inaccesible y peligroso realizar un túnel para acceder a la cámara real, sólo desde la pared exterior se llegaría perforando un túnel de 25 metros de largo. ¡Sería maravilloso acceder a la cámara del faraón más grande de la historia! Podríamos reconstruir su historia, saber más sobre el Antiguo Egipto y sobre sus secretos. No nos podemos hacer una idea de los descubrimientos que se rebelarían al acceder a esta cámara.
Por ahora esta aventura es imposible, y aunque el gobierno egipcio no pone objeciones, los radicales Hermanos Musulmanes se niegan a que nadie perfore la pirámide y han amenazado con acciones violentas.
Tal vez la crisis que amenaza a Egipto, la ausencia de turistas en las Pirámides, permita que alguien este dispuesto a correr esta gran aventura de la historia de toda la humanidad.