¿Qué hay de lo mío?

septiembre 12th, 2012

He seguido con interés los discursos de los candidatos y teloneros a la presidencia de los Estados Unidos. Los discursos de los republicanos han sido mensajes patrioteros, al antiguo estilo y repletos de viejos valores que sólo seducen a los más fanáticos, intransigentes y chauvinistas, aquellos que sienten orgullo por ver partir a sus hijos a lejanas guerras basadas en oscuros intereses. El hecho que el mejor discurso, que más ovaciones tuvo, fue el de Harry el Sucio (Clint Eastwood), ya nos dice algo del carisma que puede tener Mitt Romney.

Tanto los discursos de los demócratas Obama, Michelle Obama y Bill Clinton fueron magistrales, más de 45 minutos cada uno, sin tener que recurrir a leer de ningún apunte, improvisando, cosa que los políticos españoles son incapaces de realizar. Unos discursos en que podríamos recoger cientos de frases llenas de contenido, con un mensaje que humedeció los ojos de los asistentes a la convención en Charlotte y los millones de seguidores a través de las cadenas de televisión.
Saber transmitir un mensaje con sus frases adecuadas es básico, también cumplirlo. Kennedy era un gran comunicador. Churchill un gran estadista que arengó a los británicos con aquel “Sangre sudor y lágrimas”, y Martín Lutero King movilizó a la gente de color con “He tenido un sueño”.

Eso me rememora las frases que nos han legado nuestros políticos. El famoso “Puedo prometer y prometo”, expresado con gran convicción por Adolfo Suárez. O Felipe González diciéndole con su acento andaluz a la oposición:”Por consecuencia, ustedes no tienen credibilidad”. Aún recuerdo aquel grito chusquero de “Se sienten, coño”, ordenado, pistola en mano, por Tejero. Luego vinieron los reiterativos y simplones argumentos de Aznar, gritando como un vendedor de un zoco sus continuos y provincianos “Váyase, señor González” y “España va bien”.

En Catalunya Tarradellas llegó con aquel inolvidable “Ja soc aquí”, y Jordi Pujol, cuando una pregunta de la Prensa no le gustaba contestaba aquel “Això no toca!”. Me destornillaba de risa cada vez que Arzalluz decía aquello de “Cada vez que voy a Madrid me pica todo el cuerpo”.
Ahora la frase de moda, la que podemos escuchar en las grabaciones telefónicas de los políticos encausados en los juicios es “Qué hay de lo mío”. Es decir, que hay de lo nuestro, de lo que nos han robado, defraudado o estafado.

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La tormenta “solar perfecta”

septiembre 12th, 2012

Los apocalípticos, las sectas y los cortos de entendederas nos amenazan con el fin del mundo el 21 de diciembre de 2012. Unos, los davidianos, construyen refugios cerca del Delta del Ebre, otros se agrupan en Bugarach (Francia), donde está la montaña que inspiró la película Encuentros en la tercera fase. Ni unos, ni otros tienen la más mínima credibilidad científica.

Es cierto que se acaba, en diciembre de 2012, uno de los calendarios mayas, pero aún hay otros calendarios mayas que siguen. Y lo que se acaba es un ciclo, no el mundo. Hay calendarios chinos tan antiguos como los mayas que continúan. ¿Quiere decir esto que el mundo se acaba para los mayas y se salvan los chinos? Esto de los calendarios es una auténtica especulación literaria.
Dicen los apocalípticos que un asteroide chocará contra la Tierra y ese será el fin. ¿Qué asteroide? Que yo sepa, y que sepa NEO (Near Earth Objects), no hay ningún objeto peligroso que pueda impactar con nosotros en esas fechas. Sólo un asteroide (2012DA14) de 50 metros de diámetro se moverá cerca de nosotros en febrero del 2013. Su impacto, en caso de encuentro, no superaría lo sucedido en Tunguska. ¿Otros objetos? Claro que hay otros asteroides peligrosos pero no tenemos que preocuparnos de su posible aproximación hasta 2023 y 2032.

Un impacto de un asteroide lo podemos tener en cualquier momento, hoy, esta noche, mañana. Igual que una estrella nova puede explotar, en cualquier momento, cerca de nosotros y acabar con la vida en la Tierra. El peligro más grande es nuestro propio Sol.
Estamos atravesando uno de los ciclos solares más importantes de los últimos siglos. A finales del 2012 y a principios de 2013 estaremos en el ecuador de este ciclo. El peligro de una catástrofe global es evidente, pero no parece que importe mucho a nuestros políticos, entre los cuales hay algunos que ni si quiera saben lo que es el ciclo un-decenal solar. Algunos países han tomado medidas en sus líneas de distribución eléctrica para evitar apagones como los de 1859 o 1989, este último afectó a más de 6 millones de personas en la zona de Quebec.
Las explosiones solares, estallidos clase X, producen eyección de masa coronaria solar, si estas eyecciones se producen orientadas hacia la Tierra, pueden interrumpir todas las comunicaciones, crear apagones eléctricos, destruir satélites artificiales y emitir radiaciones letales para la vida biológica en la Tierra.

Bien es cierto que no podemos hacer casi nada contra estas circunstancias. Atravesamos un periodo de incertidumbre en el que dependemos del astro que nos da vida y que también puede quitárnosla. Sólo han alertado sobre este hecho algunos científicos. Los políticos lo han omitido, las religiones también. Parece como si hubiera cosas más importantes que nuestra supervivencia en este planeta. Y no se trata de alarmar a la gente, pero mientras no tengamos una verdadera escala de valores, en que ciertos sucesos sean lo más importante, no alcanzaremos la madurez necesaria para considerarnos una civilización cósmica. ¿Acaso la economía mundial o la geopolítica o las elecciones políticas en ciertos países, son hechos más importantes que nuestra salud y supervivencia? ¿No tendrá efectos catastróficos en nuestras economías una fulguración solar que neutralice nuestras redes eléctricas? ¿Se han considerado los efectos que esas interrupciones en varias redes y centrales eléctricas pueden tener en las centrales nucleares? Parece como si no hayamos aprendido nada de Fukusima o Chernobil. La metáfora del Cisne Negro, de Nassim Nicholas Taleb, sigue planeando sobre nosotros. Esta metáfora se refiere a los sucesos altamente improbables pero cuyas repercusiones son enormes. Es decir, hechos excepcionales que jamás se hayan producido en la historia reciente, que resultan difíciles de pronosticar e incluso que son descartados por las estadísticas. Una eyección solar letal no se ha producido en la historia reciente, desconocemos si alguna de las cinco extinciones que ha sufrido nuestro planeta ha tenido como detonante un hecho de este tipo.

La tormenta “solar perfecta” no es improbable, estadísticamente es incalculable, puede y no puede acaecer, entraña dificultad en pronosticar debido a los escasos datos estadísticos que poseemos sobre los ciclos solares.
Pero no se descarta, no es improbable y sus repercusiones pueden ser enormes.

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Cuando pedir perdón no es una solución

septiembre 5th, 2012

Grünenthal, el laboratorio que desarrolló la chapuza de la talidomida, ha pedido perdón por los efectos de las malformaciones provocadas por su pócima, potingue o brebaje que les hizo ganar millones de dólares. Ha pedido perdón como el que te pisa el pie en el autobús al intentar apearse precipitadamente. Perdón y lo siento. Grünenthal ha tardado en pedir perdón cincuenta años, es decir, medio siglo. Es como si yo viajara en un viejo tranvía hace cincuenta años, me pisaran y cincuenta años después me viniese un viajero en un autobús moderno y me pidiese perdón porque me pisó en 1962. Sépase que cincuenta años es la probabilidad de vida media que tenía, en 1962, un habitante del Tercer Mundo.

Pedir perdón es reconocer la culpa, cosa que no ha realizado la Inquisición respeto a todos los que envió a la hoguera, principalmente por no comulgar con sus creencias. Aún nos tienen que pedir perdón por los sucesos de Chernobil, cuyas consecuencias aun están por ver; las empresas nucleares japonesas pidieron perdón por su mala gestión en los acontecimientos de Fukusima, pero aún quedan por ver las secuelas de las aguas contaminadas y sus posibles efectos en la fauna marina; no nos han pedido perdón las financieras, bancos y multinacionales que desataron la crisis mundial, es más exigen que les ayudemos con nuestro dinero, amenazándonos de no poder devolver su dinero a los ancianos ahorradores, vilmente engañados.

He visto a muy pocos políticos pedir perdón por sus errores legislativos, nunca es culpa de ellos, siempre es culpa de la oposición o de otros. Reconocer la equivocación es un alarde que ronda la genialidad. Los políticos, una vez toman una decisión equivocada, les cuesta reconocer el error, lo que les fuerza a insistir con más vigor en el mismo camino. Si no véanse dos ejemplos entre nuestros políticos. Ni Zapatero, ni Aznar nos han pedido perdón por su nefastas políticas, o como mínimo por las mentiras que nos colocaron, el primero negando una crisis que era evidente y segundo asegurándonos que se descubrirían en Irak las armas de destrucción masiva que le impulsaban a participar en una guerra a la que se había comprometido con el tontorrón de Bush junior. Una intervención que nos costó el 11-M, un acontecimiento del que Aznar, no se si por cabezonería o entendederas cortas, sigue negando que fuese cosa de los radicales islamistas. Pretenden colocarnos un engaño, y no saben que lo difícil no es mentir, sino mantener la mentira.

Pero seamos sinceros, no queremos que nos tengan que pedir perdón, queremos que nos aseguren que todos estos acontecimientos no se volverán a producir. Se que no podemos asegurar nada al cien por cien, pero podemos tomar precauciones. Podemos evitar que los laboratorios experimenten con nosotros sus medicamentos nuevos como si fuésemos conejos de indias. Podemos evitar que se hagan pruebas de peligrosa resistencia con las centrales nucleares y que en caso de escape se avise a toda la población del los lugares por dónde transcurre la nube radioactiva. Queremos que no se construyan centrales nucleares sobre placas tectónicas, como el Japón, y que se consideren los riesgos de tsunamis y movimientos sísmicos.

No queremos que nadie nos tenga que pedir perdón. Queremos seguridad y profesionalidad, algo que en estos momentos está relegado por la rentabilidad y beneficios. ¿De qué nos sirven los beneficios económicos si más tarde los tenemos que reinvertir en reparar lo que hemos destrozado? ¿Dónde está el beneficio? Muy sencillo está en las multinacionales que se escaquearan de abonar sus responsabilidades. Eso sí, nos piden perdón cincuenta años después.
Los ciudadanos medios sólo tenemos como recurso la inteligencia, y su función principal es que salgamos bien parados de las situaciones en que nos meten los que carecen de inteligencia. Por esta razón debemos elegir relacionarnos con aquellas personas que nos aporten conocimiento y, evitar las relaciones con los mediocres que nos deprimen y nos idiotizan. La inteligencia y el conocimiento son nuestros grandes recursos ante los que esgrimen el poder y la fuerza.

Carta abierta para los jóvenes

septiembre 4th, 2012

La sociedad confía en vosotros, sois el mejor valor que tenemos, no nos decepcionéis. Sé que existen bastantes cretinos que desconfían de la gente joven, no les hagáis caso, son los que de jóvenes no hicieron nada, ni crearon nada, ni fueron capaces de cambiar nada.
Trabajad en lo que os guste y entusiasme. Es lo más efectivo y creativo, no penséis sólo en ganar dinero. Y si es necesario intercalar el trabajo desagradable con lo que os gustaría ser y os gusta practicar. Combinar vuestro trabajo con actividades creativas, pintad, escribid, crear modelos robóticos, tocad instrumentos musicales, estudiad nuevas tecnologías o artes… son caminos creativos que el sistema os ha negado, por que al sistema sólo le interesa tener autómatas para manipular y trabajar, seres alineados. Hay que negarse a eso por encima de todo.

Sed pluralistas no os estanquéis en una sola materia, estad abiertos a todo. Abre tu mente a todas las ideas nuevas. La mejor edad para crear está entre los 20 y los 40 años, aprovecha. Debéis cambiar la forma de pensar y actuar, recordar la máxima: “Para cambiar las estructuras sociales, primero hay que cambiar las mentales”.

Viajad, conoced mundo, cread nuevas amistades con los que estén en vuestra misma “onda”. Tomaros vuestro tiempo para relajaros, reflexionar y pensar, cosa que no nos ha dejado hacer el sistema a los más viejos. Vivid el presente. Sed conscientes de vosotros mismos, el sistema teme a la consciencia.

Y sobre todo, desconfía de los “salvadores”, de los oradores con una estructura política detrás, de las Instituciones… Desconfiad del “circo político”, hay otras salidas sin la necesidad de equilibristas, funámbulos, magos desprestigiados, payasos, directores de pista y domadores de leones sin dientes.
Cambiad competición por cooperación, autoafirmación por integración, cantidad por calidad. Y recordad, el sistema no quiere que pienses que reflexiones, quiere tenerte sumido en un falso y bendito sueño.

Panfleto contra todo

septiembre 3rd, 2012

La clase política que nos gobierna forma parte de una generación obsoleta, con unos valores desfasados y un mensaje de mediados del siglo pasado. Todavía no se han percatado que el sistema en que vivimos ya no tiene validez, y que la única salida es aceptar el cambio que viene, un cambio con nuevos valores en los sistemas productivos, financieros y políticos. Los políticos nos aseguran que están luchando para restablecer la situación que teníamos antes y esto, significa, que no han entendido que ya nunca nada será como antes. No queremos volver al pasado, queremos un nuevo futuro.

Son políticos que no están buscando un nuevo futuro, sino restablecer un viejo pasado. Y como excusa siguen buscando culpables de la situación actual, sin aceptar, que ellos son los responsables, y sin esforzarse en crear nuevas ideas. Sus prioridades en política no nos convencen.

No han entendido que las Instituciones políticas, financieras, económicas y religiosas forman parte de un viejo paradigma que, quieran o no quieran los continuistas, se ira diluyendo tarde o temprano en la nada como en la Historia Interminable.

El sistema actual de votación no es democrático, carece de legitimidad, sólo es un engaño para que algunos políticos se puedan perpetuar en sus cómodos sillones. Queremos listas abiertas, ese sistema que no quieren los políticos, porque muchos tienen miedo a que nadie les vote. Queremos que el voto en blanco este representado por tantos escaños vacíos como correspondan, para que sepan que no los aceptamos. Queremos que un partido que incumpla su programa electoral sea juzgado por engaño y fraude a la Constitución.

En cuanto a la duración de los cargos políticos que sean de cuatro años (ocho si se les renueva el cargo en las urnas). Tras este período de tiempo todo candidato debe renunciar a la pretensión de continuar. Los cargos políticos deben de ser un servicio altruista al País, sólo con un sueldo razonable y un retiro de dos años. Nadie debe perpetuarse, hecho que evitaría muchas corrupciones.

Debemos tender a crear consejos de sabios, de todas las disciplinas, que asesoren a los políticos, y que, tal vez, algún día los sustituyan. Recordemos que los ranking que valoran a los profesionales sitúan a los políticos en las escalas más bajas, junto a los banqueros y sacerdotes. Y que, las escalas superiores están encabezadas por los científicos, los médicos y profesionales técnicos, personas en los que la gente aún tiene confianza. Son sectores que el sistema quiere dominar porque teme lo nuevo, lo emprendedor, lo creativo, la inteligencia… En resumen, teme todo lo que carecen.