El sentido de la vida y los Extraterrestres
Los físicos dudan de que la velocidad de la luz sea el tope de lo más veloz que existe, parece que los neutrinos superan esta velocidad. El modelo estándar de la mecánica cuántica está incompleto y algo falla, al margen del concepto de gravedad. En cosmología la teoría del Big Bang no es segura y seguimos sin encontrar la materia oscura y la energía oscura.
No sabemos si existe el llamado planeta X, y cada día descubrimos más exoplanetas. La neuroimagen nos revela que el cerebro es más complejo de lo que creíamos. Tampoco tenemos claro nuestro árbol paleoantropológico. Descubrimos que nuestro origen es puro azar, y sabemos que hay entre 3 y 7 millones de especies (sin contar los hongos) que aún no hemos descubierto, especialmente insectos.
Dentro de poco será completamente operativo el IRM (Imagen de Resonancia Magnética) un escáner de cinco metros de diámetro, 132 toneladas y casi l2 teslas de potencia, con el que se profundizará en el cerebro. Al mismo tiempo se autorizará a los tratamientos con la EMT (Estimulación Magnética Transcraneal) y la ETCD (Estimulación Transcraneal con Corriente Eléctrica Directa), así como la aplicación de haces de rayos de luz. Nuevos fármacos están a punto de salir al mercado, alguno para estimular nuestra inteligencia.
Este mismo año será operativo el gran radiotelescopio de China de 500 metros de diámetro. A finales de año se lanzará el telescopio James Webb de 6,5 metros de diámetro con más nitidez de imagen que el Hubble. Y Tres grandes telescopios se están construyendo y probando: el GMT de 22 metros de diámetro, el TMT de 30 y el EELT de 39. Todos están destinados a buscar vida fuera de la Tierra, especialmente inteligente.
En mecánica cuántica el LHC de Ginebra alcanzará toda su potencia, y entrará en servicio este año el Spiral2, productor de iones.
En astronáutica este mismo año se lanzará el SLS el cohete más potente de la NASA, y se prevén un gran número de lanzamientos que ya iré anunciando en mí “Página Launch”.
Todo este esfuerzo para, como dicen los Monty Python, buscar el “sentido de la vida”. Pero lamentablemente, en estos momentos de nuestra existencia, ninguno de nuestros esfuerzos nos revelara la realidad de nuestra presencia en este Universo.
Las teorías científicas más avanzadas no nos dan una respuesta sobre nuestra existencia, es más, cada vez están demostrando que todo es más complejo de lo que nos creíamos. El Universo es un lugar extraño repleto de peligros en el que vivimos por azar. Somos consecuencia de una azarosa y tortuosa evolución que ha desarrollado en unos efímeros seres un cerebro que piensa y trata de encontrar respuestas a su existencia y su infame final.
Las religiones no aportan más que un placebo para los que no tienen suficiente arrojo para admitir que, detrás de ellas y de nuestro final, no hay nada. No hay ninguna prueba de la existencia de divinidades, ni que más allá de la muerte hay otra vida.
Ni la mecánica cuántica, ni las neurociencias, ni cosmología, ni la paleoantropología, ni la filosofía profunda, nos pueden dar un respuesta a sentido de la vida, al sentido de nuestra existencia y a su final irremediable. Ni la medicina o biogenética pueden hacernos eternos en un universo que tampoco lo es. Solo pueden retrasar nuestra agonía modificando partes de nuestro cuerpo.
No hay respuesta para nuestra existencia, ni la habrá. Hoy solo nos queda una ínfima esperanza, que seres venidos de otros lugares del espacio nos expliquen su versión, si la tienen, sobre el sentido de la vida.
¿Existe vida inteligente en otros rincones del Universo? La realidad es que de la misma manera que azarosamente la inteligencia ha buscado un camino para aparecer en la Tierra, ha podido suceder lo mismo en los más de 1023 planetas que existen en el universo observable. Es una cuestión de probabilidades. Creo que la vida inteligente es una meta de la combinación de la materia y la energía, y que una vez alcanzada esa meta hay otras como la plena consciencia. Siempre hay un camino para que aparezca la inteligencia.
Pero seamos racionales para admitir que no hay indicios creíbles de que hayamos tenido visitas extraterrestres, y que si las ha habido, los alienígenas no han querido explicarnos nada sobre el sentido de la vida. Tal vez por el hecho de que no estamos lo suficiente evolucionados y no lo comprenderíamos o, tal vez lo han hecho, y su mensaje críptico corretea por nuestras narices sin que lo sepamos ver y descifrar. No nos han dado suficientes pruebas de su existencia, y si las hay, se han convertido en “material clasificado”.
Como muchos otros pensadores me pregunto qué hacemos aquí; y solo tengo fe en esa respuesta de fuera que no llega nunca. Porque no me creo que el universo, sea algo que no tiene propósito ni significado.
Avanzaremos en conocimientos con los nuevos telescopios, aceleradores de partículas, escáneres gigantes y saliendo al espacio. Pero solo son conocimientos y lo que queremos saber es el verdadero sentido de la vida.
Si hay vida ahí fuera, me pregunto qué espera para revelarse, para correr la cortina que la oculta, para explicarnos porqué estamos aquí, cuál es el verdadero sentido de la vida. Esperamos ese mensaje con inquietud, con frialdad, anteponiendo la necesidad de conocimiento a los falsos valores en que vivimos.
Seres de otros mundos: sabemos que estáis ahí fuera, sabemos que conocéis nuestra existencia y deseamos ardientemente que nos ayudéis a comprender el misterio de nuestra existencia.
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