Dos recientes descubrimientos astronómicos siguen desentrañando los misterios de nuestro universo, un lugar que se va abriendo como las hojas de un libro a medida que nuestra tecnología lo va explorando cada vez más profundamente.
Desde el primer descubrimiento de un planeta extrasolar, en 1994 por M. Mayor y D. Queloz, se han descubierto 750 y quedan pendientes de confirmar 2.300. Pero hasta ahora no se había descubierto uno tan cercano a nosotros como el que gira alrededor de Alfa Century B, una estrella de tipo solar que está a 4,3 años luz de la Tierra, es decir la más cercana. El nuevo planeta tiene una masa similar a la Tierra, pero lamentablemente no se encuentra en la zona orbital habitable, está demasiado cerca de Alfa Century B, más cerca que Mercurio de nuestro Sol. Lo que impide, debido a la temperatura que recibe de Alfa Centaury B, desarrollar la vida.
Por ahora es el planeta rocoso más cercano a la Tierra, y no implica que este sistema doble estelar tenga otros planetas, tal vez en zonas habitables. Para llegar a este sistema estelar, el más cercano, tardaríamos viajando a la velocidad de la luz 4,3 años, por ahora algo inaccesible, pero será, algún día, el primer objetivo de una misión interestelar. Hasta ahora sólo hemos llegado con las sondas Voyager a los límites de nuestro sistema solar, apenas 6.000 millones de kilómetros. Alfa de Centaury está a 40.678.000.000.000 kilómetros.
El otro hito astronómico es la confirmación por la revista Nature que la Luna se formó a base de los fragmentos de un planeta que chocó con la Tierra hace 4.500 millones de años. Las rocas de la Luna, químicamente similares a la Tierra, demuestran que somos parientes. Sepamos que el Sol tiene 5.000 millones de años de antigüedad, y que la Tierra se formó hace 4.600 millones de años. Se ha denominado al planeta que chocó con la Tierra, Theia, y se le adjudica un tamaño similar a Marte.
Los primeros vestigios de vida en la Tierra no aparecieron hasta hace 3.800 millones de años, una vida que tal vez no se hubiera iniciado si no llega a ser por esta colisión y la acción de la Luna sobre nuestros mares. Posiblemente estamos aquí gracias a Theia y el asteroide que produjo la extinción de los dinosaurios hace 63 millones de años.