He hablado muchas veces de la crisis y los recortes, pero debo insistir una vez más porque parece que muchos no lo han entendido. Voy a intentar explicarlo de otra manera. Para aquellos que ya lo saben estas líneas les servirán para divulgarlo a los que aún sueñan con volver al día de ayer.
Esta crisis que atravesamos no es pasajera, no es una crisis momentánea, no es un mal sueño del que despertaremos y las cosas serán como antes… ya nunca las cosas serán como antes.
Ni las manifestaciones, ni las protestas cambiaran el nuevo paradigma que viene. Los cocteles molotov no abrirán las fábricas de maquinaria obsoleta.
Esto no lo han entendido parte de los ciudadanos ni el gobierno de turno. Sobre todo este último no ha entendido que los daños causados por los recortes son irrecuperables, ya hemos perdido una parte de nuestra esperanza innovadora.
Si no hay educación no hay investigadores para el futuro. Si no hay investigación no hay futuro. Si no hay investigación e innovación, no hay patentes de maquinaria o productos farmacéuticos, no hay acuerdos para crear consorcios aeronáuticos, espaciales o energéticos.
¿Cómo vamos a participar en nuevos consorcios de construcción de nuevos aviones o naves espaciales si nuestra tecnología está obsoleta y nuestros científicos se han ido al extranjero?
Si recortamos en educación, investigación o sanidad, estamos borrando nuestro futuro. Y en sanidad terminaremos como una sociedad de enfermos cuidando a otros enfermos.
La crisis que nos está arroyando no es una marcha atrás en la sociedad mundial, es un cambio de paradigma que sólo se soluciona avanzando hacia adelante en busca de innovación, investigación y nuevas tecnologías, algo que sólo han entendido una parte de nuestros jóvenes emprendedores.
Ya no volverán a trabajar nunca más aquellos que han sido sustituidos por máquinas – taquilleros, conductores de metros, telefonistas, cajeros, etc. -, por lo que tenemos que centrarnos en las nuevas tecnologías, en asegurar que nuestros jóvenes estén formados para enfrentarse al diseño gráfico, a la computación, a la construcción de robots, a la industria aeroespacial, a la medicina robotizada, a la programación, a la industria del grafeno, a las telecomunicaciones, etc.
Sin embargo, parece increíble la ceguedad de nuestros gobiernos, su falta de prospectiva y visión del futuro… siguen anclados en el burro que transporta botijos y el café con leche con porras en la Plaza Real de Madrid.
Están a punto de rescindir nuestros contratos en muchos consorcios mundiales de investigación, de aislarnos científicamente. Y nuestros ministros siguen estrechándose manos, repartiendo sonrisas, debatiendo aspectos fútiles, lidiando y rivalizando en el Parlamento… sinceramente, son unos cretinos que pasaran a la historia como la legislatura de los ineptos, negados y desmañados.