A finales de agosto del 2013 la revista Nature publicó un avance espectacular dentro del mundo neuronal: se había creado microcerebros humanos a partir de células madre.
Hasta el momento se habían creado en los laboratorios intestinos y retinas humanas. El cerebro parecía un órgano demasiado complejo, aunque se habían mantenido con vida en tubos de ensayo neuronas de rata que incluso habían llegado a multiplicarse. En 2008 se había logrado que trabajando con células madre de ratón que las células madre embrionarias maduradas en placas de cultivo fueran capaces de generar una serie de ondas de neuronas, como sucede durante el desarrollo del córtex cerebral de los mamíferos.
Ahora, Madelein Lancaster y Juergen Knoblich del Instituto de Biotecnología Molecular de Viena, lograban cultivar unos minicerebros humanos u organoides cerebrales del tamaño de un guisante que desarrollan, espontáneamente, las estructuras y capas neuronales del córtex.
En realidad no se trata de un cerebro, sino de un fragmento neuronal. Algo muy alejado de un cerebro completo con sus distintas partes diferenciadas y elementos como el hipotólamo, la hipófesis o ganglios.
El experimento presentado en la revista Nature significa un gran avance para el tratamiento de determinadas enfermedades como la microcefalia, dolencia hereditaria que degenera el cerebro.
Estos organoides cerebrales han crecido hasta alcanzar los cuatro milímetros de diámetro y han sobrevivido, hasta ahora diez meses.