Cuando entrego a la editorial el manuscrito de mi último libro (Los gatos sueñan con física cuántica y los perros con universos paralelos), creo necesario explicar algo sobre el bosón de Higgs. Soy consciente que muchas personas se preguntarán si vale la pena invertir tanto millones de euros en el gran acelerador de partículas (LHC – Large Hadron Collider) para descubrir una ínfima partícula que se desintegra en una billonésima de pico segundo (un pico segundo es una billonésima de segundo). Pues sí, ha valido la pena, como mínimo para colmar nuestras ansias de conocimiento y demostrar a los políticos que hay algo más importante que sus oscuras ambiciones de poder y perpetuidad.
El bosón de Higgs ha sido hasta ahora como la isla de Nunca Jamás en el cuento de Peter Pan. Una isla que no se encuentra, que ella te encuentra a ti como le explica Peter Pan a Wendy en pleno vuelo.
El descubrimiento del bosón de Higgs confirma la teoría del Modelo Estándar en un 95 por ciento. El Modelo Estándar, es la teoría cuántica más exitosa de las interacciones débiles, electromagnéticas y fuertes.
Sepamos que si no existiera la partícula de Higgs el universo, tal como lo vemos, no existiría, sería diferente. Es por esta razón que se le ha dado el nombre de la “partícula divina”, un apelativo que no gusta mucho entre los físicos cuánticos del LHC. En realidad si al bosón de Higgs hay que ponerle algún nombre el más adecuado sería la “partícula de la vida” o de la “existencia”, ya que sin ella no estaríamos aquí. El bosón de Higgs es la partícula responsable de nuestra existencia, sin ella nosotros no estaríamos aquí y no habríamos aparecido en este universo en que vivimos. Sin el bosón de Higgs, las otras partículas no tendrían masa, y por tanto, no se podrían crear moléculas, y en consecuencia no existiríamos nosotros que estamos formados de moléculas. ¿Es esta razón suficiente importante para compensar la inversión de su búsqueda? Por lo menos, ahora sabemos cuál es la causa de nuestra existencia original.
Sin la partícula de Higgs los quarks y los electrones carecerían de masa. El bosón de Higgs es la partícula que permite que nosotros existamos en el universo, que hayamos evolucionado y algunos podamos pensar para buscar las causas de nuestra existencia.
¿Qué ocurriría en un universo sin el bosón de Higgs? Sucedería que en un mundo sin átomos compactados sería un mundo sin reacciones químicas y sin estructuras estables como los sólidos y líquidos, un mundo en el que nosotros no habríamos aparecido porque no podríamos existir en esas condiciones inestables para la vida. De ahí que algunos piensen que la partícula de Higgs es nuestro creador, ya que está dotando de masa a los quarks y electrones, lo que permite nuestra presencia. Hasta ahora, la partícula de Higgs, como el dios de las religiones, ha permanecido alejada de nosotros, ha cumplido su función de creación y esperado pacientemente a que sepamos encontrarla (13.700 millones de años, en nuestro planeta). Es evidente que su descubrimiento es como un reencuentro con un dios que nos confirmará, no solamente, muchos aspectos de nuestras teorías e hipótesis, sino nuevos misterios de nuestra existencia. Como dice C. S. Lewis: “Los dioses no nos hablaran cara a cara hasta que nosotros mismos tengamos un rostro”. Posiblemente empezamos a tener un rostro y el bosón de Higgs empieza hablarnos cara a cara. Para Lawrence Kraus, físico de la Universidad de Arizona, el bosón de Higgs es un canto a la capacidad de la mente humana de descubrir los secretos de la naturaleza, su descubrimiento cambiará nuestra visión sobre nosotros mismo y nuestro lugar en el universo.
Pero la búsqueda no ha terminado, estamos en el principio del principio. El bosón de Higgs es sólo el principio de la búsqueda del LHC, ahora estamos más cerca de explicar el origen de nuestro universo, incluso recrearlo. Los próximos objetivos serán descubrir nuevas fuerzas de la naturaleza, el misterio de la energía y la materia oscura que puebla el 95 por ciento nuestro universo, así como la búsqueda de dimensiones ocultas del espacio-tiempo.
Destaca el biólogo George Wald, premio Nobel, que sería muy triste ser un átomo en un universo sin físicos, y que los físicos están compuestos de átomos, y son la manera que tiene el átomo de saber sobre los átomos.
Saber porque existimos en este universo, no es sólo curiosidad, es fundamental para nuestro devenir. Es un conocimiento más noble y primordial que ensalzar nuestros egos entre falsos valores y luchas hediondas para alcanzar el poder entre arteros reconocimientos.
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