Sobre la inteligencia y la exo-vida
Empezaremos por definir lo que entendemos por inteligencia. Hay muchas definiciones de inteligencia entre ellas esta: la inteligencia es la capacidad que tenemos de buscar una rápida solución cuando estamos implicados en un problema, en una situación difícil o en unas circunstancias que significa un riesgo para nuestra vida.
La inteligencia no es una virtud exclusiva de los seres humanos, es algo que también se puede aplicar a los animales. Y se puede decir que los animales no tienen una inteligencia mayor o menor que la nuestra, tienen una inteligencia diferente, adaptada a las circunstancias del medio en que habitan. Por tanto, la inteligencia es diferente como consecuencia del medio en que se desenvuelve el ser que la posee. Por ejemplo, el pulpo en su medio marino, y a veces fuera de él, es uno de los animales más inteligentes que se conocen.
El haber alcanzado un nivel tecnológico no nos otorga un grado determinado de inteligencia, podría haber existido una civilización sin tecnología pero en posesión de una inteligencia superior a la nuestra actualmente. Una inteligencia que otorgase facultades especiales: un mayor olfato, telepatía, visión infrarroja, superconsciencia, mayor intuición, etc.
Por otra parte la inteligencia no determina nuestros valores morales, un ser puede ser muy inteligente y terriblemente malévolo. Recordemos que los psicópatas son muy inteligentes. Se puede ser inteligente y a la vez tener ideologías crueles. Nadie ha dicho que los altos cargos del Tercer Reich no fueran inteligentes, y sin embargo, cometieron acciones abominables.
La Tierra tiene una diversidad de habitantes con características sociales, costumbres y escala de valores diferentes, factores que influyen en su forma de afrontar los problemas de la vida y por tanto sus mecanismos de inteligencia son diferentes. Uno puede ser determinista y esto no afectará a su capacidad de inteligencia.
Veamos el problema de la inteligencia con un posible contacto en el futuro con seres de exoplanetas de otros sistemas.
Nuestra evolución en la Tierra ha sido consecuencia del azar y la necesidad. Nuestra fisonomía, nuestra fisiología, es consecuencia de una evolución basada en “la necesidad crea el órgano”. Por ejemplo, no tenemos una piel acorazada contra la radiación cósmica porque ya estamos protegidos por la capa de ozono. No hemos generado una mayor capacidad auditiva porque el ruido excesivo nos aturdiría. Si hemos perdido parte de nuestra capacidad olfativa al no utilizarla.
La vida se ha amoldado y adaptado a las circunstancias terrestres, creando los órganos necesarios para sobrevivir en el entorno que estamos. No somos aptos para vivir en las profundidades marinas ni en lo alto de las montañas más grandes. No es la Tierra la que se ha adaptado a la vida; es la vida la que se ha adaptado a la Tierra.
Cualquier parámetro de la Tierra (tamaño, rotación, temperatura, existencia de la Luna) que no fuese como los tenemos actualmente y hemos tenido, habría ocasionado que los seres humanos fuesen diferentes. En la ruta de la evolución, la no existencia en el pasado de un simple insecto en el escalafón evolutivo habría influenciado en nuestra existencia, nuestras características. Y lo importante, si los seres humanos actuales fuésemos distintos debido a un parámetro terrestre diferente, nuestro cerebro también sería diferente, y por tanto nuestra forma de pensar sería diferente y nuestra inteligencia también. Por ejemplo, si en vez de tener cinco dedos hubiésemos tenido tres, nuestras herramientas sería diferentes, nuestros instrumentos musicales también, la música tendría otros sonidos. Tener tres dedos en vez de cinco habría tenido sus consecuencias en el córtex parietal del cerebro.
Llegamos a una conclusión preocupante. Ningún exoplaneta descubierto es igual que la Tierra, son mayores, menores, atmosféricamente distintos, con o sin satélites, rotaciones diferentes, etc. Por lo que sí existe vida será físicamente diferente a la nuestra… y esto incluye a la inteligencia.
La más insignificante diferencia en las características de un exoplaneta afectarán a sus habitantes, al margen de que esos habitantes habrán asumido una evolución diferente a la nuestra, una evolución con otras necesidades fisiológica, que hará que sus habitantes sean distintos incluso cerebralmente.
Hoy sabemos que los genes han realizado mutaciones en los seres vivos de la Tierra. En Arabia, los árabes, poseen un gen que les permite beber la leche de camella; en los Andes los peruanos tienen un gen que les permite respirar de otra manera en las grandes alturas, en los países nórdicos un gen afecta a la piel para que esta sea más clara y permita asimilar la poca luz del Sol de medianoche y su vitamina C, etc.
Concluyo destacando que nos enfrentamos al problema de encontrar seres con una inteligencia diferente, no mayor o menor, sino diferente, y eso imposibilitará nuestra comunicación. Estamos ante un problema que debemos de empezar a asumir y buscar soluciones.
(Este contenido es un resumen de una conferencia que impartí en un Centro Cultural)