Destaqué que los jóvenes emprendedores eran intuitivos, me reafirmo. La pregunta es: ¿qué es la intuición? Explicado, inicialmente, de una forma sencilla es ese mensaje que te llega al cerebro y que te dice: “No te fíes de esta persona”, “No firmes este contrato”, “No subas a este avión”, “Emprende este negocio”, “No aceptes esta invitación”, etc.
Dicen los psicólogos transpersonales que hemos perdido algunos sentidos que nos hablan, y tenemos muy mal desarrollados los demás, un día hablaré de la mediocridad de nuestros sentidos comparados con los de otros animales que calificamos de inferiores. Ocurre que estamos condicionados por lo que nos han enseñado a percibir, cuando debemos empezar a oír y observar lo desacostumbrado.
La intuición es una habilidad holística para detectar hechos. Una voz interior que nos avisa, que nos alerta, que nos ayuda. Sólo es cuestión de escucharla. Es una información que nuestro subconsciente graba y nos lanza en un momento determinado.
En ocasiones lo hace en forma muy subliminal, con mensajes a través de nuestro cuerpo. Un dolor de cabeza que nos impide acudir a una reunión, que en realidad era una encerrona. El subconsciente había captado esa encerrona y la comunica de esta forma. Eso significa que debemos ser más conscientes de nuestro cuerpo, ya que los hechos intuitivos se manifiestan a través de una dolencia, una molestia, un dolor de cabeza, un mal humor, un eczema. Es una de las formas que tiene la intuición de contactar con nosotros para evitar que hagamos algo que nos va a perjudicar y que el subconsciente se ha “olido”.
Las viejas generaciones han sido condicionadas para no hacer caso a este sentido, pero muchos jóvenes escuchan la intuición. Personalmente he escuchado la intuición toda la vida, y creo que me ha salvado la vida un par de veces y me ha evitado problemas en muchas ocasiones.
Sólo es cuestión de escuchar y entender correctamente el mensaje. Visto este sentido de la forma más pragmática, la intuición es todo lo que recoge nuestro subconsciente que nosotros nos percibimos: un gesto de la cara de una persona que nos esta liando, un cambio de tiempo repentino, una grieta que nadie percibe en el fuselaje de un avión, etc. Sólo debemos escuchar, oír, ver. Como decía Ray Bradbury: “Tal vez hay algo equivocó en el modo de soplar el viento en aquellos cañaverales. Tal vez es el sol sobre aquellos alambres eléctricos, o las cigarras cantando en los olmos. Si pudiéramos detenernos, mirar, escuchar unos cuantos días, unas cuantas noches y comparar notas...”.