Cuando Rolf Dieter Heuer, director del CERN, anunció hace años que el próximo acelerador sería de electrones y positrones y que sería lineal, ya sabía que un nuevo proyecto se estaba gestando. Estos monstruos de las colisiones subatómicas precisan muchos años de proyecto y otros tantos de construcción.
A finales del 2012, principios de 2013, se apagó el LHC (Large Hadron Collider) para poder aumentar su potencia que pasará de 8 TeV a 14 TeV, y reiniciará su funcionamiento en 2014. Se espera que el LHC funcioné durante los próximos 20 años.
Hoy se inicia la adjudicación de un nuevo acelerador de partículas, en este caso electrones y positrones. Será un acelerador lineal de 35 kilómetros de largo, y todo parece indicar que se ubicará en el norte o en el sur de Japón.
En el nuevo ILC (Collider Lineal International) que, se espere que este operativo dentro de 10 años, participa Europa, Asia y América. Por ahora se sabe que dispondrá de dos grandes detectores: ILD y SID.
En el ILC se utiliza la técnica de aceleración de cavidades superconductoras, que consiste en dos sistemas de 8.000 cavidades que acelerarán unos 10.000 millones de electrones y positrones hasta energías de choque. En la primera fase dos veces la masa del bosón de Higg. Cuatro veces en una segunda fase. Los haces del ILC colisionarán 14.000 veces por segundo.
Para aquellos que ven un derroche financiero en la construcción de estos aceleradores, sépase que ya está creando grandes innovaciones en la medicina y la computación. El ILC dará empleo a 2.000 físicos e ingenieros y 300 instituciones científicas.
El futuro de los aceleradores de partículas no termina con el ILC, aún existe un proyecto para un futuro más lejano denominado CLIC (Colisionador Lineal Compacto) que será capaz de alcanzar energías superiores al ILC, y utilizará una técnica diferente de aceleración.