Siempre he mantenido que lo único real era el presente, que vivimos un eterno presente. El pasado es algo que ya ha sucedido y que, por mucho que nos esforcemos, no podemos cambiar. Como mucho nos queda la experiencia que tampoco sirve de mucho en un mundo en continua transformación. Incluso el recuerdo del pasado es una actividad que practicamos en el presente. El futuro es algo que está por acaecer y que construimos en el presente instante a instante.
Entre los transhumanistas subyace una nueva y acertada filosofía que me ha entusiasmado. Una nueva forma de interpretar nuestra realidad, una vuelta de rosca más a la psicología de nuestro devenir. Es lo que denominan “futurización de valores”.
La “futurización de valores consiste en vivir de acuerdo a donde creen que vas en la vida y no lo que eres y los valores que tienes en el momento actual. Es decir, si los valores actuales los encuentras trasnochados y ves claro que no persistirán en el futuro, tienes que vivir de acuerdo a eso valores venideros. Tienes que fundamentar tu mundo en esos nuevos valores, y lo que tú crees que serás.
Si consideras que en el futuro que vivirás, muchos valores y creencias se convertirán en argumentos decrépitos y que la sociedad tendrá otros valores diferentes, debes de empezar a proyectar tu mundo en función de esos nuevos valores haciendo caso omiso al sistema actual.
Muchos analistas destacan que en un futuro muy próximo muchos valores de índice económico dejaran de ser tan importantes, y que se valorará más el conocimiento y la cultura.
Creen que importará más un ambiente de compañerismo, estabilidad y tranquilidad en el trabajo que una gran remuneración y la presión laboral de alcanzar poder. Incluso será más positivos emprender aventuras empresariales entre pequeños grupos afines, que depender de una estructura empresarial en la que sólo eres un factor de producción.
Para alcanzar esa “futurización de valores” tenemos que estar al día en los avances de la ciencia y las tecnologías, especialmente en lo que compita a nuestra especialización. Y debemos de considerar esos avances para realizar la correcta proyección de nuestros yoes futuros. Debemos de considerar los cambios que vienen y su repercusión de los valores.
Estoy convencido que los valores experimentarán un cambio tan espectacular como los avances científicos. Pero recordemos que para alcanzar esa futurización hay que despejarse de ideas conservadoras, prejuicios sociales, creencias dogmáticas, competencias absurdas y verdades eternas.