Hay movida dentro de los Mosso d´Esquadra, los hombres de confianza de Trapero están siendo destituidos de sus mandos y relegados a actividades menos relevantes. Es decir, se está produciendo una “purga”. Se está desmontando toda la estructura que había realizado el destituido major Trapero. Algunos sustituidos y otros que dimiten antes de ser relevados y que tal vez abandonan por “consejo” de la cúpula del Ministerio del Interior.
Veamos algunos cambios significativos, no exentos de algún error por las fuentes que he utilizado, y en algunos casos pendientes de la oficialidad de los nombramientos.
Uno de los dimisionarios es el Comisario de Información Manuel Castellví, responsable del área de inteligencia. Ha sido sustituido por Miguel Justo Medrano.
Deja también su cargo el jefe de los escoltas Francesc Camprubí, este destino permitía conocer todos los movimientos de los escoltados, sus encuentros, sus costumbres, sus reuniones; un buena fuente de información sobre los cargos del Gobierno y otras personas.
Pasa a “segunda actividad” el intendente Jaume Giné, jefe de los Mossos de Tarragona, igual que Joaquím Berenguer, jefe de los Mossos de Gerona.
El lugar que deja vacante Ferran López, sustituto de Trapero, pasa a ser ocupado por Miquel Esquius, apodado “El Cura”, ya que ha estudiado teología. El segundo de Esquius será Josep Lluis Rossell, del llamado “núcleo duro” de los Mossos. El puesto de Esquius será ocupado por Viçens Gasulla, uno de los pocos hombres de confianza de Trapero que quedan en el nuevo organigrama de mando. También ha sido relegado el Jefe de Sala Joan Figuera, que pasa de dirigir a los antidisturbios y antiterrorismo a funciones de poca relevancia.
En fin se trata de desmontar la estructura creada por el major Trapero. Una estructura enfocada a la creación de un SICAT o CESICAT catalán, y a la vez a conseguir la libre autonomía de los Mossos d´Esquadra, el establecimiento de relaciones con otros servicios de información del mundo, la independencia en la compra del armamento necesario para luchar contra el terrorismo, y la unificación de todos los Cuerpos de Policía de Catalunya en la Policía de Catalunya.
No cabe duda que los cambios tienen un cariz político, el sometimiento de un Cuerpo de Policía al Gobierno central.
Quedan colgados muchos interrogantes: ¿A quién serán fieles los nuevos mandos, a Madrid o al nuevo Gobierno que saldrá de las elecciones del mes que viene? ¿Qué será de los mandos relegados?
¿Quedan estructuras fieles a Trapero?