¿Cree usted en los fantasmas?

octubre 21st, 2017

¿Cree usted en los fantasmas?

 

A la gente le cuesta, en mecánica cuántica, aceptar que un objeto pueda estar en dos sitios a la vez y en dos estados diferentes; sin embargo, cuándo les preguntas en una conversación íntima si creen en los fantasmas son categóricos con su respuesta: ¡Claro que sí!

No me cansaré de repetirlo, la gente siempre ha visto cosas, pero no las cuentan por pudor, por miedo a que los crean locos, por temor a que se les margine de un sistema racional que les da de vivir.

Quiero aclarar que me refiero a fantasmas del más allá, no a los que están incrustados en el sistema social con sus realidades obsoletas. Me refiero a aquellos fantasmas auténticos, que aparecen y desaparecen materializándose o volatizándose.

Esos fantasmas ya no se vislumbran en los castillos encantados, han dejado de aparecer y deleitarnos atravesando muros o recreándonos con el sonido de sus cadenas arrastradas por el suelo. Ya no abren ni cierran puertas violentamente, ni siquiera soplan las candelas que iluminan las oscuras estancias. Hemos dejado de oír sus rasgadas voces dándonos severas órdenes.

Sin embargo, Internet nos ofrece páginas y páginas de extrañas criaturas que aparecen y desaparecen, así como OVNIS que surcan los cielos y a veces, en la nocturnidad, descienden para abducir a algún ser terrestre que, por general, siempre es un corto de entendederas. En “El sueño de una noche de verano” un personaje de Shakespeare exclama acertadamente: “O por la noche, forjándose algún miedo ¡Con cuánta facilidad se toma un arbusto por un oso!”.

Ahora, en la época moderna los fantasmas conducen coches, esos coches que en las imágenes de Internet aparecen de la nada o se esfuman. Algunos llegan a provocar accidentes al materializarse delante de otros vehículos. Es como si surgiesen de un universo paralelo, no sé si estos hechos los contemplan las Compañías de Seguros. La realidad es que estamos rodeados de sucesos extraños que nunca se llegan a aclarar, y que según el cosmólogo S. Hawking, nos ocultan la verdad, ya que el Estado tiene un programa para tapar estos hechos, especialmente los OVNIS y los contactos con alienígenas. Un programa de ocultación de pruebas, intoxicación de falsedades, desacreditaciones, etc.

Volvamos a los fantasmas. A mí me gustaban aquellos que se aparecían a John Dee cuando estaba escribiendo y le inspiraban, ¡Ya me gustaría a mí uno de esos para los momentos oscuros en los que, a causa de que alguien me ha hinchado la cabeza, tengo espesor en la redacción de los textos!

Otro fantasma es el que describe Oscar Wilde en “El fantasma de Canterville” del que explica: “…evidentemente no había tiempo que perder, así que tomando rápidamente la Cuarta Dimensión del Espacio como medio de escape, él fantasma desapareció a través del entarimado y la casa se quedó tranquila”. O aquel fantasma que se le aparecía a Stanislas de Guaitas, al que le faltaba media pierna que había reemplazado por un pilar de madera, con el que producía un extraño ruido mientras erraba en torno a la mesa de trabajo de este alquimista del siglo XIX. O el que describe el faraón Nectanebos: “De repente surgió una aparición divina y terrible; un ser cuya estatura sobrepasaba la de un hombre, llevando vestidos resplandecientes, con un libro en la mano izquierda; examino el entorno varias veces…y luego  desapareció”.

En “El castillo de Otrante” H. Walpole nos explica: “El espectro se encaminó tranquilamente, aunque desanimado, hacia el fondo de la galería, y luego entró en una cámara. Manfred iba detrás  a corta distancia, preso de ansiedad y horror.  Cuando estaba a punto de traspasar el umbral, una mano invisible cerró la puerta con suma violencia”.

Finalmente este espectacular fragmento de “Twice-todl tales” de Q. Anderson: “Carecía de letras en el lomo y nadie sabía decir el título del libro. En cierta ocasión que una doncella se le ocurrió levantarlo, simplemente para quitarle el polvo, el  esqueleto castañeó dentro del armario, la joven del cuadro puso un pie en el suelo y varias espectrales caras asomaron en el espejo, mientras la cabeza de bronce de Hipócrates fruncía el ceño y decía:¡Reportaros!”.

Podría llenar páginas de estos deliciosos fragmentos de la literatura de todos los tiempos, incluso en la Biblia (Libro de Daniel del AT. 5), encontramos una misteriosa mano que aparece a través del muro de la estancia donde se celebra una cena que el rey de los caldeos, Baltasar, ofreció a sus dignatarios.

Encontramos narraciones de fantasmas desde los antiguos textos de Gilgamesh, hasta aquellos espíritus de marcianos que brillantemente hace aparecer Ray Bradbury en “Crónicas marcianas”; sin olvidar a autores como Plinio el Joven, Plutarco, Goethe, E.A. Poe, H. Walpole , G. Maupassant, Becquer y R.L. Stevenson, entre otros. Autores que recomiendo leer encarecidamente.

Arthur C. Clarke destaca que “Tras cada hombre viviente se encuentran treinta fantasmas, pues tal es la proporción numérica con que los muertos superan a los vivos”. Personalmente soy un defensor de los universos paralelos, ya que la mecánica cuántica postula que existe una probabilidad finita de que incluso los sucesos más extraños y poco probables sucedan realmente. Siempre que hablo con mis amigos de la existencia de los mundos paralelos, surgen especulaciones sobre los espíritus o fantasmas y su origen en otras dimensiones. ¿Estos seres que aparecen a lo largo de toda nuestra historia son cuánticos? Al fin y al cabo atraviesan paredes, ven a través de ellas, hacen cosas imposibles… sencillamente, estas apariciones, obedecen a un tipo de leyes diferentes a las nuestras, porque provienen de otros universos. Y en ocasiones se comportan cuánticamente como electrones.

¿Por qué han decaído estas apetitosas apariciones de fantasmas en la actualidad? A esta pregunta me han dado muchas respuestas en los coloquios de amigos. Pero una de las que me pareció más genial fue la de que los fantasmas se aburren con facilidad, y dejan de aparecer en aquellos mundos que les cansa la sencillez de sus civilizaciones, la falta de originalidad, su materialismo, su cretinez y su escaso espíritu de conocimiento. Se cumple el contenido del testamento de Adriano cuando advierte: “Una turba de gentes tan idiotas, es indigna de Arcanos tan inmensos”.

Algunos hemos atribuido realidad a los fantasmas y ahora lo vemos como seres reales que se estiran y se acortan como sombras. Seguimos sin temerlos porque sabemos que el único miedo está en desconocer. Seguimos manteniendo el esfuerzo de entender sus apariciones, conscientes de que difícilmente los comprenderemos desde una perspectiva racionalista.

Finalmente destacar que igual que las luces extrañas sienten predilección por ciertos lugares, los fantasmas tienen propensión por determinadas personas, por aquellos que utilizan una visión del mundo distinta a la ortodoxa, dogmática, materialista y radical.

 

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