Dije que hablaría de las consecuencias drásticas que pueden tener los recortes en algunos sectores de nuestra sociedad. Empezaremos por la educación y destacaremos que los recortes que se han realizado en profesores y medios didácticos, así como número de alumnos por clase, repercuten directamente en los alumnos y desmotivan a los profesores. Las generaciones siguientes estarán en inferioridad de conocimientos con sus vecinos de otros países, tanto en la enseñanza básica como en la universitaria habrán estudiado con menos medios técnicos.
La enseñanza ya no es gratuita, acto que vulnera el artículo 26/4 de la Constitución.
Los recortes en I+D significan que habrá menos dinero para investigar en antropaleontología, paleontología, medicina y biología; reducirá nuestra presencia en investigaciones en el LHC (acelerador de partículas del CERN), en la construcción y participación de nuevos observatorios astronómicos y en nuevas tecnología (nanotecnología, informática, biotecnología, etc.) Todo lo contrario de lo que se promueve en el artículo 44/2 de la Constitución.
En resumen menos conocimientos y menos cultura, vamos hacia atrás, tal vez es lo que le interesa a los políticos y ciertos sectores conservadores. Salir de la oscuridad siempre ha sido peligroso para el poder.
Los recortes en sanidad tienen un cariz gravísimo. Vulnera el artículo 41 y 42 de la Constitución. El pago de los medicamentos hace que muchos ciudadanos dejen de consumirlos, agravando en el futuro su estado de salud, representando más ingresos hospitalarios y enfermedades que se podrían haber evitado, con el tiempo más gasto sanitario a no ser que se recorten también las urgencias. Un estudio de La Vanguardia revela que en Barcelona la esperanza de vida depende del barrio en que se vive. En los barrios más pobres la esperanza de vida es menor que en los barrios más ricos. Está todo dicho, los hay que pueden curarse con médicas privadas y asistencia con buenos profesionales y los hay que no disponen medios ni para comprar aspirinas.
Las consecuencias de los recortes no se apreciaran a corto plazo, pero las secuelas trascenderán en nuestras generaciones futuras, en nuestros jóvenes peor formados y en nuestros ancianos menos saludables.