Vida alienígena basada en otros elementos.
Nuestra vida está basada en el carbono (C), siendo este un no metal fundamental para nuestra existencia, ya que puede unirse con un gran número de átomos distintos para formar moléculas enormes y complejas. El grafeno, que abunda fuera de la Tierra, está formado por hexágonos de carbono. El carbono es uno de los elementos más abundantes del Universo y no es de extrañar que la vida haya evolucionado en él. Pero ¿puede existir vida en el universo basad en otros elementos? ¿Pueden existir alienígenos con otra bioquímica que no sea el carbono?
Imaginemos a unos seres alienígenos exóticos basados en silicio en lugar del carbono. El silicio es el segundo elemento más abundante. Los orbitales externos del silicio, igual que el carbono, contienen cuatro electrones que permiten a los átomos de silicio organizarse en anillos o largas cadenas que constituirían la base de una molécula biológica. Estamos ante seres de silicio que podrían sobrevivir en muchos ambientes, incluido el vacío espacial. Seres de estructuras externas a base de siliconas de gran dureza, capaces de transmitir el 95% de las longitud de onda de la radiación infrarroja, lo que les permitiría ver en la oscuridad. Bioquímicamente podrían construir compuestos parecidos a las enzimas. Carecerían de pulmones y su sangre estaría formada por ácidos moleculares, como el monstruo de Alien, el octavo pasajero.
Otra posibilidad de vida la tenemos en organismos alienígenos de arsénico. El arsénico cumpliría perfectamente el rol bioquímico que desempeña el fósforo en las formas de vida conocida. Si por un lado es un elemento tóxico y venenoso, por otro lado se presenta como un elemento esencial para la vida que puede remedar las funciones del fósforo. La realidad es que hay bacterias, entre ellas las Halomonadaceas que han sustituido el fósforo por arsénico incorporándolo en el ADN.
También podríamos de hablar de seres con aminoácidos exóticos. Todos los organismos que conocemos, salvo alguna excepción, están basados en 20 aminoácidos que son siempre los mismos y con los que construyen sus proteínas. Podemos, sin embargo, sintetiza muchos más por medios químicos. Cabe la posibilidad de que organismos alienígenos estén formados utilizando aminoácidos insólitos, raros y extravagantes como la isovalina o la pseudoleucina que abundan en los meteoritos.
Nosotros somos como somos por el principio de que la necesidad crea el órgano. No precisamos ser seres acorazados porque la capa atmosférica nos protege de los rayos cósmicos, no precisamos ver en la oscuridad porque nuestro planeta tiene días y noches, no precisamos oír más, porque el ruido excesos nos ensordecería, no precisamos ver otros mundos paralelos porque de ellos no nos ha surgido un peligroso felino con dientes de sable. Tenemos la constitución que tenemos porque está adaptada a los parámetros de nuestro planeta; a su gravedad, a sus 23º de inclinación, a su temperatura, a la alimentación que ingerimos, a la Luna y su efecto sobre las mareas. Cualquier modificación nos habría hecho distintos, por ejemplo, si la Tierra no estuviera inclinada algo más de 23º, no habría estaciones y la alimentación hubiera sido distinta y nosotros diferentes. Estatura, peso, color de la piel y genes, varían dependiendo de lugar de nuestro planeta.
Sepamos que los pigmeos son de la altura que conocemos porque tienen los genes CISH, DOCK3, STAT5 y otros que los han dotado de esa estatura para adaptarse a los bosques tropicales húmedos. Los habitantes de Arabia Saudita pueden, a diferencia de los europeos, beber leche de camella porque tienen el gen LCT que les permite digerirla. Los tibetanos son menos sensibles a la rarificación del oxígeno en las altitudes porque tienen los genes EGLN1 y EPS1 que nosotros no tenemos. Los nórdicos tienen genes (SLC24A5, TYR y MC1R, entre otros) que les han aclarado la piel para una mejor asimilación de la vitamina D con un sol menos intenso como el suyo.
Los futuros niños que nacerán en las colonias lunares serán, debido a la escasa gravedad, altos y delgados. Estos futuros selenitas tendrán una débil estructura ósea que les impedirá regresar a la Tierra. ¿Quién sabe que genes desarrollarán?
Podría citar otros genes que nos hacen distintos en la misma Tierra. La combinaciones en los millones de planetas que existen solo en nuestra galaxia, nos enfrenta a un zoo de variedades de formas, posibilidades y estructuras infinitas. Y como es natural esos factores diferentes tienen una repercusión en el cerebro que hace a los seres pensar de formas diferentes. Un hecho que puede llevar a no comprender a un alienígena por su exótica forma de pensar. A veces los humanos rozamos la incomprensión por el hecho de que un occidental no estructura su pensamiento igual que un oriental en el que todo es casual o un musulmán en el que todo es determinista.
Cualquier variación en la estructura cerebral nos lleva a seres completamente diferentes. Dentro de ese gran zoo de las galaxias, podemos imaginar seres que no han desarrollado las áreas de Broca y Wernicke para constituir un lenguaje sonoro y su comunicación sea telepática. Puede que en vez de tener, como nosotros, seis capas de neuronas posean muchas más. Puede que a través del cerebro puedan desactivar las señales del dolor. Puede que produzcan mayora cantidad de molécula ATP (adenosin trifosfato) y puedan cicatrizar sus heridas instantáneamente. Puede que al ser viajeros del espacio carezcan de ritmos circadianos, o no tengas habénula y por tanto no puedan tener depresiones; o, finalmente puede que existan seres que desarrollen mucha norepinefrina y dopamina, sustancia que les convertiría en seres sin emociones y estrés, como el Señor Spot del Enterprisse.