La pesadilla que viene: Neurotecnología

febrero 18th, 2020

La pesadilla que viene: Neurotecnología

Cualquier avance de la humanidad tiene sus aplicaciones buenas y su utilización en el lado malo. De nada sirve poner leyes, firmar acuerdos, protocolos o pactos si no lo hacen todas las naciones, y en cualquier avance siempre habrá algún país que se descolgará de cualquier acuerdo mundial.

De nada han servido las leyes sobre biogenética cuando los mismos laboratorios se han instalado en países que permiten toda clase de experimentos, como el caso de los telómeros y su prohibición en EE.UU, tema del que ya he hablado en otras ocasiones.

La neurotecnología no está sujeta a ningún tipo de restricciones, de ahí que cuando DARPA vio que en unos laboratorios de Columbia había desarrollado una prótesis visual inalámbrica con un millón de electrodos y que permitía conectar a una persona a la red, se apresuró a financiar el invento para aplicarlo a soldados y dotarlos de destrezas sobrehumanas.

El interfaz cerebro-computadora, como los futuros iPhone, es el campo en el que más se está invirtiendo en investigación. La  comunicación cerebro-ordenadores tiene un gran futuro. Facebook ha invertido mil millones de dólares; Microsoft otros mil millones en IA; Elon Musk 100 millones en Neuralink dedicada a la implantación de chips y cables en el cerebro para aumentar su potencia. Google invirtió 2.500 millones en Calico, empresa que estudia como transferir un cerebro humano a un avatar y hacerlo inmortal. Y otros muchos laboratorios que trabajan silenciosamente sin hacer públicos sus avances.

Podría citar más de una docena de logros conseguidos que parecen sacados de novelas de ciencia-ficción. Permítame el lector que cite unos cuantos sin dar como referencia el nombre de los laboratorios que me reservo para un libro en el que estoy trabajando. Por ejemplo se ha conseguido transmitir una palabra de un cerebro a otro que estaba separados por más 7.500 Km. Se ha conseguido ver imágenes de lo que piensa un sujeto analizando las ondas cerebrales que emite. Incluso leer palabras de lo que pensaba a través de la electroencefalografía. Se sabe, según qué parte del cerebro se “ilumina”, si el sujeto tiene miedo o se han desatado diversos sentimientos, incluso se puede calcular el grado de concentración o interés. El desciframiento de los neurodatos es el próximo paso,  que ya empieza a ser posible, un paso con el que llegará el fin de la privacidad.

China y Estados Unidos son los pioneros en el campo de la neurotecnología. Los líderes de Pekín quieren mejorar sus cerebros y ven con buenos ojos la posibilidad de mejora sus cerebros mediante la neurotecnología o implantes de cirugía para quienes puedan económicamente someterse a conexiones que potencien sus cerebros a través de un ordenador.

Un retrato de Neuroamante o Un Mundo Feliz. Pero todo un cambio para el que no estamos preparados mentalmente y filosóficamente. Las máquinas nos pueden alargar la vida y hacernos más inteligentes, una vida más larga nos permitiría estudiar más carreras o simplemente disfrutarla. Pero corremos el peligro de que las máquinas (computadoras) no nos necesiten para nada y se conecten entre ellas para crear una “teocomputadora”.

Las nuevas neurotecnologías pueden terminar diluyendo nuestra identidad, tomar decisiones por nosotros y privarnos de “para nuestro bienestar” de todo tipo de sentimientos. Incluso nos enfrentamos a un mundo sin privacidad mental, en el que unos pueden leer la mente de los otros si su computadora y conexiones son más potentes.

La búsqueda de vida inteligente en el espacio acaba de empezar.

febrero 7th, 2020

La búsqueda de vida inteligente en el espacio acaba de empezar.

 

Hasta hace unos días solo eran los científicos y los astronautas americanos y franceses, los que voceaban que hay vida inteligente en el Universo, y que los OVNI y extraterrestres eran reales. Incluso las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos mostraban ese video que, insistentemente nos han pasado por las televisiones públicas y privadas, en el que cazas de combate intentaban una persecución imposible.

Creo que fue la semana pasa cuando un astronauta ruso, en una conferencia, aseguró que los extraterrestres existen y que hay vida ahí fuera.

Hoy aparece en las Agencias de noticias rusas que Moscú acogerá un foro internacional para “impulsar la búsqueda de vida inteligente extraterrestre”. Obsérvese que no se dice para probar la existencia de extraterrestre, dado que leyendo entre líneas se intuye que ya se considera que los extraterrestres existen.

Este foro está organizado por el Consejo de Astronomía de la Academia de Ciencias de Rusia; la organización SETI y multimillonarios como Yuri Milner que ya donó 100 millones de dólares para el proyecto de viaje a Alfa de Centauro, proyecto conocido como Breakthrougeh. Un foro riguroso, serio y científico, sino no me hubiera metido en un asunto de OVNIS, ya que siempre he tratado de no entrar en ese zoo de engaños, trucajes y abducciones de los más cortos de entendederas.

El foro denuncia que su creación se debe al hecho de que son escasos los esfuerzos en la búsqueda extraterrestre, y declara triunfante que “la búsqueda de vida inteligente en el espacio acaba de empezar”.

Todo lo que se ha hecho hasta ahora para buscar extraterrestre estaba mal enfocado, no era correcto. Los organizadores del foro están convencidos que no estamos solos en el Universo, existen otras civilizaciones inteligente y copias completas de nuestra civilización.

Los organizadores destacan, “no se trata de si existen o no existen, sino ¿dónde están?”.

Sólo en nuestra galaxia existen más de 200.000 millones de estrellas. Si solo un 30% por su parecido son iguales que  nuestro sistema, tenemos que 60.000 mil millones tienen cierta posibilidad de albergar vida…. ¿creen verdaderamente que ahí no vamos a encontrar 10.000 civilizaciones?

El foro quiere poner en marcha proyectos que monitoricen el espacio y comprueben los efectos de las señales que nosotros emitamos. Para ello hay que montar una red de estaciones receptoras en todo el planeta. Así como el lanzamiento en 2027 de un telescopio de búsqueda de vida inteligente. Obsérvese que no se busca exoplanetas, sino vida inteligente. Los láseres que alcanzan distancias cósmicas, hoy de la FF.AA, se usarán para la búsqueda de vida inteligente.

Los científicos organizadores del foro destacan que el beneficio potencial que podemos obtener de los contactos es tan grande que supera los riesgos”.

Personalmente opino que un contacto con otra civilización inteligente extraterrestre puede aportar un gran intercambio de conocimientos, el estudio de la historia de esa civilización, el desarrollo de su filosofía, teología e religiones comparadas. Una revolución en el intercambio de vida y en la sociedad terrícola que ya no necesitan comprar comics de ciencia-ficción ya disponen  de la historia de nuevas y cuantiosas civilizaciones.

Surgirán nuevas especialidades como exogeográfo, exohistoriadores, la arqueoastronomía. En fin, con el contacto con otras exocivilizaciones se abre un mundo de nuevas posibilidades. No va a ser fácil, porque el hecho de que sean seres inteligentes no impide que el contacto con ellos sea complejo; el solo hecho de haber nacido en otro planeta de características distinta al nuestro, con una forma fisiológica diferente y otra evolución, ya determina unas estructuras diferentes del cerebro, y por tanto otro tipo de inteligencia, otro tipo de concebir el universo y la vida.

Extraterrestres y nuestros estúpido antropocentrismo

enero 17th, 2020

 

Tenemos que cambiar el chip mental de nuestros valores sobre nuestra existencia y lo que somos verdaderamente. Seguimos pecando de las mismas creencias que los seres del medioevo. Somos antropocentristas, seguimos creyendo que somos una especie elegida en el Universo, que nuestra racionalidad es superior y que nos has sido dotada por un ser supremo.

No somos seres especiales, no tenemos nada superior, somos lo que la evolución ha necesitado que fuéramos para sobrevivir en este planeta en el que estamos. La Tierra no se adaptado a nuestros organismo, es el organismo que se ha adaptado a la Tierra. La necesidad ha creado los órganos necesarios para sobrevivir.

No estamos dotados para conquistar el espacio, por esa razón nos envolvemos de “burbujas” metálicas adaptadas a nuestras necesidades biológicas para poder volar fuera de nuestro planeta.

Pese a nuestros conocimientos seguimos sin saber nada concreto sobre nuestra existencia, sobre la razón de porque pensamos, de porque somos lo que somos. Nuestra soberbia nos hace creer que somos seres elegidos y los más inteligentes entre todos los seres del planeta, cuando los animales no son menos inteligentes que nosotros, son inteligencias diferentes, adaptadas a su entorno para sobrevivir.

Para respaldar nuestra gran superioridad como seres de este universo en el que vivimos, nos valemos de mitos y leyendas que nos narran historias en la que un ser supremo nos creó. Un argumento que nos da algo de fuerza para justificar nuestra presencia. Pero todo es vano, todo son historias cuyo contenido no se puede demostrar, cuantos maravillosos para calmar nuestra angustia personal ante un final inevitable que nos acecha a todos.

Ya nada puede refutar que no hay vida fuera de nuestro planeta, ahora sabemos que existen millones y millones de exoplanetas. Nada puede negar que hay objetos extraños en el cielo que nos observan, las pruebas son evidentes. Los escépticos alegan que si esos objetos contuvieran seres de otros planetas ya se habrían puesto en contacto con nosotros. Teniendo la tecnología que demuestran, viniendo de lugares del espacio que nosotros ni soñamos poder alcanzar, su forma de pensar será diferente, divergente, singular. ¿Por qué van a tener necesidad de contactar con nosotros? Tal vez no les interesamos, tal vez somos una especie muy inferior, tal vez somos como vemos nosotros a las hormigas.

No nos damos cuenta que “ellos” pueden existir desde hace cientos de miles de años, millones incluso, y que nosotros tan solo somos una violenta civilización bélica con unos pocos miles de años de historia. El pensamiento de estos seres extraterrestres es, con seguridad, diferente al nuestros, más complejo, con otros valores, con otra evolución, con otro razonamiento, con una evolución neuronal distinta que puede llevarles a un pensamientos divergente, discordantes, bifurcado, disparejo, incomparable.

Nosotros no somos más que unos tristes seres que han evolucionado mentalmente desde hace unos pocos millones de años. Sin embargo nos creemos que somos el centro de todo, que todas las evoluciones mentales llegan a nuestro estadio. Nos creemos que nuestra física ortodoxa y cuántica será igual en todas las rutilantes civilizaciones espaciales que existen. No consideramos que puede existir seres extraterrestres viajando por el espacio que no necesiten nuestras leyes físicas para transitar, que no hayan oído hablar de la física cuántica, que sus conceptos cosmológicos sean distintos. Seres en los que la bondad, la espiritualidad, la hermandad y la honestidad carezcan de sentido; seres que se guían por otros valores que nosotros desconocemos, seres que, por ejemplo, la intuición sea la base de su estructura cerebral.

Tenemos que cambiar el chip, tenemos que empezar a transmitir los conocimientos que tenemos como algo transitorio, temporal, momentáneo. No hay verdades eternas, solo hay caminos pasajeros; no hay creencias eternas, solo historias emocionales y circunstanciales. Cuando empecemos a considerar esta situación, nuestra forma de actuar será también diferente y entonces, empezaremos, tal vez, a ver con claridad nuestra presencia en este Universo.

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El cerebro de los dioses

noviembre 6th, 2019

 

 

 

El cerebro de los dioses

 

Si comparásemos nuestro cerebro actual con el de un hombre de hace 200.000 años, encontraríamos cambios evidentes, no solamente en los conocimientos, sino en la estructura, plegamientos, número de neuronas y extensiones de estas, conexiones y otros aspectos. No existe duda sobre el hecho que durante 200.000 años se ha producido una evolución en el cerebro y que ese proceso continúa, pese a que nosotros en 2.000 o 3.000 años no apreciemos las diferencias.

 

Podemos considerar la posibilidad de poder desarrollar otras partes del cerebro que nos permitiesen, por ejemplo, desplegar la facultad de la telepatía, o la capacidad de reconocer las intenciones y emociones de otro sujeto por los rasgos del rostro. O recuperar esa facultad denominada intuición que según algunos especialistas perdimos.

 

Tenemos cerca de 100.000 millones de neuronas, lo que significa 100 billones de conexiones, y pese a que mueren muchas neuronas diariamente, también nacen 700 cada día. Tenemos ese número de neuronas gracias a la alimentación que hemos seguido, a la oxigenación y aporte de sangre en el cerebro. Los frutos secos, los oligoelementos, las verduras, las alcachofas, el brócoli y otros alimentos han sido muy decisivos para el desarrollo cerebral. Alimentos como la fruta estimulan la formación de neuronas nuevas y establece conexiones; o el brócoli que tiene sulforafano que es un neuroprotector. Si tenemos 100 billones de conexiones es gracias al desarrollo de nuestra actividad en conocimientos e inteligencia, ya que cada vez que realizamos algo, pensamos, reflexionamos, estudiamos o experimentamos algo nuevo se desarrollan más conexiones. El cerebro de Einstein, donado a la ciencia, mostraba una mayor cantidad de neuronas y conexiones que otros cerebros.

 

No estoy realizando divagaciones de ciencia-ficción si describo las posibilidades de evolución de nuestro cerebro. Nada hace suponer que nuestra evolución cerebral haya concluido. Nuestro cerebro, junto a su caja craneal no crecerá más debido a una serie de circunstancias, pero si puede experimentar endo-cambios que nos ofrezcan nuevas posibilidades.

 

El transhumanismo propone intervenir tecnológicamente en el proceso evolutivo, no esperar a que esta se produzca naturalmente en el transcurso de los años. Las nuevas neurotecnologías ofrecen la posibilidad de intervenir acelerando el proceso evolutivo, con chips endocraneales que activen determinadas partes del cerebro y nos faculten con una mayor inteligencia o memoria.

 

Imaginemos que con el transcurso del tiempo o las nuevas neurotecnologías podemos duplicar o triplicar el número de neuronas del cerebro, lo que significaría estar en posesión de una mayor inteligencia, una gran capacidad de respuesta a los problemas que se nos puedan plantear. Así a mayor número de neuronas, mayor rapidez de cerebro y mayor información y más conocimientos. Una partida de ajedrez se convertiría en una banal distracción, en la que moveríamos las piezas inmediatamente después de las jugadas de nuestro contrincante.

 

Al ser seres con el doble de las neuronas de las que tenemos, el diálogo con personas no evolucionadas nos podría parecer tedioso y aburrido. Incluso nuestro cerebro se podría sumir en otros aspectos de abstracción incomprensibles en la actualidad.

 

¿Qué es lo que nos puede permitir desarrollar más neuronas? La evolución es lenta y precisa tiempo, sin una intervención externa nuestro cerebro sigue un proceso de enriquecimiento que requiere una alimentación adecuada y entornos óptimos y sanos para la salud, incluyendo los aspectos psicológicos.

 

Una dieta más abundante en oligoelementos, o ácidos grasos omega-3 hace crecer el tamaño de los axones. No es cuestión de aumentar el tamaño del cerebro, dado que un mayor tamaño produce un mayor consumo de energía, sino buscar ubicación para el aumento de neuronas. En este sentido el cerebro puede ganar espacio manteniendo su tamaño si, simplemente, hace aparecer surcos más profundos en las circunvalaciones y aumenta el número de estas. También puede extender nuevas capas de neuronas, en la actualidad el ser humano tiene seis. Este proceso evolutivo ocasionaría una distribución más densa de las neuronas y, en consecuencia, una comunicación más rápida que favorecería la inteligencia. Si por otra parte los axones son más gruesos también aumenta su rendimiento.

 

Por ejemplo, un mayor desarrollo del tálamo nos ofrecería tener una poderosa memoria. También podemos encontrarnos que  desarrollamos más el lóbulo frontal y nos convertimos en asombrosamente locuaces en lenguaje. Otro ejemplo sería la falta de la amígdala en el cerebro, este hecho nos convertiría en un ser sin emociones, un señor Spockt de la serie Star Treck.

 

Imaginemos que poseemos un mayor córtex olfativo primario capaz de darnos la capacidad de, a través del olor de los neurotransmisores, conocer las reacciones de un interlocutor con el que hablamos. Así una mayor o menor cantidad de adrenalina desprendida por este interlocutor, delataría el temor que le produce el tema de la conversación que mantenemos. La oxitocina nos alertaría y delataría sus sentimientos relacionados con el cariño y el amor. El olor de la dopamina nos delataría la producción de este neurotransmisor para estar más alerta; y el olor a endovalium revelaría que se le está desbordando la fantasía. Las gotas de micción que han ensuciado la ropa interior del interlocutor nos permitirían detectar la presencia de glucosa, colesterol o triglicéridos, o deducir si una mujer tiene o no tiene la regla.

 

Ese perfil oloroso del otro interlocutor quedaría grabado en nuestra memoria y, a partir de ese momento, sabríamos por donde ha transitado y dónde ha estado, incluyendo su estado de ánimo y las emociones que ha experimentado. Convertiríamos ese perfil oloroso en una fragancia inolvidable como las que graban en su cerebro los grandes especialistas en perfumes. En el fondo es lo que realiza el cerebro de un perro a través de su capacidad olfativa, sólo que el animal carece de la facultad del razonamiento, pero llega a memorizar aquel olor y reconocer la presencia del sujeto en lugares determinados.

 

Un cerebro distinto puede ofrecer múltiples posibilidades que afecten a dominio de los sentidos. No solo los sentidos básicos, sino también aspectos como llegar a conseguir un control del dolor, conociendo y sabiendo detener o cortar el circuito que lleva las señales al cerebro.

 

El número de neuronas del cerebro de un pulpo es de 500 millones, recordemos que nosotros tenemos 80.000 millones. Pero con esos 500 millones el pulpo se convierte en uno de los animales más inteligentes. Sus brazos están dotados de ventosas que tienen percepción del gusto. ¿Podríamos nosotros desarrollar dactilares con percepción al gusto?

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Cómo nos envenenamos y nos asesinan silenciosamente.

octubre 16th, 2019

Cómo nos envenenamos y nos asesinan silenciosamente.

 

Es como si existiera un complot mundial de multinacionales que se hubieran conjurado, cada una en su sector, para no dejarnos pasar de determinada edad. Unas en la alimentación, otras en las bebidas alcohólicas y azucaradas, otras en bollería y “chuches”, otras contaminando el medio ambiente y llenando de plásticos, hidrocarburos y mercurio las aguas de las playas para que no podamos disfrutar, gratuitamente, del agua salada del mar. Además lo tienen fácil, pues el ser humano es propenso a consumir todo aquello que le erosiona la salud. Y la mayor parte de la población de clase media – con perdón de la expresión -, come mierda y no tienen ni idea de lo que se meten en la boca.

 

En Occidente hemos avanzado mucho en temas de salud, la medicina ha dado un salto espectacular en cuanto a farmacopea y tecnologías que han permitido una mayor longevidad y una mayor calidad de vida en las edades avanzadas. En Occidente vivimos más sanos y más tiempo, pero estas cualidades también han sido debidas a un cambio educacional en la alimentación, un cambio que solo ha funcionado a golpe de decreto y multas millonarias. El ciudadano empieza a saber y se interesa por conocer que alimentos son sanos y cuales nos matan poco a poco.

 

Sin descartar las causas hereditarias y genéticas, la salud de los seres humanos depende muy especialmente de la alimentación que se ha recibido durante la infancia y la que se practica de adulto. Otro factor de influencia es el entorno en que vivimos, el aire que respiramos, la contaminación, los materiales que nos rodean y forman parte de nuestro hábitat, la higiene, nuestra exposición al Sol, la radiactividad de los sótanos del Maresma, etc.

 

Una carencia de alimentación adecuada en un niño tendrá claras repercusiones en su cerebro y en su vida futura. Las secuelas serán inevitables si el niño ha pasado hambre y ha estado falto de vitaminas para un crecimiento correcto. El desarrollo normal de un ser humano precisa unos mínimos en proteínas y vitaminas, calidad de los alimentos y variedad si no queremos ser víctimas de secuelas el resto de nuestras vidas. Y también influirán los aspectos psicológicos, el miedo, el horror que viva, el estrés, la ansiedad y los abusos sexuales. Es evidente que los alimentos no se digerirán igual si estamos sometidos al estrés, incluso esta situación nos hace candidatos a enfermedades en el aparato digestivos. Una simple comida de negocios o con un plasta que no está explicando cosas desagradables, es sin duda, mal digerida por nuestro sistema digestivo que está produciendo jugos gástricos innecesarios o bilis en exceso.

 

Nuestra insolidaridad mundial está creando en países pobres millones de niños que por necesidad de alimentos no serán, de adultos, seres totalmente capacitados. Sus cerebros no habrán recibido los estímulos necesarios ni los alimentos básicos que precisa este órgano para crecer adecuadamente. Alimentos como los oligoelementos, las vitaminas, la fruta, las verduras, etc. Debemos decirlo pero estamos creando individuos de tercera clase. Individuos que no alcanzaran nunca unos buenos QI (Coeficientes de Inteligencia), que serán propensos a enfermedades dado que su sistema inmunológico no será tan efectivo como el de otros.

 

Se conoce que existen una serie de alimentos que son perjudiciales para la salud, pese a ello los seguimos consumiendo debido a la presión publicitaria de las multinacionales de la alimentación, cuyo principal objetivo es vender aquello que han producido, comprado a agricultores a precios irrisorios, que después han elaborado, empaquetado y distribuido, en algunos casos con escasos controles de sanidad o controles que son insuficientes pero que son válidos por ahora.

 

Además laminamos nuestra salud fumando, bebiendo alcohol (gastamos 174.314 millones anuales en bebidas alcohólicas, en España consumimos anualmente en cerveza el equivalente a 1380 piscinas olímpicas) y consumimos dos productos que son auténticos venenos para nuestro cuerpo: la sal y el azúcar. Si a todo eso le añadimos productos fritos, grasas, conservantes y exceso de calorías, tenemos el coctel perfecto para envejecer mal y tener una vida corta. Destacar que mientras en Occidente morimos por comer demasiado y arrojamos a las basuras el 32% de la comida, en otros continentes la gente se muere de hambre, o padece secuelas toda su vida debido a la falta de una alimentación correcta en la niñez.

 

Algo a lo que no damos importancia y es esencial es el tema de las enzimas de las cuales depende nuestra salud. Las enzimas son proteínas catalizadoras que se forman dentro de las células de los seres vivos. En los alimentos que consumimos se producen miles con funciones específicas.

Destaca el doctor Hiromi Shinya[1] que las enzimas son fundamentales para el control de la salud. Sin embargo, existen los malos elementos de siempre que consumen nuestras enzimas madre: alcohol, tabaco, contaminación atmosférica, ondas electromagnéticas, estrés, etc.

 

Las enzimas las reponemos cuando ingerimos alimentos frescos, en realidad todo lo que comemos debería ser fresco, pero la cadena alimentaria en las grandes ciudades tarda días en traer de los huertos o granjas los productos de consumo. A las multinacionales de la alimentación solo les interesa vender sus productos, aunque esos productos debieran de ser eliminados de la dieta humana. Me refiero a la azúcar refinada, a las carnes rojas y procesadas, a los alimentos salados, a los refrescos azucarados y la repostería, sobre todo, la industrial.

 

En otras ocasiones se consumen productos cuyas fechas de caducidad han eliminado toda su riqueza vitamínica o alimentaria. De vez en cuando, venganzas o luchas entre multinacionales de la alimentación, destapan algún escándalo como el de la carne caducada del Brasil. De la carne ya hablaremos más ampliamente.

 

La Talidomida, de la Compañía alemana Grlinenthal GmbH, fue un fármaco que se prescribía (1957-1963) para calmar las náuseas en los tres primeros meses de embarazo y también la causa de un gran número de nacimientos con malformaciones congénitas.

 

Desde 2007 se ha observado el nacimiento de bebés sin manos o sin brazos en Francia. Unos 150 nacimientos de media al año.     Se ha intentado comprobar si se trata de los efectos de un medicamento, como en el caso de la Talidomida, pero no se ha encontrado relación entre medicamentos, tampoco se han visto posibles causas genéticas ligadas a fármacos, ni exposiciones a tóxicos. Pero 150 casos de media anual, salen de todo tipo de estadística probabilística, y los expertos sospechan de algún producto.

 

En la actualidad se buscan orígenes comunes, ya que no pueden considerarse factores como el azar, el número de casos es superior a lo normal. Se piensa en la alimentación o en alguna sustancia utilizada en la agricultura o en la medicina veterinaria. Tiene que ser un factor al que todas las madres estén expuestas, como aire contaminado, sustancias tóxicas, un alimento tratado con algún producto químico, el contacto con un producto de limpieza….hasta ahora toda investigación ha fracasado.

 

Los materiales que nos rodean, los productos químicos que se utilizan en la agricultura, la contaminación atmosférica, los plásticos, los venenos que arrojamos al mar, las pinturas y una interminable lista de productos antinaturales nos están asesinando silenciosamente. Pese a ello seguimos cultivando mejillones entre hidrocarburos escapados de los petroleros o gambas con ácido bórico; fabricamos latas de conservas que pueden causar botulismo u hortalizas con captafol. Comemos higadillos, tripillas y riñones tratados con finalizadores,  filetes de vaca con perineumonía, ternera con tuberculosis,  frutas con conservantes. Y entre los postres los flanes con lacto sueros.

 

En otras ocasiones es nuestra ignorancia y para presumir de un buen bronceado, tomamos el Sol durante horas en la playa o en las estaciones de esquí, y si somos “urbanitas” utilizamos cabinas de bronceado, en cualquier caso, nos  exponemos a cáncer de piel.

 

Según la revista Science & Vie[2], en 2015 se produjeron en Francia 382 casos de melanomas cutáneos, siendo 1,5 de ellos atribuibles a la exposición en cabinas de bronceado. Hablamos de Francia, un país en que, en 2009, los UV fueron clasificados por la OMS como cancerígenos en nivel 1. En países como Brasil, desde 2009 se prohibieron las cabinas de bronceado, una prohibición que aplicó Australia en 2014.

 

La industria de los rayos UV es muy poderosa y produce importantes beneficios y se opone, legalmente, a prohibiciones en otros países. Las Sanidades Estatales tratan de evitar que aparezcan nuevos establecimientos controlando las dosis, ya que en el 60% de los casos son superiores a lo permitido. Por otra parte existen Centros Médicos que en sus contratos no se hacen responsables de melanomas causados por los rayos UV. Pese a toda esta verdad, los centros de UV siguen achicharrando la piel de aquellos y aquellas que les gusta parecerse al hombrecito rojo que se ilumina en los semáforos.

 

 

 

 

 

 

 

[1] Jefe de la Unidad de Endoscopia Quirúrgica del Centro Médico Beth Israel en New York, y profesor de Cirugía Clínica del Colegio de Medicina Albert Einstein.

[2] Diciembre de 2018.

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