El conflicto en Siria o en Egipto sobrepasa nuestro entendimiento, no estamos tratando con sistemas sociales semejantes a los occidentales, estamos tratando con una forma de pensar completamente opuesta a la nuestra.
La realidad es que casi nada justifica una intervención bélica en la que sabemos que, irremediablemente, van a producirse daños colaterales y muertes indeseadas. Pero, ¿podemos permitir que un tirano cometa terribles genocidios?
Decidamos lo que decidamos, las consecuencias de una intervención serán indeseables. Si paramos a los militares egipcios estamos ayudando a los incompetentes Hermanos Musulmanes, si derribamos al gobierno sirio estamos permitiendo que su lugar lo ocupen los islamistas y los Hermanos Musulmanes.
Como he explicado anteriormente estamos tratando con una forma de pensar completamente distinta a la nuestra. Con unas estructuras sociales ancladas en el pasado.
Mientras Oriente Medio no entienda que una cosa son las creencias y otra cosa es la política, mientras no comprendan que estos dos aspectos tienen que estar separados, seguirán inmersos en conflictos y sometidos al riesgos de caer en teocracias dictatoriales. Deben entender que el estado debe ser laico y que las creencias es algo personal de cada individuo, una aspecto que debe respetarse y que tiene que vivirse con tolerancia entre creyentes y no creyentes.
Ocurre en los países de Oriente Medio que en sus elecciones democráticas suben al poder partidos que, en el fondo, son teocráticos. Partidos que no respetan la constitución vigente, que empiezan a marginar a las mujeres, a censurar medios informativos, a transformar la educación, a expulsar o castigar a todos aquellos que no tienen sus mismas creencias, etc. Partidos que terminan instalando en el poder a un ayatola religioso. Que es como si un partido religioso subiese en España al poder y terminase por instalar como vicepresidente a Rouco Varela y como ministro de educación a exorcistas.
Oriente Medio es un problema en que hagamos lo que hagamos siempre causará efectos impredecibles e indeseados.
Mientras exista un odio a muerte entre sunitas y chiítas, como lo hubo entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte, mientras no consideren la laicidad como el mejor camino, cualquier intervención nuestra no sirve para nada. Tienen que cambiar sus estructuras mentales. Están socialmente y religiosamente en la Edad Media, pero con misiles y armas de destrucción masiva.