Enriquecimiento ambiental

marzo 25th, 2014

Dentro del lenguaje de la especialidad de neurología, se conoce con el nombre de “enriquecimiento ambiental” un estilo de vida activa que redunda en la salud del cerebro.

Ahora se ha descubierto que este estilo de vida nos protege del envejecimiento y ciertas enfermedades. Es decir, a un mayor “enriquecimiento ambiental” mayor salud y mayor longevidad.

Estudios realizados por neurólogos dirigidos por el doctor Douglas Fields de varios Institutos Nacionales de salud de EE.UU., corroboran que el ejercicio físico, la actividad intelectual y social, potencian el aprendizaje y la memoria y protegen contra el envejecimiento y las neuropatías. Es más, el “enriquecimiento ambiental” restaura la mielina del cerebro. La mielina es el aislamiento protector que recubre los axones de las neuronas, vitales para la intercomunicación de neurotransmisores entre ellas.

La mielina se va perdiendo con la edad, el envejecimiento y algunas enfermedades cerebrales. Sin embargo, el “enriquecimiento ambiental” estimula la reparación de esta mielina por parte del cerebro.

Antiguamente se decía, y aún hay algún energúmeno que lo manifiesta, que pensar mucho era malo, que leer tanto no era bueno para la salud, en resumen que había que vegetar, enriquecerse con aspectos intranscendentes de la vida y no darle tanto al “coco”. Pues bien es la falta de ejercicio mental, las relaciones sociales profanas y la cadencia de inquietudes por saber las que nos llevan a una muerte anunciada.

Quien no esfuerza su cerebro termina vegetando y babeando en su vejez, mientras que aquellos que lo alimentan cada día con nuevos conocimientos puede que manifiesten cierta vejez exterior, pero siguen lúcidos y geniales lleguen a la edad que lleguen.

Siempre he pensado que el cerebro tenía otras funciones al margen de manejar nuestro cuerpo, al margen de mantenernos vivos. El cerebro necesita enriquecerse de conocimientos y saber cada día más. Tenemos un cerebro que ha evolucionado a partir del polvo de las estrellas, que se ha ido configurando desde un puñado de nervios a minúsculo órgano como tenían los primeros anfibios y reptiles pequeños y gigantes como los dinosaurios, un cerebro reptiliano que heredaron los mamíferos. Ese cerebro ha pasado de instintivo a racional y ahora busca desesperadamente a través del conocimiento contactar con la consciencia, una consciencia que tal vez también alberga el universo entero.

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“Futurización de valores”

febrero 27th, 2014

Siempre he mantenido que lo único real era el presente, que vivimos un eterno presente. El pasado es algo que ya ha sucedido y que, por mucho que nos esforcemos, no podemos cambiar. Como mucho nos queda la experiencia que tampoco sirve de mucho en un mundo en continua transformación. Incluso el recuerdo del pasado es una actividad que practicamos en el presente. El futuro es algo que está por acaecer y que construimos en el presente instante a instante.

Entre los transhumanistas subyace una nueva y acertada filosofía que me ha entusiasmado. Una nueva forma de interpretar nuestra realidad, una vuelta de rosca más a la psicología de nuestro devenir. Es lo que denominan “futurización de valores”.

La “futurización de valores consiste en vivir de acuerdo a donde creen que vas en la vida y no lo que eres y los valores que tienes en el momento actual. Es decir, si los valores actuales los encuentras trasnochados y ves claro que no persistirán en el futuro, tienes que vivir de acuerdo a eso valores venideros. Tienes que fundamentar tu mundo en esos nuevos valores, y lo que tú crees que serás.

Si consideras que en el futuro que vivirás, muchos valores y creencias se convertirán en argumentos decrépitos y que la sociedad tendrá otros valores diferentes, debes de empezar a proyectar tu mundo en función de esos nuevos valores haciendo caso omiso al sistema actual.

Muchos analistas destacan que en un futuro muy próximo muchos valores de índice económico dejaran de ser tan importantes, y que se valorará más el conocimiento y la cultura.

Creen que importará más un ambiente de compañerismo, estabilidad y tranquilidad en el trabajo que una gran remuneración y la presión laboral de alcanzar poder. Incluso será más positivos emprender aventuras empresariales entre pequeños grupos afines, que depender de una estructura empresarial en la que sólo eres un factor de producción.

Para alcanzar esa “futurización de valores” tenemos que estar al día en los avances de la ciencia y las tecnologías, especialmente en lo que compita a nuestra especialización. Y debemos de considerar esos avances para realizar la correcta proyección de nuestros yoes futuros. Debemos de considerar los cambios que vienen y su repercusión de los valores.

Estoy convencido que los valores experimentarán un cambio tan espectacular como los avances científicos. Pero recordemos que para alcanzar esa futurización hay que despejarse de ideas conservadoras, prejuicios sociales, creencias dogmáticas, competencias absurdas y verdades eternas.

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¡Maldito espacio!

febrero 25th, 2014

Me preguntaba un amigo sobre los peligros que entraña un viaje a Marte. Le contesté lacónicamente que todos, ya que el ser humano no está hecho para vivir fuera de la Tierra, y en la Tierra tampoco está adaptado para vivir en el fondo del mar, en las cumbres más altas, en los desiertos más áridos y en los lugares más fríos. Somos delicados organismos que estamos muy a gusto bajo una sombrilla, para protegernos del exceso de rayos ultravioletas del Sol, en la orilla de una tranquila isla caribeña.

El mayor peligro del viaje a Marte es la radiación. Los astronautas ya no estarán protegidos por el escudo de la atmósfera y el campo magnético de la Tierra, lo que significa que recibirán una elevada dosis de radiación, con la consecuencia de mutaciones en el ADN y peligro de cáncer. Su exposición a la radiación estará relacionado con el tiempo, esos dos años y medio de viaje y la estancia en el planeta. Los astronautas de la estación espacial sólo están en el espacio, salvo contadas excepciones, dos o tres meses.

Nos exponemos a enviar gente sana a Marte que llegue allí cargados de enfermedades. La ingravidez del espacio provoca que los huesos se vuelvan quebradizos, sobre todo si no se puede hacer ejercicio en las naves debido a los espacios reducidos. Se produce una degradación del tejido óseo, una especie de osteoporosis.

Se sabe que los globos oculares se aplastan ligeramente, lo que produce hipermetropía, ya que la presión del líquido cefalorraquídeo en el cráneo empuja la parte de atrás del globo ocular. También se produce una hinchazón de la cara. Todo este efecto produce niveles más altos del aminoácido homocisteína, que indica enfermedades cardiovasculares.

Por otra parte, un viaje tan largo requiere un perfecto equilibrio psicológico, una estabilidad mental superior a la normal, no sea que un astronauta degenere en una psicopatía y se convierta en un Hannibal Lecter.

Creo sinceramente que antes de enviar astronautas a Marte hay que tener resuelto todos estos problemas, especialmente el de la radiación que puede ser letal. No debemos repetir el error histórico de nuestra colonización a América, donde enviamos a gente con enfermedades letales en aquellos tiempos, como la sífilis, gripe y tuberculosis; y perturbados mentales sin escrúpulos que violaron y asesinaron a diestra y siniestra.

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Colonizar Marte: un viaje sin retorno

febrero 14th, 2014

Reflexionaba sobre las complejas razones que pueden impulsar a un individuo, mentalmente equilibrado, para presentarse voluntario a un viaje sin retorno al planeta Marte, un viaje en el que lo único que está garantizado es que no lo traerán de vuelta a la Tierra. ¡Qué ocasión para enviar a nuestros políticos!

Pese a este inconveniente sin importancia, se han presentado 200.000 voluntarios de todo el mundo, de los que, en una primera criba, se han seleccionado a 1058. Me imagino que se han descartado, inicialmente, a aquellos que no reunían las condiciones físicas necesarias, y especialmente a aquellos cuyas facultades mentales eran dudosas, ya que a este tipo de aventuras suelen acudir esquizofrénicos que han oído voces que les han alentado a viajar a Marte; paranoicos que son portadores de mensajes para salvar al mundo y ahora llevarlo hasta Marte; inteligentes psicópatas dispuestos a realizar una escabechina tipo Alien con sus compañeros de viaje a menor descuido de estos; y fanáticos religiosos que ven la necesidad de llevar su evangelización hasta Marte y crear una nueva “mormon-city” entre las gargantas y cráteres rojizos de la árida geología marciana.

Podemos colonizar Marte con aventureros, soñadores y exploradores, pero no con locos e iluminados. Realizarlo con estos últimos sería crear una sucursal de la Tierra en un mundo que comienza.

Pienso que algunos de estos voluntarios, al margen de la seducción marciana que Ray Bradbury nos contagió con sus Crónicas Marcianas, gozarán de otras razones de peso para enrolarse en esta aventura colonizadora. Unos tendrán un espíritu de aventura, como aquellos que se embarcaban en los puertos europeos con sus escasos enseres y se lanzaban a atravesar el Océano Atlántico o Mar Tenebroso con sus terribles tempestades para llegar al Nuevo Continente. Lo hacían en naves  insalubres,  frágiles e inseguras, propensas a naufragar en el inmenso mar salado al más mínimo oleaje que hoy supera hasta un surfista novato. Ahora los futuros nuevos colonizadores tienen que atravesar el espacio planetario con sus tormentas solares, la exposición a la radiación cósmica, y los peligros de los meteoritos y asteroides en reducidas naves sujetas a cualquier tipo de avería que los haría naufragar en un vació absoluto.

Imagino que muchos están poseídos por esa necesidad de abandonar este loco planeta y otros se habrán presentado por la imperiosa necesidad de huir de un entorno en el que ya no aguantan más. Un entorno provocado por un jefe dictatorial en su mundo laboral, una suegra insoportable a la que se ha aliado la esposa que ya no les importa nada, un cuñado cretino que no hay quién lo aguante o un sistema social que aborrecen. También puede que las hipotecas y las deudas sean la razón de largarse lo más lejos posible, cosa que antes se remediaba con la Legión francesa.

Pero creo que también  hay quienes quieren ser pioneros en la conquista del espacio, en este caso en la conquista de un planeta de los que forman parte de nuestro sistema planetario y que no deja  ser más que uno de los billones de planetas que alberga nuestra galaxia. Tal vez estos pioneros están dominados por un gen regresivo que les impulsa a regresar al espacio del que provenimos. Somos polvo de estrellas y nuestro destino es explorar nuestro origen que, inicialmente, nos permitió evolucionar en la Tierra desde micro partículas cósmicas, hasta seres que transportan un cerebro de alrededor de 1.200 gramos que busca desesperadamente sus orígenes.

Me preguntaba un amigo si yo me hubiera enrolado, de ser más joven, a una aventura semejante y que tres cosas me hubiera llevado. Pues dado a ir a colonizar Marte me hubiera llevado: una mujer, otra mujer y otra mujer.

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Conversaciones entre un cineasta y un filosofo

febrero 12th, 2014

Me entero que el cineasta Michael Gondry ha realizado un videoclip de una hora y media, titulado Is the man who is tall happy? (¿Es feliz un hombre alto?) en el que presenta una conversación con uno de mis pensadores favoritos: Noam Chomsky.

Gondry, antiguo batería de rock, obtuvo un oscar al mejor guion original, ha realizado gran cantidad de videoclips musicales y comerciales, entre estos últimos para Levi´s. Sus técnicas de grabación fueron imitadas en la saga de The Matrix. Ha realizado varios documentales científicos, entre ellos La ciencia de los sueños, y es una garantía que Chomsky se deje entrevistar por él.

Espero poder acceder a este videoclip del viejo profesor del MIT del que he aprendido muchas cosas. Chomsky es la palpable realidad de que si una mente se cultiva, sigue razonando, reflexionando y pensando, llega a la edad que sea de una forma lúcida. Lo aclaro, por el hecho de que Chomsky, a sus 86 años, es una de las mentes más brillantes y uno de los pensadores más importantes contemporáneos.

He leído todo lo que he podido de Chomsky, hecho que ha formado parte de mi mente y es posible que si soy anarco, crítico con el capitalismo y con una postura de “alerta roja” ante la manipulación mediática es gracias a lo que he aprendido de él.

Empecé a simpatizar con Chomsky por su postura ante la Guerra de Vietnam, y porque era crítico con el conductismo de Skinner que me parecía la mayor barbaridad de la psicología de aquel tiempo. Chomsky me entusiasmaba y me entusiasma por ser un intelectual de izquierdas de los más importantes del mundo, me siento identificado con una parte destacada de su pensamiento.

Claro que en algunos aspectos no estoy del todo de acuerdo con él. Por ejemplo, Chomsky no es cientificista, cree que la ciencia no lo puede conseguir todo, especialmente los asuntos humanos. Por mi parte, a medida que han ido pasando los años, me he convertido en más cientificista y creo que la ciencia lo conseguirá todo.

Chosmky se define como un ateo secular, y cuando le preguntan qué es eso, responde con una brillante y original pregunta: “¿Qué es lo que se supone que no tengo que creer?”. Se le considera un pensador que no es antirreligioso y favorable a la teología de la liberación.

El videoclip de Gondry, a quién le apasionan los temas científicos, tiene que ser verdaderamente interesante, por lo que trataré de verlo y dar mi opinión en estas páginas, ya que son dos personajes que me entusiasman.

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