Religiones, cuna y origen de la violencia

julio 20th, 2016

El origen del crimen y la violencia nace con las religiones. El Antiguo Testamento, texto sagrado del judaísmo, recoge el primer crimen de la historia: Caín matando a su hermano Abel.  El Corán ilustra la vida de Mahoma con luchas y sanguinarias guerras, y nos recuerda que el cisma entre sunnitas y chiitas es consecuencia de los asesinatos de los sucesores de Mahoma. En el Nuevo Testamento podemos leer como Jesús anuncia: «No os imaginéis que vine a poner paz sobre la tierra; no vine a poner paz, sino espada» (Mateo 10:34) En otro fragmento Jesús advierte: «¿Pensáis que vine a traer paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino más bien división» (Lucas 12:51): Y finalmente, Jesús exhorta a armarse ordenando: «Quién no tenga espada, venda su manto y cómprese una» (Lucas 12:51).

Los textos sagrados de las tres grandes religiones monoteístas chorrean sangre y violencia, crímenes y pasiones eróticas. Son manuales de adoctrinamiento con el objetivo de desautorizar las creencias de sus competidores.

Que yo sepa no existen crímenes en las teorías de la evolución de Darwin, ni en la teoría de la relatividad de Einstein, ni en la mecánica cuántica. La ciencia transmite conocimientos demostrados, experimentados, debatidos. Mientras que los libros sagrados están cargados de leyendas, mitos, supersticiones y hechos irreales que nos quieren imponer como auténticos.

El más brillante invento de las religiones ha sido el pecado. El pecado y la herejía justificaba el uso de la hoguera, la violencia de la espada y las más horribles torturas de la Inquisición. El cristianismo fue sanguinario como corresponde a toda religión que quiere triunfar. Y tras miles de crímenes hoy se alza gloriosa y honorífica en el Vaticano, sin que nadie solicite cuentas por su pasado, sin que nadie exija un «juicio de Nuremberg» por los desmanes cometidos con la hoguera, por el asesinato de sus propios papas, por el retraso que impuso a la ciencia.

Hoy aun existen fanáticos discípulos que asesinan defendiendo la vida del embrión. Hasta hace muy poco católicos y protestantes se asesinaban por las calles de Irlanda del Norte. Porque la religiones se vuelven intolerantes cuando defiende los que consideran sagrado y dogmático, y tras la intolerancia siempre surge la violencia.

Las religiones han sido la causa de terribles sufrimientos humanos, represiones, traumas psicológicos, violencia física, desigualdades, machismos. Han sido el matraz y molde de paranoicos portadores de mensajes divinos o psicópatas matando en nombre de su dios.

Las religiones han embaucado a millones de personas con unos mitos infantiles con el fin de manejarlos y condicionarlos con tenebrosos fines que comportan uno de los capítulos más oscuros de la historia de la humanidad.

Los primeros ejemplos de guerra santa y martirio se hallan en las historias judías y cristianas, por lo tanto no debe extrañarnos la yihad y el martirio de los terroristas del Islam, pues no han hecho más que copiar de la historia. Los terroristas son fanáticos que matan por una idea religiosa, pero también se pueden hacer matar por ella. Nace el mártir y es precisamente este sujeto el que se convierte en cruel perseguidos.

Tampoco nos debe extrañar el fanatismo de los terroristas actuales, no nos debe extrañara que se sientan puros como los caballeros medievales que fueron a las Cruzadas para saquear, matar, violar y destruir en nombre de la religión cristiana.

Dice Frédéric Lenoir en «La metamorfosis de Dios» que «con o sin religión, las buenas personas puede comportarse bien y las malas hacer maldades; pero para que las buenas personas hagan maldades… se necesita la religión».

Las religiones son sectas con el amparo de las instituciones, con sus seguidores en los gobiernos, con el poder político y económico. Una religión es una secta que ha triunfado, que ha tenido éxito… que ha logrado que algunos olviden los crímenes que perpetraron para llegar hasta aquí.

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El misterio de la partícula X

julio 19th, 2016

Hace seis meses, realizando unas medidas rutinarias, los detectores CMS y Atlas del LHC, registraron una irregularidad, una señal anómala. Destacaré que las irregularidades son frecuentes y que, en ocasiones, son fluctuaciones estadísticas. Por este motivo se crearon unos protocolos estrictos para demostrar que el registro de estas irregularidades tiene una probabilidad de diez mil millones de ser efecto del azar. Por otra parte, los detectores CMS y Atlas del LHC, funcionan en paralelo respetando una regla primordial: que sus equipos se queden enmudecidos sobre eventuales detecciones para poder confrontar sus resultados con el tiempo necesario.

Como he destacado, hace seis meses se registro la anomalía citada que podría significar la presencia de una nueva partícula que transformaría el llamado modelo estándar de la física cuántica, o «algo» completamente nuevo, ya que esta anomalía no corresponde, por ahora, a nada conocido.

Sobre esta supuesta partícula X , se sabe que su masa es de 750 GeV , y se desconoce si su spin es cero o dos. El spin es una propiedad de las partículas subatómicas que revela las reglas sorprendentes de la física cuántica, sin equivalente en el mundo clásico. El spin describe la forma que una partícula gira sobre sí misma.

La nueva partícula X solo se ha visto desintegrarse de una sola manera, en un par de fotones. Las leyes de la mecánica cuántica recogen que otros elementos podrían igualmente formarse de su desintegración. Esto sin contar que se desconoce si se trata de una partícula elemental o de un estado ligado a varias partículas.

¿Qué es lo que se ha registrado? La realidad es que se desconoce pero existen varias hipótesis inquietantes, sorprendentes y fantásticas. Así, la partícula X, podría ser el indicio de una cuarta dimensión. Sus características son compatibles a las de un gravitón (un bosón asociado a la gravedad), aunque no tiene la masa que se había previsto de 750 GeV, ya que el gravitón que está previsto en el modelo estándar carece de masa. Por tanto sería un graviton más pesado, de un modelo de física más global. Este gravitón se propagaría en una dimensión suplementaria y minúscula del espacio. Microscópicamente enrollada en sí misma esta cuarta dimensión sería difícil de captar con nuestros sentidos, es decir, sería inaccesible a nuestros sentidos. Este gravitón más ligero previsto en el modelo estándar sería un «eco» en las tres otras dimensiones.

Otra hipótesis es que la partícula X pueda ser la manifestación de una quinta fuerza del universos. Es decir, que este asociada a una fuerza que desconocemos. La partícula X es un bosón, por tanto una partícula mediadora de fuerza. Recordemos que existen cuatro interacciones: electromagnetismo, interacción débil, interacción fuerte y gravedad. Así cabe la posibilidad de que la partícula X  (el nuevo bosón) podría ser mediador de una nueva fuerza que desconocemos completamente, una misteriosa fuerza que estuvo presente en los primeros momentos de la creación del universo.

Para algunos físicos cuánticos la nueva partícula X podría se trazas de la materia oscura, una señal indirecta de la presencia de esa materia oscura en los primeros instantes del universo.

Finalmente también podría ser el indicio de un mundo espejo del nuestro, la prueba de una relación con la simetría fundamental, especialmente al desintegrarse en dos fotones. De hecho cada partícula tiene una compañera como su imagen en un espejo. El fotón tendría como doble el fotino, el gluón el gluino…

Por ahora la partícula X sigue siendo un misterio que va a requerir una búsqueda voraz. Sea lo que sea, demuestra que el universo es inquietante y desconocido, que existen nuevas partículas y fuerzas que nos abren las puertas a un cosmos sorprendente, a nuevas dimensiones, a energías desconocidas. Un panorama más asombroso e increíble de lo que nuestro cerebro es capaz de imaginar.

 

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Evolucionemos nuestro cerebro

julio 14th, 2016

Lo que más teme el Sistema es que utilicemos nuestro cerebro, que pensemos. Siempre ha demonizado la posibilidad de una mente superior, siempre ha creído que ya no evolucionaremos más y nos someteríamos a la rutina y repetición diaria. El Sistema no quiere mentes con fuerza, con impulsos que vivan, que perciban y sientan. El Sistema quiere espíritus encerrados en la materia. El Sistema ha demostrado que no puede llevarnos a un mundo mejor, tampoco quiere hacerlo. Solo nos queda la esperanza de que un acontecimiento chocante transforme nuestras decrépitas y obsoletas creencias, que lo barra todo. De una cosa todos estamos seguros, y es que el futuro no es lo que creíamos ni esperábamos.

Hoy solo nos queda nuestro cerebro y su evolución. Propongo la idea de volver a las antiguas fuentes del conocimiento, pensar en un retorno interior. Para ello tenemos que empezar a buscar en las profundidades de nuestro cerebro, tenemos que triplicar las conexiones de nuestras neuronas, activar nuestros pensamientos más allá del espacio y el tiempo.

Escuchad y veréis que existe una llamada interior, una voz que nos dice que en nuestro cerebro están todas las respuestas para liberarnos de un mundo absurdo cargado de sufrimiento.

Nuestro cerebro es energía, forma parte del todo y se comunica con el todo. Sin embargo, los problemas mundanos, los miedos, la ira, etc., nos impiden ser parte de esa comunicación que nos abriría las puertas a otras realidades.

El Sistema teme que accedamos a esa posibilidad y nos ha educado para competir en un mundo de falsa ilusiones. El Sistema, desde el medioevo, quiere tenernos en la oscuridad; nos hace creer que esta sociedad es la única posible, y trata de que seamos ignorantes del poder mental que tenemos. El Sistema nos ofrece claridad y un hipotético más allá tras la muerte. Nosotros queremos iluminación y un conocimiento en el aquí y ahora.

Tenemos que que ir más allá de los meros pensamientos, pensar en el pensar. Darnos cuenta que pensamos y experimentar ese gran acto como algo nuevo y novedoso, como un camino que nos lleva a otra realidad, a un lugar que impregne todo nuestro ser y nos haga sentir trasmutarnos.

En nuestro cerebro existe un estado de comunicación cuántico, ondas que están esperando que las sintonicemos para ofrecernos una armonía cósmica del todo. Conseguir eso es una nuevo paso de la evolución humana, un paso que nos convierte en dioses. Ese esfuerzo cerebral es nuestro objetivo más importante por que es lo real de la vida, mientras que la vida de vigilia, el mundo ordinario, es lo falso.

Sabemos que las cosas no son lo que parecen, que el mundo en que vivimos es una irrealidad ajustada por los pelos con leyes, teoremas y principios. Una irrealidad que frena nuestras posibilidades de transcender a otras realidades más verídicas, más interesantes, más enriquecedoras.

La búsqueda en nuestro cerebro es la máxima aventura existencial. Tenemos que detenernos a pensar, a reflexionar, a buscar puertas que abran los intrincados caminos del espacio y el tiempo. Tenemos que preguntarnos, sin miedo, que es la vida, que significado tiene nuestro paso por el mundo, intentar comunicarnos con el universo, con la vida ahí fuera, considerar la energía y las moléculas entes vivos, hay que intentar, ensayar, penetrar, insistir.

Nuestros cerebros esperan órdenes, instrucciones para extender más sus dendritas y axones, esperan que explotemos al máximo esa máquina, que la hagamos evolucionar y que la utilicemos plenamente porque somos dioses en potencia.

 

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Reflexiones privadas

junio 27th, 2016

Un tarde paseando con Jack Cadington, especialista en enteógenos y productor de documentales cinematográficos de California, le pregunté:»¿Jack tú crees en Dios?». Me señaló un cactus de Peyote y me contestó: «Ahí dentro está Dios». Esa misma noche me elaboró una dosis de Ayahuasca que me llevó a un estado modificado de consciencia, que me hizo recorrer todo mi pasado filogenético y atisbar mi futuro. Un reencuentro en un lugar sin tiempo. Un reencuentro con mi soledad y mis demonios internos.

Como buen ateo he leído la Biblia, el Corán y el Torah. He leído los Manuscritos del Mar Muerto y los de Nag Hammadi. He releído y reflexionado sobre los Upanisad de la India que se han convertido en la mejor lectura que he tenido en mis manos. He leído el Dhammapada de las enseñanzas de Buda, el Avesta de zoroastrismo, el Tao de Confucio y libros taoístas, sintoístas y jainístas.  Mientras otros reían o pacían delante de la televisión basura, yo quemaba cientos de horas estudiando mecánica cuántica y neurofísica.

He buscado respuestas caminando por el laberinto de la catedral de Chartreuse, entre peregrinos que fanáticamente hacían el mismo recorrido que yo de rodillas; he visitado lugares misteriosos, prohibidos y , para algunos, sagrados ; he estado en antros de los oscuros suburbios de las ciudades donde ves la verdadera podredumbre humana y no sabes si saldrás vivo de aquel lugar; en África he tenido aferrado entre mis brazos a niños que tenían los días contados; he estado en la iglesia de Rennes-le-Château, franqueado por la imagen del demonio Asmodeo y la inquietante inscripción «Terribilis est locus iste» (Este es un lugar terrible); he visitado las ruinas de todos los castillos cátaros testimonio de crueles matanzas por cuestión de diferentes creencias; he sentido un extraño estremecimiento al entrar en el campo de concentración nazi de Dachau  y en el Coliseo Romano; he recorrido lugares no accesibles del Vaticano acompañado por un Camarlengo que quería activar mi fe perdida.

Una noche me encerraron en una habitación oscura y me hicieron escribir mi testamento a la luz de una vela situada sobre el cráneo de una desdentada calavera; he recorrido descalzo mezquitas en las que oraban cientos de musulmanes; he meditado en tekias sufíes después de haber danzado como los derviches giravoltes; he excavado en el interior de cuevas perdidas cuyo acceso eran peligrosas chimeneas; he meditado en dólmenes cargados de energía y en el interior de la tumba de la princesa Tin Hinam de los Tuareg en Abalessa; he descendido al interior de sepulcros casi milenarios con cientos de esqueletos que me miraban con reproche por haber perturbado su silencio y quietud; he buceado en el mar sintiendo esa sensación de ingravidez; he deambulado por pegajosas selvas y áridos desiertos; he sentido en mi cuerpo la metralla de una explosión y la afilada punta de un cuchillo, circunstancias que me han permitido degustar el sabor inconfundible de la sangre; me han apaleado y encerrado en una mazmorra que olía a letrinas y defecaciones; he pilotado aviones teniendo la sensación que podía ascender hasta escapar de este planeta; he subido al Vesubio entre «fumatas» y temblores de tierra. Y como dice el replicante Nexos-6, antes de morir, en el final de Blade Runner: «…todos esos momentos se perderán como… lágrimas en la lluvia».

Somos polvo de estrellas que piensa

junio 9th, 2016

Estamos compuestos de polvo de estrellas y extrañas energías que se expandieron tras el Big Bang. Somos el origen del universo contemplando su imagen actual. Somos los elementos expulsados por las estrellas moribundas amparados en nuestros interior. Somos el tiempo transcurrido tras una tortuosa evolución.

¿Cómo hemos llegado a pensar y tener consciencia de nuestra existencia? ¿Cómo es posible que elementos como el carbono, azufre, hidrógeno, oxígeno y otros que constituyen nuestro  cuerpo, sean los artífices de nuestros pensamientos científicos, nuestra elucubraciones filosóficas, nuestra creación artística, nuestras composiciones musicales? ¿Cómo comprender que la descarga de un ion de potasio sobre una neurona y la consiguiente onda eléctrica por la dendrita, sea capaz de elegir un neurotransmisor entre 200, (por ejemplo la oxitocina) y desencadene en nosotros un pasional flujo de amor?

¿Cómo unos simples elementos químicos nos han otorgado esa capacidad de esculpir La Piedad, pintar la Gioconda, componer El lago de los císnes o escribir El rey Lear? No tengo respuestas, pero me hace sospechar que esos elementos químicos eran portadores de una información  que ya existía antes del Big Bang, y se ha combinado en cada uno de nosotros, creando el escultor y el artista único.  Unas combinaciones infinitas que impiden que dos personas a la vez estén escribiendo el mismo poema o pintando los mismos frescos de la Capilla Sixtina.

Somos materia estelar, parte de un Universo que, a través de una larga evolución sujeta a los azares del mundo, ha combinado los átomos para desarrollar unos cerebros que han comenzado a pensar y, en el fondo del proceso, algunos han concluido que no somos nosotros los que pensamos, sino que es el universo quién piensa a través de nosotros y, a través también, de todos esos seres que ha desarrollado en diferentes planetas que giran a estrellas esparcidas en millones de galaxias.

¿Sería igual el universos si no hubiéramos aparecido? Sería igual pero habría una parte insignificante que no se observaría a sí misma. Somos un planeta minúsculos en la inmensidad de trillones y trillones de planetas. Somos una furtiva sombra que tarde o temprano habría aparecido porque la vida y la inteligencia siempre encuentran un camino para surgir. Somos una torsión de la nada en forma de doble hélice  que transmite una información. Somos información al borde de un horizonte de sucesos de un agujero negro que nos puede transferir a otras realidades, a otros multiversos a otros espacios paralelos, a mundos en los que sólo pervivan los estados modificados de consciencia; a un tiempo que no sea tiempo. Tenemos un potencial infinito en el cerebro tratando de evolucionar, somo dioses en potencia con una mente en la que nos están esperando sucesos trascendentes, sorprendentes….singulares.