Está cambiando el mundo y los políticos siguen en un bendito sueño anclado en el siglo pasado, algunos aún con sus imperios de grandeza e inalterables valores obsoletos.
Elon Musk ha dado un nuevo pistoletazo de salida a la conquista del espacio con campaña de marketing incluida, que se escenifica en un coche Tesla Motors, conducido por el muñeco Starman, escuchando Space Oddity de David Bowie. Para muchos ha sido una gamberrada de niño rico, para otros nos ha parecido una genial idea, como la construcción del Falcon Heavy, basada en juntar tres Falcon 9 y conseguir así 27 motores de empuje, de los que ha recuperado 18. ¡Genial! Más barato sin diseño de costosos motores y con un material que es reutilizable. Si esto no es ingenio que alguien me explique el terrible presupuesto de Space Launch System, el costoso SLS de la NASA con una potencia similar.
La conquista del espacio está transformando el mundo. Antes de hacer un recorrido por los proyectos que vienen, permitan que hable de geopolítica o espacio-política.
China ha superado la semana pasada a Europa económicamente hablando. China está invadiendo el mundo sin que nos demos cuenta. Hay millones de chinos establecidos con sus negocios en Europa, en América del Norte y del Sur, en África y en Australia. Cientos de bazares en las grandes ciudades, además de restaurantes y barrios enteros con sus almacenes, lo que denominamos los “Chinatown”. Pronto los hijos de esos chinos podrán votar…y tendremos alcaldes y senadores chinos.
Los dirigentes chinos saben que el futuro está en el espacio y se preparan para instalar, antes de seis años, sus “bazares” en una nueva estación espacial y en la llegada de sus astronautas a la Luna. Este año tienen dos lanzamientos señalados.
El comunismo ruso ha cambiado de estrategias, ha sembrado el país de una oligarquía que apoya a Putin y que no quiere enfrentamientos armados, razón por la que los tanques, los misiles y los submarinos nucleares han sido sustituidos por un arma nueva: las injerencias.
Con las injerencias Moscú ha visto que con un comando de 200 hackers puede conseguir un Brexit y que Estados Unidos nombre a un amigo-comerciante, Trump, de presidente. Por otra parte los millonarios rusos compran en Occidente Hoteles, empresas de informática, laboratorios farmacéuticos y apoyan proyectos de vanguardia como “Initiative 2045” de Google-Calico que busca la inmortalidad, o el envío a la estrella más próxima de una flotilla de naves espaciales. No olvidemos que una parte estos multimillonarios rusos son ex agentes de la disuelta KGB donde hicieron sus “ahorrillos”.
Luego estas los “califas” de Próximo Oriente, que ven con preocupación cómo empiezan a proliferar los coches eléctricos, y como Elon Musk piensa lanzar al mercado baterías de litio domésticas recargables con la luz solar, de forma que cada habitante de la Tierra pueda generar su propia energía. El petróleo no es que se acabe, es que no lo querrá comprar nadie, por lo que sus acciones bajan, igual que cuándo Francia anunció que dejaría de depender de la energía nuclear. Los oligarcas de Occidente temen estos cambios más que nada en el mundo y se oponen a ellos porque pueden ganar mucho a corto plazo haciendo que sigan las cosas como estaban, aunque las futuras generaciones tengan mucho que perder a la larga”.
A los países del Golfo, solo les queda un futuro turismo, y la inversión en empresas de fuera, cosa que ya realizan hace tiempo.
Los políticos siguen enfrascados en reuniones interminables, encuentros como Davos, en pactos que no se cumplen. Mientras una nueva generación de emergentes se lanza a la conquista del espacio, apoyándose en que la Carta Magna del Tratado General del Espacio, que solo habla de los derechos de los Estados y no limita la conquista, explotación minera y comercio para las empresas. ¿Quién iba a pensar en 1957 que las empresas y no los Estados llevarían la batuta de la conquista espacial?
Hagamos un rápido recorrido por esas grandes empresas:
Robert Bigelow de Bigelow Expandable Activity Module (BEAM), piensa con sus módulos hinchables montar un hotel en órbita, incluso aprovechar la ISS para hotel.
Richard Branson de Virgin Galactic, sigue con sus proyectos de viajes orbitales. Y espera que la nave “SpaceShip Two” opere en este 2018.
Jeff Bezos de Amazon y Blue Origen prepara el cohete New Glen de tres etapas y recuperable para turismo espacial en vuelos orbitales y suborbitales.
Elon Musk de SpaceX ya hemos explicado el exitoso lanzamiento del Falcon Heavy, con el que quiere llevar colonos a Marte. Pero además, Musk, ha puesto en marcha Hyperloop, tren magnético que alcanza los 1200 Km/h.
Bill Gates tiene todo tipos se empresas, entre ellas el Warner Buffet que explora asteroides ricos en minerales. Y también la empresa espacial Kymetal.
Larry Page y Peter Diamandis de Planetary Resources-Google, se dedican a lo mismo que el Warner Buffet de Bil Gates.
Paul Allen de Stratolaunch, proyecta lanzar cohetes desde un avión, y ha construido el Vulcan.
Podría citar muchas más, pero estas ya tiene lanzamientos para este año y el que viene. Son millones de inversión, son millones de puestos de trabajo, son millones en proyectos de investigación (especialmente médica y biológica), con inversores americanos y rusos. Es una nueva forma de ver el mundo, de arriesgar capital para el futuro. Es el Chief dreamers que puede llevar a exoestados, con nuevas leyes que ya se están preparando, con colonias autogobernadas, universidades espaciales con revolucionarios sistemas de enseñanza.
Una civilización espacial que ya despunta, mientras los políticos de la Tierra siguen asentados en sus viejos valores, mientras discuten de territorios insignificantes, mientras sancionan a los débiles y oran a sus dioses. Que se invite a los gobernantes a subir a una astronave, para que mientras se hallen en el Cosmos descubran la real pequeñez de sus ambiciones. Mientras nosotros saldremos al espacio en busca de nuevos conocimientos, mientras aprenderemos a volver a soñar.
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