Saber algo sobre la ISS
A 350 Km de altura se desplaza la Estación Espacial Internacional, la ISS (International Spacial Station). Se trata de un ingenio de 110 metros de ancho, 74 de largo y 30 de altura con una masa de 400 toneladas, para darnos una idea un contenedor estándar cargado puede pesar 60 toneladas y un campo de futbol mide 75 metros de ancho y 100 metros de largo. La ISS, a 27.700 km/hora da 16 vueltas cada día a la Tierra. (Para saber dónde está y seguirla por la noche: spotthestation.nasa.gov)
Equipos de 3 o 6 astronautas la habitan contantemente y son reemplazados, normalmente cada seis meses. Durante su estancia realizarán investigaciones y experimentos científicos en una zona de la estación con un volumen de espacio presurizado de 900 m3 de los cuales 400 m3 son habitables.
Los trabajos científicos que se realizan a bordo de la ISS son, principalmente, de biológica y medicina. Se investiga el cultivo de plantas y células; también se experimenta con materiales y fluidos, al margen de la observación astronómica. En otros experimentos se crean conexiones entre metales, se hace crecer legumbres, se estudia como los cuerpos se adaptan a la vida en microgravedad, etc.
Una parte importante del tiempo se dedica a repasar y reparar equipos, vigilarlos, controlarlos. Por encima de todo se debe mantener la Estación en buen estado. Hay que verificar constantemente los filtros, las instalaciones eléctricas y los equipos informáticos.
En ocasiones el mantenimiento de la estación requiere tener que salir a su exterior a reparar, controlar, reemplazar o colocar instrumentos. Desde la Tierra se suministran diariamente nuevas instrucciones sobre tareas nuevas que rompen la rutina diaria. Los micro-meteoritos son los causantes de muchas averías en paneles solares, parabólicas y antenas.
ESA, la Agencia Espacial Europea, ha aportado un módulo laboratorio denominado Columbus, donde se experimenta y se investiga sobre las consecuencias de la falta de peso en el crecimiento de plantas y células y organismos. No todos los experimentos se realizan en el interior del módulo Columbus, también se efectúan en el exterior, para determinar las consecuencias de la radiación cósmica y solar que forman parte de ese entorno hostil del espacio.
Otro de los módulos suministrados por ESA es la Cúpula para observar las estrellas. Se compone de siete grandes tragaluces que ofrecen una extraordinaria visión del espacio y parte de la Estación.
Pero el más espectacular instrumento que ha facilitado la ESA es el brazo telemanipulador de 11,3 metros de largo fijado al exterior, que permite mover objetos de gran peso.
La ISS está aprovisionada por los ATV, Vehículos de Transferencia Automática de la ESA y Progress, vehículos de carga franceses y rusos. Los ATV suministran unas 8 toneladas de carga, entre la que hay alimentos, carburante, equipos nuevos o de reemplazo, y agua (la ISS ya recicla pero siempre es necesaria más agua). Estas naves permanecen amarradas durante seis meses a la ISS. Durante su amarre y con la potencia de sus motores corrigen la caída de la estación colocándola en su órbita inicial. Cuando regresan a la Tierra se llevan unas seis toneladas de basura de la que se desprenderán lanzándola a la atmósfera para que se incineré al entrar a la Tierra.
La jornada de trabajo de los astronautas en la ISS está planificadas desde antes de su lanzamiento, considerando las carreras de ellos. Pero siempre surgen imprevistos que hay que solucionar. Se puede decir que son jornadas muy completas de ocho horas.
Los astronautas, tras despertarse a una hora establecida, proceden al aseo personal con nuevos artilugios que no desprenden restos por el aire, especialmente pelos ya que pueden obstruir los sistemas de aeración. Los váteres disponen de un sistema de succión y las evacuaciones van a sacos de almacenamiento que se llevaran las naves de reingreso a la Tierra y destruirán en la atmósfera. Orina y sudor será filtrado y reciclado y convertido en vapor o para rehidratar los alimentos.
Al margen del trabajo científico, del que ya he hablado, es obligatoria una actividad física de dos horas diarias, realizando ejercicios de bicicleta estática, suelo rodante, pesas, etc. Toda una actividad para el corazón, los músculos y los huesos.
La alimentación es parecida a la que se come en la Tierra. Generalmente está suministrada por cocineros americanos y rusos. Se trata de alimentos en conservas o en bolsas de aluminio. Es comida que ha sido liofilizada, pre-cocinada o deshidratada. Las legumbres y las frutas se consumen en los días siguientes que han llegado en las naves de reavituallamiento. Los menús son escogidos para los astronautas antes de embarcarse en la ISS, con consejos dietéticos que les permiten una mayor adaptación al espacio. Solo en fiestas muy concretas de sus países de origen (Papa Noel, Independence Day), se les permite un menú especial y alcohol.
Algunos alimentos se comen de forma natural, por ejemplo la fruta. En otros es necesario añadir agua, como los pates o helados. Los condimentos (kétchup, mostaza, mayonesa, etc.) se presentan en formas más densas; la sal y pimienta en forma líquida con el fin de que no floten en los módulos. Se dispone de un horno para recalentar algunos platos. Lo que no existe es un refrigerador, por lo que la comida se tiene que conservar y preparar correctamente con el fin de evitar que se estropee. La mayor parte de la comida se consume en sus embalajes para evitar que migas o fragmentos se dispersen.
Los astronautas también disponen de un tiempo libre y un día de descanso cada semana. Son importante ciertas distracciones para descargar la gran responsabilidad diaria que tienen y para la que se les ha entrenado durante años.
Se ha comprobado que una de las distracciones favoritas de los astronautas es observar a través de las ventanas, ya que se enfrentan con un espectáculo fascinante. Ven como se oculta y como sale el Sol cada 45 minutos. También se distraen mirando películas, escuchando música, leyendo, jugando a las cartas o hablando por Internet con sus familias.
La hora de dormir, salvo algún problema, es para todos la misma, aunque algún astronauta prefiere escuchar música o leer antes de acostarse.
Evidentemente no hay camas, porque en el espacio tampoco hay un arriba y un abajo, así que se puede dormir en cualquier sentido. Los astronautas, atados con un cinturón para no flotar por todo el módulo, duermen en sacos acolchados paralelamente a una pared de sus pequeñas cabinas personales. Duermen seis horas ya que la ingravidez no ha fatigado mucho sus cuerpos. Unas cortinas impedirán que el Sol con su iluminación interrumpa el sueño; y también precisaran una buena ventilación para hacer circular el óxido de carbono exhalado.
Problemas en la salud de los astronautas. Daremos un breve repaso a estos problemas, ya que se trata de un tema muy amplio que requeriría un gran número de hojas y reduciré en una.
Inicialmente destacar que cada vez que se origina una erupción solar, los astronautas son alertados para que no hagan tareas en el exterior, y que se pongan los trajes y ocupen una cabina especial de la ISS, que les resguarda. Dentro de esta especie de “habitación del pánico” los astronautas reciben menos radiación solar.
Desde el momento que los astronautas desembarcan en la ISS precisarán varios días para adaptarse a la microgravedad. Durante ese tiempo estarán afectados por el llamado “mal del espacio”, un estado que les produce, principalmente, náuseas y pérdida de orientación.
Luego aparecerán otros efectos. La sangre y otros fluidos corporales circularan mal y congestionarán la cabeza, el corazón palpita más despacio, los glóbulos rojos disminuyen, hay dificultades para dormir, el cuerpo pierde peso, el sistema inmunitario baja. Lo más grave es la atrofia muscular y la descalcificación de los huesos. Pero lo verdaderamente peligroso es la exposición a los rayos cósmicos. El astronauta, en un día recibe como media la misma cantidad de radiación que lo que podría recibir en la Tierra a lo largo de un año. Esta radiación es un riesgo, ya que puede producir cáncer y cataratas.
El regreso a la Tierra también será brutal, ya que los astronautas tendrán una sensación de sentirse pesados y de perder el equilibrio, ya que sus músculos no soportan el cuerpo y los huesos corren el riesgo de romperse. Cada movimiento que realizan exige un esfuerzo del corazón bombeando sangre a todo el cuerpo… un estado que durará más de un mes.
Este estado fisiológico nos lleva a realizar una reflexión sobre los futuros selenitas, es decir, los hijos de los colonizadores lunares nacidos en este satélite. Serán seres que no podrán regresar, ni visitar, la Tierra, a riesgo de fracturarse los huesos y carecer de fuerza para desplazarse sobre la superficie de nuestro planeta. Serán seres de más de dos metros de altura y constitución delgada, posiblemente con ojos más grandes. Estarán condenados a vivir en la Luna o en naves espaciales, ya que habrán nacido con un organismo adaptado a sobrevivir en la Luna, pero no en la Tierra.
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