Un Fragil Planeta.

marzo 22nd, 2016

En unas declaraciones recientes del Presidente de los Estados Unidos Barak Obama, según mi criterio el mejor presidente que ha tenido esta nación en los últimos 50 o 60 años, destacaba los hechos más peligrosos para nuestra civilización, y esta lista la encabezaba el cambio climático, seguido del terrorismo de EI y otros factores. Fueron unas declaraciones sensatas que han levantado ampollas, ya que también ha tenido el valor de decir que no se fiaba de Arabai Saudi y Pakistán, y que los miembros de la Unión Europea eran unos interesados.

Volvamos a la fragilidad de este Planeta advirtiendo al lector que tiene que empezar a considerar que está de suerte cuando se levanta vivo cada mañana. Personalmente lo celebro y me repito a mi mismo: «Mira estoy vivo, tengo un día más para adquirir nuevos conocimientos y cambiar impresiones con mis amigos sobre sus y mis inquietudes».

Estamos de suerte cuando despertamos vivos, no lo estuvieron los habitantes de Pompeya, ni los que fueron sorprendidos por Tsunamis en la costa de Oceanía, ni los que sólo sintieron la primera sacudida del temblor de tierra que sacudió San Francisco y otras muchas ciudades, o los que fueron sacados de la cama y obligados a abandonar todo por que la centran nuclear de Chernobil estaba apunto de sufrir el «síndrome de China».

Creo que el cambio climático es motivo de preocupación, pero hay otros peligros inconmensurables que amenazan con acabar con nuestra civilización. Tenemos por ejemplo, la caída de un asteroide, un peligro real en el que vivimos bajo la amenaza de tres o cuatro rocas del juicio final en ruta de colisión hacia nosotros, entre las conocidas una prevista para impactar en 2036. Un solo pedrusco de 10 km de diámetro que cayese sobre una zona continental sería suficiente para crear una extinción de nuestra especie, tan importante como la acaecida hace 63 millones de años.

¿Qué otros peligros nos amenazan? Por orden de importancia creo que el tercero es la explosión de un mega volcán como, por ejemplo del de Yellowstone. Todo Yellowstone es la inmensa boca de una gran caldera volcánica con un grandioso depósito magmático que, pronto o tarde, entrará en erupción y será capaz de crear una nube de cenizas que afectará a todo el planeta, especialmente el hemisferio norte.

Otro gran peligro está en las manos del hombre, y es el poder que tiene de desencadenar una guerra nuclear. Somos la primera civilización capaz de autodestruirse. Un conflicto entre naciones que lleve a la utilización de armas nucleares, puede derivar en la destrucción de la centrales nucleares con ojivas atómicas. Las nubes radiactivas recorrerían el mundo y aniquilarían toda posibilidad de vida. Recuerden que la nube radiactiva de Chernobil llegó hasta los Pirineos españoles, contaminando la hierva que consumían las vacas que luego llegó al ser humano a través de la carne de vaca y la leche, y también afectaron a las setas, en ninguno de los dos casos los cab…… del gobierno de turno puso sobre aviso a la población.

El final de este frágil planeta puede llegar por una radiación solar o por rayos gamma procedentes de una estrella que explote cerca de la nuestra. También estamos expuestos a un virus que no podamos dominar, al movimiento inesperado del eje de la Tierra, etc.

Somos un frágil planeta y nos creemos los reyes del mambo.  Algunos incluso utilizan sus regias coronas para creerse algo, pero ante el poder amenazador del Cosmos o de la Naturaleza no somos nada. Por eso cada día que nos despertamos y seguimos vivos, es un triunfo más, como aquel primero que conseguimos por la llegada al ovulo, contra 400 millones de espermatozoides, a los que vencimos, ¡Aquello si que fue una carrera y no la Cursa del Corte Ingles o la carrera de New York, ambas con menos de un millón de participantes. Somos unos triunfadores y, además, seguimos vivos.

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Conocimiento

marzo 10th, 2016

A medida que algunos vamos envejeciendo nos damos cuenta que no estamos dispuestos a perder el tiempo con asuntos que no nos producen nuevos conocimientos. Nos damos cuenta que nos queda poco tiempo para saber muchas cosas que nos inquietan y nos interesan,  para tratar de encontrar la verdad del por qué estamos en este mundo y qué significa todo esto que nos rodea. Se que esas respuesta no las encontraré aquí, tampoco tras la muerte, ya que cuando mis moléculas y átomos se desconfiguren, no podre entender ninguna verdad. Más bien, un segundo antes, comprenderé que no eran verdad todas estos mitos y leyendas que ambulan por la sociedad, embaucando a los más ilusos.

Es una lástima, algunos hemos realizado un gran esfuerzo en adquirir conocimientos, para que después se diluyan, se pierdan como lágrimas en la arena, tal como le explica Nexus-6 a Harrison Ford en el fabuloso final de Blade Runner.

Es por este sentimiento de realidad incuestionable que aprovecho el tiempo, y que no me privo de aceptar cualquier invitación que me hacen personas interesantes con las que puedo dialogar mientras saboreamos buenos caldos de Baco o alcoholes de Irlanda. A veces puedes equivocarte de persona y resulta que tienes que soportar a un ido o a un pedante que tienen soluciones para todo menos para dominar su locura o su «yo» sobre dimensionado. Siempre tengo algún truco para abandonar el encuentro, y si no puedo, me dedico a estudiar las causas de la locura de mi interlocutor o su ego indomable.

En cualquier caso me encantan las reuniones con determinadas personas y las sobremesas. De estas últimas recuerdo las largas cenas con los mejores psicólogo, psiquiatras, psicoterapeutas del mundo en el Instituto de Psicología Transpersonal de BCN; o las cavilaciones desorbitadas (pero posibles) del equipo de investigación en Tassili, entorno a las hogueras nocturnas en el desierto. O las también descabelladas conclusiones que alcanzábamos en los yacimientos de excavación ese mismo equipo.  Tampoco olvidaré lo que era escuchar a Anatole Dolinoff tras su sesión de vodkas, aquellos días que experimentábamos en París con las cápsulas criogénicas que servirían para albergar crionautas.

Estos días trabajo en mi próximo libro, obra que debo entregar en Junio, y que el lector de esta corta reflexión, me perdonará si no le digo el posible título y su guión, pero puedo anticipar que hablo de las ondas gravitacionales, de los desgarros del tejido del espacio que nos permiten el viaje en el tiempo, de singularidades y entrañables misterios que se convierten en pesadillas nocturnas…suponiendo que esa «pesadillas» no sean accesos a otras realidades transpersonales.

Ya saben, estoy abierto a encuentros, cafés y sobre mesas, incluso a dar una conferencia sobre un tema elegido, siempre y cuando  me aseguren que habrá un brainstorming entre todos al final. Me gusta explicar, pero también escuchar otras ideas, y sobre todo enfrentarme a preguntas que descolocan, que te obligan a reflexionar, a buscar o terminar pidiendo ayuda a los asistentes para contestarla.

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El cambio que viene

marzo 2nd, 2016

Creen ingenuamente los políticos que con sus leyes y edictos están modernizando y regulando el mundo que nos rodea. No se han enterado que ellos no cambian nada, que son los descubrimientos y los avances científicos que, aplicados, transforman la sociedad.  El mundo y los sistemas que lo gobiernan está cambiando irremediablemente por los avances tecnológicos y la rápida integración de los jóvenes a ellos.  Esos cambios transforman las costumbres y la sociedad cada vez con más rapidez. Hace solo 26 años que apareció Internet y ya se ha extendido por todo el mundo. Hace solo 16 años que apareció la telefonía móvil. Son las olas de las nuevas generaciones las que con su integración a la tecnología cambian el mundo.

Esas nuevas olas auguran nuevos sistemas sociales de vivir junto a otras voces, más veteranas, que ven próximo el final del capitalismo, el neoliberalismo y los partidos políticos actuales.  Sabemos por experiencia que el capitalismo y el neoliberalismo actual no funcionan, son insolidarios y propicios a la corrupción, no valoran suficiente la cultura y la ciencia. Solo quieren de esta última progresos que les beneficien. Como destaco en mi libro «El futuro ya está aquí» no podemos aceptar la cruel realidad que, mientras millones de personas mueren por hambre en el planeta, veamos con asombro que ochenta familias en este sistema social tienen la mitad del patrimonio de todo el mundo.

El nuevo modelo que se avecina será más solidario, más cooperativo, más colaborativo. Priorizará el desarrollo de las energía verdes, más limpias y menos peligrosas. Facilitará su acceso con kits de «Fabríquese usted mismo la energía que precise» (solar, química, eloica, etc.). La robotización creará cada vez productos más baratos, pero también llevará al declive la industria tradicional y el empleo. Este último factor deberemos solucionarlo con impuestos sobre las máquinas y robots. Tenderemos a modelos laborales colaborativos y dejaremos de consumir artículos innecesarios.

No podemos regresar a los viejos modelos políticos, debemos buscar nuevos modelos en los movimientos Transhumanistas, Noocracias y Meritocracias. Los partidos tradicionales, las izquierdas y derechas, son modelos obsoletos y corruptos.

Todos estos cambios irremediables nos llevarán  a momentos críticos ya que se enfrentará dos mundo diferentes: uno abocado al nuevo futuro y otro instalado en las viejas tradiciones; uno tecnológico y otro resistente a los cambios; uno cooperativista y colaborador y otro con los sistemas decadentes actuales.

Precisaremos una nueva forma de pensar y actuar, un pensamiento singular alejado del pensamiento lineal y ortodoxo. También una actitud laicista.

Debemos deshacernos de los sistemas políticos actuales, debemos trascender a los partidos radicales. No hay que reformar, sino construir de nuevo, crear. Nada de pegotes, nuestra sociedad no aguanta ya más parches. Tenemos que empezar a cambiar nosotros, sino cambiamos difícilmente podremos ayudar a cambiar a los más débiles. Debemos realizar una quita generalizada de la deuda pública; controlar las obligaciones fiscales de las grandes fortunas y corporaciones; crear una renta básica universal para todos los ciudadanos, algo que parece utópico pero que es posible. Debemos ofrecer acceso libre a la educación, base de un pensamiento singular. Tenemos las herramientas, Internet y los satélites de bajo costo.  Todos los ciudadanos tienen que tener acceso a los adelantos médicos y a la educación.

La convivencia entre todos solo llegará si nuestros ciudadanos tienen un buena formación educativa sin manipulaciones políticas y religiosas. Si comprendemos quienes somos y que significa nuestra existencia, comprenderemos el universo.

 

 

 

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Una democracia sin ideologías

febrero 24th, 2016

Cuando llego la democracia a nuestro País ya nos creímos que eramos modernos e ilustrados, capaces de celebrar una elecciones cada cuatro años. La realidad es que la mayoría de los ciudadanos no tenían ni idea de lo que era  el socialismo,  la socialdemocracia, el comunismo, la república y que diferencia existía entre un Estado Federal y uno Confederal. La gente votaba según el carisma del político, no según  los valores que representaba o, en algunos caso ninguno, pero a través de la pequeña pantalla daba buena imagen y tenían un pico de loro.

En este País se pasó de la dictadura a la democracia sin educar a la población en cuestiones políticas, y, lamentablemente sigue sin tener ni idea. Un cambio como el que realizamos precisa unas ideologías en la izquierda y en la derecha, la defensa de unos valores mediante un conocimiento y una cultura, pero eso no se enseñó, ni en las escuelas, ni al ciudadano en general. ¿Por qué? Tal vez porque un hábil mandatario o un grupo de ellos, prefirieron tener al pueblo en la inopia, ignorante, votando a la imagen sin plantearse ninguna necesidad de ideologías, al margen de la del fútbol que era capaz de entretenerlos sin pensar en cosas importantes.

No ha habido una base cultural, no se han desarrollado unos nuevos valores modernos, seguimos atados a la moral católica tradicional, a la familia clásica, a los valores de una bandera y un escudo por los que, si es necesario, hay que dar nuestra la vida y la de nuestros hijos, a unas leyes obsoletas y unos poderes que nos ocultan la verdad, nos manipulan, nos roban y, cuando dialogan lo hacen, no a través de la razón, sino a través de los decibelios de su voz con la que intentan imponerse.

¡Pero a quienes hemos terminado votando! Si nos han robado todos. Si la mitad no tenían ni idea de política. Si son, la mayoría, funcionarios y letrados del Estado. Si un Gobierno es capaz de eliminar de sus aulas asignaturas como la filosofía, si es capaz de realizar recortes en Sanidad, o Investigación, antes de mirar de recortar en las Fuerzas Armadas, o recortar en actos suntuosos de la Casa Real, o fiestas y actividades  innecesarias, o en el mantenimiento de la Religión , sus profesores y clérigos, hoy en silencio por otras pecaminosas razones. Hemos dilapidado millones de euros  en obras como Hospitales que no se han utilizado nunca, en aeropuertos que no han visto un avión en su vida, en reflotar bancos que los mismos políticos han saqueado, etc. ¿Dónde están todos esos millones saqueados que reclaman los juzgados? La verdad es que podría hacer una lista de lugares y métodos para camuflarlos, pero si eso no lo saben los jueces para que nos vamos a esforzar.

Todo estos ha pasado gracias a la habilidad de haber creado un población carente de ideología y de humanismo, una población que cree que la democracia es votar cada cuatro años….a poder ser a los mismos que roban bastante bien.

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Umberto Eco. Por quién doblan las campanas

febrero 23rd, 2016

La muerte de Umberto Eco, pese a mi silencio en la Red, ha sido como la pérdida de un maestro, algo en mi ha muerto, no sólo lo que escribió y leí con fervor, sino lo que podría escribir transmitiendo ese gran conocimiento del que aprendí, permitan los lectores la expresión, «un huevo». Con Umberto Eco se pierde algo en cada uno de nosotros: «No preguntes nunca por quién doblan las campanas, siempre doblan por ti».

Umberto Eco, era un gran experto en semiotica, un filósofo, un pensador, un humanista, un gran escritor, y un novelista. Era ateo, hecho que reflejan sus ensayos de los que recogí una frase cuyo contenido me hizo meditar profundamente por la verdad que arrastra y la importancia de dicha verdad: «Cuando los hombres dejen de creer en Dios, no quiere decir que creen en nada, creen en todo». Por favor, mediten en esta frase, reflexionen.

He leído sus ensayos y todas sus novelas, con tres de ellas disfrute profundamente. La primera «En nombre de la rosa», donde me hizo estremecer cuando arde aquella biblioteca secreta. «¡No!» chillaba sentado en un sillón y exclamaba fundido en el contenido de la obra: «¡No puedes terminar el libro quemando semejante tesoro!». Recordaba lo difícil que había sido descubrir la entrada, un pasaje que muy bien se pudo inspirar Indiana Johns, y que el joven ayudante describe así: «Introdujo los dedos en las órbitas de aquel rostro descarnado y enseguida oímos como un chirrido ronco. El altar se movió, girando sobre un gozne secreto, y ante nosotros apareció una negra abertura donde, al levantar mi lámpara, divisamos unos escalones cubiertos de humedad».

El monje interpretado en el cine por Sean Cónnery,  es un pozo de sabiduría y sus diálogos con su ayudante una riqueza de filosofía. «… el primer deber de un buen inquisidor es el de sospechar ante todos los que parecen sinceros», el joven añade: «Feo trabajo el del inquisidor».

La segunda novela preferida de Umberto Eco fue «El péndulo de Foucault». En «El péndulo de Foucault» Umberto Eco hace un derroche se sus conocimientos sobre cábala hebrea, ocultismo, esoterismo, sectas secretas, etc. No espere encontrar el lector arcanos que defiendan estas mancias. «El péndulo de Foucault» es el ataque más profundo y fundamentado que he leído contra el esoterismo, las sectas y los gurus. Tras su lectura, mi editor me solicitó un libro en aquella línea, ya que salieron varios libros planfetarios  defendiendo las paparruchadas mágicas, y escribí «Vendiendo a Dios» un boceto de mis encuentros con el mundo esotérico, una obra en narrativa que no se podía comparar a la brillantez de «El péndulo de Foucault», pero en la cuál ponía mi granito de arena contra ese mundo de la superstición que tanto daño desencadena en la mente de millones de personas.

Mi tercera obra favorita es «Baudolino», ¡Qué riqueza de información y conocimiento! ¡Cuánto aprendí con ella! Una novela que transcurre en el siglo XII y en la que el personaje principal, Baudolino, convive con una serie de personajes históricos; y vive hechos con los que Umberto Eco muestra su gran conocimiento de la historia. Así nos hablará y desmistificará la historia de los Reyes Magos, al narrar el descubrimiento de los huesos de niños encontrados en las tumbas que, supuestamente estaban aquellos Reyes Magos que fueron traídos de Oriente como reliquia para la catedral de Colonia. Umberto Eco habla de personajes como Preste Juan, Barbarroja y del libro «Naturalis Historia» de Plinio el Viejo del que Baudolino describe al rey personajes como esciapodo, sátiro, blemia y panocio. Un hecho histórico es el del Viejo de la Montaña en Siria, una historia que los que hoy se enfrentan contra el terrorismo yihadista debieran conocer por las connotaciones que tiene con los terroristas suicidas de la actualidad. Finalmente destaco el brillante diálogo del rey con Baudolino, donde este último pretende que financie una expedición para encontrar el Santo Grial, el rey le reprocha la realidad de esta copa, alegando que Jesús y los apóstoles eran unos muertos de hambre que sólo tenían un vestido cosido con cuerdas que tenía que durar toda la vida, y que no podía creer que semejante banda de paupérrimos podía ir arriba y abajo con un cáliz de oro con piedras preciosas incrustadas, y que a lo sumo llevarían un tazón de madera que Jesús habría heredado de su padre carpintero.

Tres novelas que recomiendo a mis seguidores que saben el poco tiempo que tengo para leer novela por mi afán de investigar en los campos científicos y escribir libros de ciencia. Lamento no haber conocido personalmente a Umberto Eco. Ha sido una gran pérdida. Nadie debería morir, especialmente cuando en su cerebro se almacenan grandes conocimientos….y secretos.

 

 

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