Estamos rodeados de «sabelotodo»

octubre 29th, 2019

 

Estamos rodeados de “sabelotodo”

Me hablaba ese amigo de tertulia de vermut que siempre cito de la gran ignorancia que existía en el mundo. Lo realizaba tras haber escuchado los dos a un sabelotodo que a gritos vino a darnos lecciones sobre el comportamiento de los perros, lo bien educado que estaba el suyo y no uno que le acababa de morder en la mano. Todo eso lo explicaba con gran agresividad, y por supuesto desconocimiento de la “psicología” canina y su  adiestramiento.

La ignorancia de los temas lleva siempre a los “sabelotodo” a conclusiones equivocadas. Este sujeto que había sido agredido por un perro a cuya dueña califico de “horroroso Michelin”, achacaba lo sucedido a la fealdad e incapacidad de su dueña de impedir que su perro lo hubiera mordido. Afortunadamente, mi amigo y yo, nos fuimos antes de que el “sabelotodo” explicase su versión de los hechos, una versión que, por supuesto estaría condicionada a su visión de los acontecimientos y su inculpabilidad.

Los ignorantes no se dan cuenta de su ignorancia y, por supuesto, nunca llegarán a aceptar que siempre somos culpables de los hechos que no suceden. Tanto si contraemos un virus o nos muerde un perro, siempre somos culpables y responsables. En el caso del virus por no haber tomado precauciones, en el caso de perro por poner la mano dónde no debíamos.

La lección de aquel suceso  y el encuentro con el “sabelotodo” me la  dio mi amigo cuando destaco que la gente utilizaba los gritos y la voz alta, como el sujeto del perro, para autoconvencerse a sí mismo y convencer con su megafonía a los demás. También me indico mi amigo, muy acertadamente, que la gente utiliza la agresividad verbal para esconder su ignorancia.

La gente, para hacerse valer, necesita demostrar que son entendidos en una materia. El “sabelotodo” es entendido en todas las materias, desde Mecánica Cuántica, hasta cirugía neuro-cerebral. El “sabelotodo” sabe cuál es el mejor coche del mercado, el mejor extremos izquierda de futbol y hasta el más efectivo quitamanchas.

¿Qué hacer cuando uno se encuentra con un “sabelotodo” que vocifera su ignorancia con agresividad? ¿Vale la pena tratar de explicarle que sus argumentos están equivocados?

Personalmente no hablo de temas que desconozco, procuro escuchar y aprender sobre lo que me explica el interlocutor. Y aunque se me pueda tachar de ignorante, pregunto sobre lo que me explican, y sobre todo estoy atento a la actitud del narrador, su discreción, su humildad y su lenguaje.

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Así nos venden la carne

octubre 22nd, 2019

Así nos venden la carne

 

Es  importante que nos detengamos en un escándalo de la carne del Brasil en 2016, porque afectó a 29 Compañías entre las que estaban dos multinacionales que exportaban al resto del mundo[1]. No se trata de un escándalo por productos que no cumpliesen las normas exigidas, sino una estafa sin escrúpulos planeada que vendía carne caducada y podrida obteniendo beneficios sin considerar la salud de los consumidores. Se sustituía carne por ingredientes más económicos, como la soja y el pollo, y se inyectaban sustancias potencialmente cancerígenas para disimular el mal estado de la carne. Un escándalo en el que estuvieron y están involucrados políticos, inspectores de sanidad, policías y funcionarios. Todos recibieron dinero a cambio de ignorar que se estaban dando casos de salmonela, vómitos y diarreas entre los consumidores. Sabían que  esa carne emponzoñada también se destinaba a almuerzos escolares y que se exportaba a otros países del continente americano y europeo.

El brote de listeriosis que se produjo en Sevilla recientemente fue debido al consumo de carne cruda mal manipulada, o mal envasada. Se trató de una cuestión de higiene que los inspectores de sanidad no vieron o pasaron por alto en la empresa que vendía esta carne cruda. Y cuando digo “pasaron por alto” me refiero a muchos casos en que los inspectores de sanidad hacen la vista gorda a cambio de prebendas de empresas o mataderos.

Como siempre los políticos realizan declaraciones con expresiones como “la población brasileña puede estar absolutamente tranquila”, “son casos aislados que no ponen en riesgo la salud pública de la población brasileña”. Cuando escucho declaraciones de esta clase es cuando me intranquilizo; igual que cuando los políticos españoles anunciaban: “…no hay riesgo para la salud pública con el aceite de colza”, “…son unos escasos hilillos de plastilina”, “…las armas de destrucción masiva de Irak saldrán”, “… se trata de casos aislados”. No recuerdan ustedes a Felipe González quitándose responsabilidades sobre casos de corrupción que salpicaron al PSOE diciendo: “Sobre este asunto me he enterado por los periódicos”  o a Alfonso Guerra refiriéndose a las oscuras operaciones que realizaba su hermano decir: “¡Me deja usted pasmado!”.

 

Ante el escándalo de la carne de Brasil, el secretario ejecutivo del Ministerio de Agricultura de Brasil anunció que ya se había retirado la carne afectada y añadió: “Voy a comprar carne este fin de semana”. Una actitud que me recordaba a Fraga Iribarne bañándose en las playas de Almería, donde un accidente aéreo había estrellado varios ingenios nucleares, y anunciando que todas las zonas radiactivas habían sido limpiadas. Hoy aún están recogiendo arena radiactiva.  Y transcurrido el tiempo todos sabemos que Fraga no se bañó en las playas afectadas. ¡Así nos venden la moto!

 

Quiero recordar que uno de las mayores intoxicaciones que ha habido con alimentos se produjo aquí en España. No fue un descuido, fue el egoísmo fraudulento de querer obtener beneficios que llevo a unos impresentables a adulterar, en 1981, el aceite de Colza. Como consecuencia hubo 20.000 persona afectadas y 600 muertos, entre ellas, mi amigo, escritor y locutor, Andreas Faber Kaiser.

 

Aún recuerdo la última intoxicación que recorrió el litoral de España. Se trataba de un pescado fresco, el atún rojo que se encontraba contaminado con la presencia de histamina y que se había retirado de la venta en todas las pescaderías tras producir un buen número de personas intoxicadas. La histamina es una sustancia que se produce debido a un alto crecimiento de bacterias que, a su vez se producen por una mala conservación del pescado en neveras o en transporte. Las autoridades prohibieron su consumo desde el 25 de abril al 5 de mayo de 2017. Pero me pregunto si se tuvo en cuenta el atún que, anteriormente a estas fechas, fue a industrias de envasado. ¿Creen que estas industrias procederían a retirar todos los envases ya preparados?

 

Políticos: ¡Qué duro es engañar!

 

Un pequeño inciso para hablar de los políticos, que al fin y al cabo son responsables, en parte, de la alimentación que ingerimos. Da la impresión que a algunos de los políticos los eligen por su capacidad teatral delante de las cámaras de televisión, su frialdad, su indiferencia su tono templado y convincente para anunciar unas mentiras sin que su rostro muestre la menor señal, no de arrepentimiento, sino nerviosa. Estoy seguro se eligen por su capacidad de cinismo y engaño, así como su desparpajo para salir a los estrados y vendernos con sus rostros impenetrables y charlatanerías, como Cagliostro, sus falsos polvos mágicos que solo compran los ancianos o los cortos de entenderás, estos últimos abundantes.

 

Cuando salen a minimizar y desmentir unos hechos evidentes, me recuerdan a Jack Lemon, en aquella genial escena cinematográfica,  negando a su mujer la evidencia de haber sido sorprendido en pleno adulterio, mientras él y su amante se visten tranquilamente, la amante se marcha en silencio y la mujer opta por dudar de sus sentidos y termina yendo a la cocina a preparar la cena. Los ciudadanos también optan por dudar de sus sentidos tras las intervenciones de algunos políticos.

 

Recuerdan la cara beatificadora y feliz de Rodrigo Rato ruñendo la campana que daba la salida a la gran estafa de Bankia; recuerdan a Ruiz Mateos con los ojos entornados hablando de sus pobres trabajadores víctimas de la estafa piramidal que él mismo había ideado en Rumasa 2. Me permitirá el lector que le refresque la memoria, recordándoles algunas estafas sonadas como las torres Kio con los Albertos y sus gabardinas de inspectores Gadget ganando millones y pagando solo 50 para librarse de la cárcel; el Forum Filatélico con 200.000 estafados que solo les quedaron unos sellos sin valor de los que tan solo tenían el consuelo de poder chupar el pegamento; el caso Gescartera y el dudoso destino[2] en que fue a parar el dinero invertido; Viajes Marsan cuyo protagonista fue Gerardo Díaz Ferrán presidente de la CEOE, un matón al que conocí y me olio a prepotencia; el icono de la industria alimenticia, Pescanova, falseando sus cuentas entre las bodegas de sus pesqueros; o las Preferente de las Cajas de Ahorro que representaron 60.000 empleados sin trabajo, 20.000 oficinas clausuradas y una deuda de 600.000 millones. Y no quiero hablar de Mario Conde tal vez víctima de un complot por no respetar el dicho de “zapatero a tus zapatos”, ni de la Corona cuyas secuelas durarán años.

 

El veneno está servido.

 

Tal vez no exista la muerte y su consecuencia es debida a que nos envenenamos con el aire que respiramos, los alimentos que ingerimos, el agua que bebemos, y toda un serie de factores que no podemos evitar y que nos rodean peligrosamente. Minan nuestra salud, perturban nuestra psiquis, nos oxidan, nos envejecen…

 

Las epidemias y enfermedades contagiosas se producen en aquellos países que están en conflicto bélico, en los que existen carencias de agua potable y alimentos, en los que no hay una  vigilancia epidémica, en los que faltan infraestructuras sanitarias, en los que viven en la pobreza con hambre y una alimentación deficitaria.

 

Por otra parte cada vez es mayor el contacto del hombre con los animales del gran continente africano. Contacto que se produce para criarlos, protegerlos, domesticarlos o alimentarse de ellos. Lamentablemente aun somos terriblemente ignorantes de las enfermedades de la fauna africana o de las selvas amazónicas. Esto representara nuevas enfermedades algunas epidémicas como el ébola que ya ha causado 11.000 muertos y miles de infectados.

 

Empezamos a descubrir nuevas dolencias contagiosas de un cariz peligroso y desconocido, como la ceguera de los ríos, la enfermedad del sueño, el paludismo, la elefantíasis, etc.

 

Peligrosamente Europa es el continente más sensible en cuanto a ser víctima de nuevas enfermedades virológicas importadas del continente africano. Primero por la gran emigración que sufrimos, segundo por el cambio climático que permitirá la aparición de plantas nuevas, insectos desconocidos en Europa y peligrosos mosquitos con enfermedades contagiosas.

 

Si queremos evitar que epidemias desconocidas nos arrasen tenemos que activar nuestros cordones sanitarios con los emigrantes procedentes de estos países africanos y lugares donde  la miseria se ha cebado. Tenemos que invertir en sanidad en esos países, ofrecerles recursos y medicamentos. Es decir, igual que tenemos presupuestos para armarnos, tenemos que invertir en sanidad, donde sigue funcionando el antiguo dicho que más vale prever que curar.

 

En el futuro existirá una cartilla sanitaria ineludible para todos los ciudadanos que se desplacen, una especie de pasaporte obligatorio, un chip incorporado que llevará nuestro historial médico y lugares a los que se ha viajado. Va ser algo irremediable, va ser uno de los controles más que padecerá el ser humano en un futuro que lidiará para sobrevivir.

 

La OMS debería explicar claramente los peligros virológicos a los que estamos expuestos, tiene que crear un “ejército” de profesionales en la medicina que estén dispuestos a combatir cualquier foco epidémico que aparezca in situ. Crear cordones sanitarios que controlen a los viajeros que provengan de esos países. Incluso proceder a la desinfección de las cabinas de los aviones procedentes de países en los que existan peligrosos insectos susceptibles de viajar en esos medios y reproducirse a la llegada de Europa.

 

Estamos rodeados de productos que tienen una repercusión negativa en nuestra calidad de vida, que nos llevan a la enfermedad, que no permiten que los niños crezcan en unas condiciones óptimas; productos que nos amenazan y siguen viviendo con nosotros, como fue el caso del amianto durante años hasta que los especialista se dieron cuenta del brutal efecto que tenía en la salud. El amianto es el responsable del 100% de los mesoteliomas (cáncer de pleura) y el entre el 8% y el 15 % de los tumores de pulmón.

 

En 2017 apareció un informe del Departamento de Enseñanza que reveló que en Catalunya había 291 colegios que tenían amianto en sus instalaciones, debido a su utilización en la industria de la construcción hasta que no fue prohibido en 2002 en España.

 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay unos 125 millones de habitantes en el mundo expuestas al amianto en su lugar de trabajo. Pero como el amianto hoy tenemos el plomo, mercurio, PCB, PBDE, pesticidas, HAP, y perturbadores endocrinos.

 

El plomo lo encontramos en algunos pescados, pero su mayor concentración está en el agua debido a su circulación por viejas cañerías de este material, cañerías que perviven en los edificios antiguos y en muchos conductos. El agua también se contamina de plomo a través de las pinturas en la que abunda este elemento. Sus consecuencias son importantes en los niños, ya que su consumo influirá en el aprendizaje y en el fracaso escolar. El plomo produce una homeostasis de calcio, alteraciones en la mielina y modificación de la actividad neurotransmisora (dopamina y acetilcolina). Principalmente afecta al Coeficiente de Inteligencia (IQ) de los niños.

 

Sepamos que la inteligencia depende de la velocidad con que se transmite la información entre millones de neuronas en nuestro cerebro. A mayor velocidad mejor capacidad de respuesta a una situación dada. Diríamos, de una forma sencilla, que la Inteligencia es esa capacidad que tenemos de buscar una solución rápida cuando estamos implicados en un problema o una situación embarazosa o peligrosa.

 

Siguiendo con estos perturbadores endocrinos, el mercurio ha dejado de estar peligrosamente en los termómetros, pero sigue en las pilas eléctricas y en la fabricación de cloro. El mercurio en cantidad es letal, basta con una simple cucharita de café para matar a una persona. En dosis pequeñas aumenta el estrés oxidativo, afecta a la modulación de la actividad de los neurotransmisores (glutamato) y las hormonas tiroides, por lo que tendrá efectos en el crecimiento y también en QI de los niños.

 

Las minas de arsénico de las montañas que rodean algunos pueblos, especialmente de los Pirineos como Setcases, obligan a depurar el agua que llega por sus pendientes o se junta al río. La OMS ha marcado unas tasas de tolerancia que no pueden ser sobrepasadas y que en caso de que llegasen a niveles superiores hay que dejar de consumir (beber, cocinar o ducharse) con esas aguas contaminadas. Sin embargo, lo que no se explica es que la contaminación por arsénico es acumulativa, y aunque las dosis sean aptas, se acumula en el cuerpo.

 

Solo una breve mención sobre el agua, con unas pocas cifras que nos deben hacer reflexionar. El agua salada en la Tierra representa el 96,5% y el 80% de las aguas residuales se vierten en ríos y en el mar. Existen 663 millones de personas con carencia de acceso adecuado al agua. Cada día mueren 800 niños menores de 5 años por diarreas debido a beber aguas contaminadas. Y el 70% del agua se gasta en granjas y agricultura intensiva.

 

Podría confeccionar una larga lista de productos que nos rodean y que son terriblemente fatales para salud, y de los que se sospecha que son responsables de enfermedades que desconocemos como se desencadenan.

 

El PCB (Policlorbifenilio) es un aditivo de pinturas, plásticos y productos lubrificantes. El PCB modifica la actividad neurotransmisora (glutamato) y las hormonas tiroides. Afecta QI de los niños. El PBDE (Polibromodifenilether) tiene su origen en los plásticos textiles, equipos electrónicos. Perturba las hormonas del tiroides. También afecta QI niños. Los pesticidas se extienden en los cultivos y sus consecuencias son la modificación de la actividad neurotransmisora (acetilcolina) perturbación de las hormonas del tiroides y el QI de los niños. El HAP tiene su origen en los residuos de combustión industrial. Provoca estrés oxidativo, perturbación endocrina alteración del ADN. En mi próximo Post hablaré de los perturbadores endocrinos y del cerebro.

 

 

 

 

[1] JBS y BRFoods.

[2] Se ha hablado que se financiaron compras de armas para revenderlas con grandes beneficios.

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Cómo nos envenenamos y nos asesinan silenciosamente.

octubre 16th, 2019

Cómo nos envenenamos y nos asesinan silenciosamente.

 

Es como si existiera un complot mundial de multinacionales que se hubieran conjurado, cada una en su sector, para no dejarnos pasar de determinada edad. Unas en la alimentación, otras en las bebidas alcohólicas y azucaradas, otras en bollería y “chuches”, otras contaminando el medio ambiente y llenando de plásticos, hidrocarburos y mercurio las aguas de las playas para que no podamos disfrutar, gratuitamente, del agua salada del mar. Además lo tienen fácil, pues el ser humano es propenso a consumir todo aquello que le erosiona la salud. Y la mayor parte de la población de clase media – con perdón de la expresión -, come mierda y no tienen ni idea de lo que se meten en la boca.

 

En Occidente hemos avanzado mucho en temas de salud, la medicina ha dado un salto espectacular en cuanto a farmacopea y tecnologías que han permitido una mayor longevidad y una mayor calidad de vida en las edades avanzadas. En Occidente vivimos más sanos y más tiempo, pero estas cualidades también han sido debidas a un cambio educacional en la alimentación, un cambio que solo ha funcionado a golpe de decreto y multas millonarias. El ciudadano empieza a saber y se interesa por conocer que alimentos son sanos y cuales nos matan poco a poco.

 

Sin descartar las causas hereditarias y genéticas, la salud de los seres humanos depende muy especialmente de la alimentación que se ha recibido durante la infancia y la que se practica de adulto. Otro factor de influencia es el entorno en que vivimos, el aire que respiramos, la contaminación, los materiales que nos rodean y forman parte de nuestro hábitat, la higiene, nuestra exposición al Sol, la radiactividad de los sótanos del Maresma, etc.

 

Una carencia de alimentación adecuada en un niño tendrá claras repercusiones en su cerebro y en su vida futura. Las secuelas serán inevitables si el niño ha pasado hambre y ha estado falto de vitaminas para un crecimiento correcto. El desarrollo normal de un ser humano precisa unos mínimos en proteínas y vitaminas, calidad de los alimentos y variedad si no queremos ser víctimas de secuelas el resto de nuestras vidas. Y también influirán los aspectos psicológicos, el miedo, el horror que viva, el estrés, la ansiedad y los abusos sexuales. Es evidente que los alimentos no se digerirán igual si estamos sometidos al estrés, incluso esta situación nos hace candidatos a enfermedades en el aparato digestivos. Una simple comida de negocios o con un plasta que no está explicando cosas desagradables, es sin duda, mal digerida por nuestro sistema digestivo que está produciendo jugos gástricos innecesarios o bilis en exceso.

 

Nuestra insolidaridad mundial está creando en países pobres millones de niños que por necesidad de alimentos no serán, de adultos, seres totalmente capacitados. Sus cerebros no habrán recibido los estímulos necesarios ni los alimentos básicos que precisa este órgano para crecer adecuadamente. Alimentos como los oligoelementos, las vitaminas, la fruta, las verduras, etc. Debemos decirlo pero estamos creando individuos de tercera clase. Individuos que no alcanzaran nunca unos buenos QI (Coeficientes de Inteligencia), que serán propensos a enfermedades dado que su sistema inmunológico no será tan efectivo como el de otros.

 

Se conoce que existen una serie de alimentos que son perjudiciales para la salud, pese a ello los seguimos consumiendo debido a la presión publicitaria de las multinacionales de la alimentación, cuyo principal objetivo es vender aquello que han producido, comprado a agricultores a precios irrisorios, que después han elaborado, empaquetado y distribuido, en algunos casos con escasos controles de sanidad o controles que son insuficientes pero que son válidos por ahora.

 

Además laminamos nuestra salud fumando, bebiendo alcohol (gastamos 174.314 millones anuales en bebidas alcohólicas, en España consumimos anualmente en cerveza el equivalente a 1380 piscinas olímpicas) y consumimos dos productos que son auténticos venenos para nuestro cuerpo: la sal y el azúcar. Si a todo eso le añadimos productos fritos, grasas, conservantes y exceso de calorías, tenemos el coctel perfecto para envejecer mal y tener una vida corta. Destacar que mientras en Occidente morimos por comer demasiado y arrojamos a las basuras el 32% de la comida, en otros continentes la gente se muere de hambre, o padece secuelas toda su vida debido a la falta de una alimentación correcta en la niñez.

 

Algo a lo que no damos importancia y es esencial es el tema de las enzimas de las cuales depende nuestra salud. Las enzimas son proteínas catalizadoras que se forman dentro de las células de los seres vivos. En los alimentos que consumimos se producen miles con funciones específicas.

Destaca el doctor Hiromi Shinya[1] que las enzimas son fundamentales para el control de la salud. Sin embargo, existen los malos elementos de siempre que consumen nuestras enzimas madre: alcohol, tabaco, contaminación atmosférica, ondas electromagnéticas, estrés, etc.

 

Las enzimas las reponemos cuando ingerimos alimentos frescos, en realidad todo lo que comemos debería ser fresco, pero la cadena alimentaria en las grandes ciudades tarda días en traer de los huertos o granjas los productos de consumo. A las multinacionales de la alimentación solo les interesa vender sus productos, aunque esos productos debieran de ser eliminados de la dieta humana. Me refiero a la azúcar refinada, a las carnes rojas y procesadas, a los alimentos salados, a los refrescos azucarados y la repostería, sobre todo, la industrial.

 

En otras ocasiones se consumen productos cuyas fechas de caducidad han eliminado toda su riqueza vitamínica o alimentaria. De vez en cuando, venganzas o luchas entre multinacionales de la alimentación, destapan algún escándalo como el de la carne caducada del Brasil. De la carne ya hablaremos más ampliamente.

 

La Talidomida, de la Compañía alemana Grlinenthal GmbH, fue un fármaco que se prescribía (1957-1963) para calmar las náuseas en los tres primeros meses de embarazo y también la causa de un gran número de nacimientos con malformaciones congénitas.

 

Desde 2007 se ha observado el nacimiento de bebés sin manos o sin brazos en Francia. Unos 150 nacimientos de media al año.     Se ha intentado comprobar si se trata de los efectos de un medicamento, como en el caso de la Talidomida, pero no se ha encontrado relación entre medicamentos, tampoco se han visto posibles causas genéticas ligadas a fármacos, ni exposiciones a tóxicos. Pero 150 casos de media anual, salen de todo tipo de estadística probabilística, y los expertos sospechan de algún producto.

 

En la actualidad se buscan orígenes comunes, ya que no pueden considerarse factores como el azar, el número de casos es superior a lo normal. Se piensa en la alimentación o en alguna sustancia utilizada en la agricultura o en la medicina veterinaria. Tiene que ser un factor al que todas las madres estén expuestas, como aire contaminado, sustancias tóxicas, un alimento tratado con algún producto químico, el contacto con un producto de limpieza….hasta ahora toda investigación ha fracasado.

 

Los materiales que nos rodean, los productos químicos que se utilizan en la agricultura, la contaminación atmosférica, los plásticos, los venenos que arrojamos al mar, las pinturas y una interminable lista de productos antinaturales nos están asesinando silenciosamente. Pese a ello seguimos cultivando mejillones entre hidrocarburos escapados de los petroleros o gambas con ácido bórico; fabricamos latas de conservas que pueden causar botulismo u hortalizas con captafol. Comemos higadillos, tripillas y riñones tratados con finalizadores,  filetes de vaca con perineumonía, ternera con tuberculosis,  frutas con conservantes. Y entre los postres los flanes con lacto sueros.

 

En otras ocasiones es nuestra ignorancia y para presumir de un buen bronceado, tomamos el Sol durante horas en la playa o en las estaciones de esquí, y si somos “urbanitas” utilizamos cabinas de bronceado, en cualquier caso, nos  exponemos a cáncer de piel.

 

Según la revista Science & Vie[2], en 2015 se produjeron en Francia 382 casos de melanomas cutáneos, siendo 1,5 de ellos atribuibles a la exposición en cabinas de bronceado. Hablamos de Francia, un país en que, en 2009, los UV fueron clasificados por la OMS como cancerígenos en nivel 1. En países como Brasil, desde 2009 se prohibieron las cabinas de bronceado, una prohibición que aplicó Australia en 2014.

 

La industria de los rayos UV es muy poderosa y produce importantes beneficios y se opone, legalmente, a prohibiciones en otros países. Las Sanidades Estatales tratan de evitar que aparezcan nuevos establecimientos controlando las dosis, ya que en el 60% de los casos son superiores a lo permitido. Por otra parte existen Centros Médicos que en sus contratos no se hacen responsables de melanomas causados por los rayos UV. Pese a toda esta verdad, los centros de UV siguen achicharrando la piel de aquellos y aquellas que les gusta parecerse al hombrecito rojo que se ilumina en los semáforos.

 

 

 

 

 

 

 

[1] Jefe de la Unidad de Endoscopia Quirúrgica del Centro Médico Beth Israel en New York, y profesor de Cirugía Clínica del Colegio de Medicina Albert Einstein.

[2] Diciembre de 2018.

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Historia de la medicina: un recorrido aterrador

octubre 12th, 2019

 

Historia de la medicina: un recorrido aterrador.

 

 

“¿Qué plato es este, señor?

Este plato es de alacranes y víboras.

¡Gentil plato!”.

Tirso de Molina (El burlador

 

Ha sido un recorrido aterrador, como mínimo debemos de reconocer que nuestros antepasados han sido las cobayas en las que la medicina ha experimentado y ensayado técnicas para alcanzar el conocimiento que tiene hoy.

 

En la historia de la medicina han existido buenos médicos y auténticos carniceros. Hubo hombres como Galeno que aprendió el arte de la cirugía recomponiendo y remendando a los gladiadores, como aquellos médicos de M.A.S.H en la Guerra de Corea, que habían salido de Estados Unidos como inexpertos practicantes y regresaron convertidos en eminentes cirujanos. También, en aquellas épocas oscuras e ignaras, hubo quien se aprovechó del escaso conocimiento de sus pacientes para vulnerar todos los protocolos del código deontológico de la medicina.

 

Se ha operado en vivo, amputado sin ningún tipo de anestesia, a lo sumo un buen trago de coñac o whisky; se ha trepanado la cabeza para buscar las causas de las locuras humanas, o los diablos que no podían extraer los clérigos con sus exorcismos; se ha obligado a los pacientes a ingerir pócimas que perforaban las entrañas y cuyos componente emponzoñaban más que curaban; se han practicado sangrías a través de flebotomías o repelentes sanguijuelas, un procedimiento que no servía para nada pero que se realizó hasta bien entrado el siglo XIX.

 

Toda una historia del pasado en la que los seres humanos han servido de cobayas para que la medicina pudiera ensayar y experimentar con el fin de adquirir nuevos conocimientos del cuerpo humano. Desde los tiempos del Antiguo Testamento hasta casi el siglo XIX, fueron épocas oscuras y llenas de supersticiones dentro del mundo de la enfermedad y la curación. Épocas  de sufrimiento y temor, tiempos en los que la vida era corta y cualquier accidente significaba una mutilación y una incapacidad en el disfrute de esa vida. Las ciudades estaban llenas de tullidos, cojos, ciegos y mancos que mendigaban para poder tener un sustento que les era denegado por sus incapacidades fisiológicas.

 

Hubo un tiempo en que la medicina sólo se ocupaba de las enfermedades externas, aquellas que se reflejaban en la piel, o las heridas causadas por accidentes o combates. Las fracturas se curaban con entablillados y vendajes, las llagas se trataban con ungüentos y compresas, y a los tumores que se les aplicaba emplasto de higo.

 

Uno de los casos en los que la medicina y la Iglesia son protagonistas fue en la intervención del pendenciero vasco, Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús en 1534. Ignacio de Loyola, en una de sus habituales contiendas contra maridos ultrajados, se cayó del caballo y se rompió la pierna. Los médicos de la época le intervinieron recomponiendo la fractura. Cuando Ignacio se recuperó observó con horror que una pierna le había quedado más corta que la otra, tras una trifulca con los médicos les obligó a que se la fracturasen otra vez y arreglasen aquella cojera que no era digna de un caballero como él. El período post-operatorio de esta segunda intervención fue doloroso y turbador para Ignacio. Las infecciones fueron causa de terribles estados febriles en los que Ignacio vio y hablo con “Dios”. El que luego sería santo tuvo delirios, visiones que, junto a los libros religiosos que leía, lo convirtieron. Cuando tras meses de ofuscaciones se recuperó, se lanzó a la tarea de crear la Compañía de Jesús, olvidando su faceta de camorrista. He aquí como los malos cirujanos hicieron un santo.

 

Fueron tiempos en los que la Iglesia aprovechó la enfermedad para vender su fe y sus creencias entre los desesperados por el padecimiento y el posible próximo final de sus vidas. La fe se utilizaba como medio curativo y los remedios se materializan en la oración, el ayuno, los votos, las donaciones, los sacrificios, pero también los amuletos y otros medios de superstición, solo cuando todo parecía fracasar se recurría a los médicos.

 

Los medios naturales de curación eran el vino, el aceite, los bálsamos, los empastes de higo y la hiel de pez. Pero si la enfermedad estaba causada por una posesión diabólica, ningún medicamento se convertía en efectivo y no tocaba otro remedio que recurrir a las herramientas de la trepanación. Así que si a uno le dolía la cabeza, lo mejor era callarse y no decir nada al  médico.

 

Los egipcios, mil años antes de J.C., utilizaban la corteza del sauce  blanco para curar heridas, y Galeno con las hojas de sauce hacia una bebida calmante de los dolores, unos y otro estaban utilizando el acetilsalicílico que en el futuro sintetizado se llamaría “aspirina”. Un calmante que el Homo neandertal ya conocía y utilizo según los últimos descubrimientos paleoantropológicos.

 

Los hongos como el Penicillium tuvieron como resultado final la creación de los antibióticos. Los hongos ya eran conocidos en Grecia en el siglo II y con más antigüedad los utilizaban los nativos de Norteamérica, Rusia, Asía y China. Muchos seres primitivos debieron de fallecer por la ingestión de setas venenosas, vidas que se perdieron a cambio de la enseñanza de lo que H.G. Wells llamo el “alimento de los dioses”; y Robert Graves enteógenos, y finalmente, MacKenna, al explicar que el consumo de enteógenos en el hombre primitivo desarrollo sus dendritas, se atrevió a anunciar que “descendíamos de monos colocados”.

 

Destacar que sobre el mundo de las setas y hongos sólo se conoce el 17%. Existen terriblemente venenosas como la Amanita faloide; alucinógenas como la Amanita muscaria; el penicillium nonatum base del primer antibiótico, y la Ling-Zhi o Reishi de China de la que se destaca que mejora la arritmia, que es antiinflamatoria, desintoxicante y que un gramo diario refuerza el sistema inmunitario.

 

Antiguamente los ciudadanos temían a las epidemias, hoy seguimos temiéndolas, además de la bomba atómica, la guerra y el terrorismo bacteriológico. Mucha gente piensa, referente a la bomba atómica, “no se atreverán a usarla”. Si este razonamiento fuese verdadero, me pregunto: ¿Entonces por qué las fabrican y las almacenan? ¿Por qué todos los países quieren tenerla? ¿Creen ustedes que Israel o Pakistán o Corea del Norte si se vieran invadidos no la utilizarían? En el caso de Israel se rumorea que tiene sus bombas atómicas enterradas bajo tierra, y que si fuera invadido las haría detonar, sacrificando a su pueblo antes de convertirse en prisioneros.

 

La enfermedad ha estado presente a lo largo de toda la historia de la humanidad, del siglo IX al XVII ha atestado las ciudades de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos. Destacaba Susan Sontag en “La enfermedad y sus metáforas”, que: “La enfermedad es el lado nocturno de la vida, una ciudadanía más cara. A todos, al nacer, nos otorgan una doble ciudadanía, la del reino de los sanos y la del reino de los enfermos. Y aunque preferimos usar el pasaporte bueno, tarde o temprano cada uno de nosotros se ve obligado a identificarse, al menos por un tiempo, como ciudadano de aquel otro lugar”. La enfermedad tampoco sabe distinguir entre un inculto ciudadano y un genio, de ahí tenemos que fueron tuberculosos Spinoza, Chopin y Shelley; mancos Cervantes y Valle-Inclán; alcohólicos, Poe, Verlaine, Nietzche y Gogol; epilépticos, Dostoievsky; sordos, Goya y Beethoven; jorobados, Leopardi; tenían alucinaciones, Van der Goes, Ramón Llull, santa Teresa, san Pedro; ciegos como Homero, Miltón, Jorge Luis Borges, Sabato; tartamudos como Claudio; enanos como Toulouse-Lautrec; y víctimas de ELA como el fallecido Stephen Hawking.

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