El Arca de la Alianza y la radiactividad de las Tablas de la Ley.
La Biblia es un texto de historia antigua que recoge, episodios de aquellos tiempos, leyendas y mitos. Un texto que debemos reinterpretar arqueológicamente y racionalmente, solo así puede ofrecernos luz sobre aquellos acontecimientos lejanos.
Los textos bíblicos (Thora, Profetas y Escritos) no se ponen de acuerdo con respecto a la función, nombre y forma del Arca de la Alianza, para unos es el “arca de los testigos”, para otros el “arca de Yahve”, el “arca de la alianza”, el “arca de Dios”, la “arca santa”. En el Éxodo se la describe como un objeto, fabricado de madera de acacia, de dos codos y medio de largo, un codo y medio de alto y un codo y medio más de ancho (1,25 m x 0,75 m x 0,75m). Una cubierta de oro con dos querubines de oro cara a cara. Sin embargo en Deuteronomio es de madera vulgar sin ningún adorno ni rastro de oro. Se considera que es un santuario móvil que acompañaba a los hebreos en la travesía del desierto. En Números, el Arca sería una especie de casa transportable dónde reside Yahvé.
Su contenido también es diferente según los textos. En Éxodo el arca de los “testigos” contiene las tablas de la Ley o Diez Mandamientos. Según los textos del Pentateuco contendría las segundas tablas de la Ley, la que gravó Dios tras la rotura de las primeras.
La tradición bíblica asocia el arca a las antiguas guerras de conquista de Israel. Así está presente en la caída de los muros de Jericó, precede a las siete trompetas que los hebreos hicieron sonar alrededor de esta ciudad y la leyenda de su destrucción. En el Libro de los Reyes el arca fue instalada en el Templo de Jerusalén, con las tablas que colocó Moisés. Buscando una respuesta racional al poder del Arca, cabe la posibilidad que Moisés elaborase la Tablas de la Ley con pizarras radioactivas de monte Sinaí. Recordemos que cuando descendió del monte su cara estaba quemada y brillaba, lo que le obligó a ponerse un velo. También se vieron afectados por la radiación los que transportaban el Arca, algunos murieron por estar demasiado cerca de ella. Muertes que se produjeron a partir del momento que el Arca contuvo las Tablas de la Ley. Así murieron, según los relatos bíblicos, los hijos de Aarón, Nadab y Abiú al acercarse al Arca. Igualmente el rey Ozías, que se acercó demasiado, se vio afectado por tumores y una especie de lepra. Los porteadores sufrieron quemaduras. Los relatos bíblicos cuentan que cuando el Arca cayó en manos de los filisteos, su presencia entre ellos solo causaba muertes y la aparición de tumores, por la que la devolvieron a los siete meses. Los más afectados por el Arca fueron los habitantes de Bet-Semes, por mirar en el interior, muriendo cincuenta mil setenta ciudadanos, según los escritos de Samuel (1S.6:19)
Teóricamente, además de la Tablas de la Ley, el Arca contenía: un vaso con maná y el cayado de Aarón. Cuando Josué heredo el transporte del arca, advirtió a las tropas: “…que haya entre el Arca y vosotros una distancia de dos mil codos; no os acerquéis a ella”.
¿Dónde está ahora? David la transporto a Jerusalén; y fue depositada en el Templo de Salomón; a partir de ahí no se habla más de ella. El templo fue saqueado y algunos historiadores creen que se la quedo el rey Manases; Jeremías asegura que en el año 587 la escondió en una cueva del monte Nebó. Hay historias que la sitúan en el santuario de Aksum (iglesia de Santa María de Sion) en Etiopía, donde viven los judíos negros, los falashs, descendientes de emigrantes judíos.
En cuanto a la ubicación del monte Sinaí, del que Moisés descendió las Tablas radioactivas de la Ley, es mencionado por la Biblia como un lugar de densas nubes, truenos y relámpagos. Al margen del resplandor que envolvía el rostro de Moisés, la Biblia que este “no sabía que en su rostro había cuernos, y se había vuelto radiante” (Ex.34:29).
Como conclusión destacar que es posible encontrar pizarras radioactivas que afloren en la superficie de los montes. Las Tablas de la Ley debieron de ser escritas sobre estas pizarras. Es la única explicación racional a los efectos que el Arca sobre todos aquellos que se vieron expuestos a la radiación.
Entre los minerales radiactivos está el uranio, en algunos casos fosforescente. Aflora en rocas geológicamente muy antiguas, donde sus proporciones de plomo-uranio son más abundantes. Las pizarras contienen radón, también radiactivo. Las consecuencias de la exposición a estos minerales radiactivos se revelan como un enrojecimiento de la piel e hinchazón de las partes afectadas. La fosforescencia de Moisés pudo ser un enrojecimiento brillante, y sus “cuernos” dos grandes hinchazones en la cabeza.