¡Alerta asteroide! Precisamos un interceptador.
Para interceptar un asteroide en ruta de colisión con la Tierra, no sirve cualquier cohete, y menos un misil balístico intercontinental. Los segundos pueden viajar de un continente a otro, pero no pueden escapar a la gravedad de la Tierra y alejarse de ella millones de kilómetros.
A un asteroide peligroso hay que interceptarlo a unos diez millones de kilómetros, mucho más allá de la Luna. No sirven los cohetes que tenemos para colocar, en órbitas bajas geoestacionarias satélites, o para llegar hasta ISS y transportar astronautas. Necesitamos un cohete potente con un complejo destructor o desviador del asteroide.
Cuando los científicos piden financiación para un programa con misiones de interceptación de asteroides, los gobernantes se creen que es un capricho más de la élite científica, y les recuerdan que hay otras prioridades, como los nuevos submarinos americanos o franceses.
Pese a todo se ha estado desarrollando un proyecto denominado Dart que podría realizar, lo más pronto, una misión de interceptación en el 2021. Hay que buscar una financiación, proyectarlo, construirlo, ensayarlo, etc. Tiempo, que en el caso de que el asteroide 2006 QU 89 estuviese en ruta de colisión con la Tierra, no tendríamos. Antes de hablar del proyecto Dart, destacar que la ruta exacta del asteroide 2006 QU 89 no se sabrá hasta que esté más cerca de la Tierra, en el mes de junio, y si está en ruta de colisión solo se sabrá unos días antes sus grados de inclinación de entrada y el lugar del impacto. Los grados de inclinación son importantes porque puede rebotar en la atmósfera, puede explotar antes de llegar a tierra firme y puede perforar la corteza terrestre. Las consecuencias serían distintas en cada caso.
En cuanto al proyecto Dart, se trata de un vehículo que se lanzaría con un potente cohete tipo SLS, las propulsión del Dart se produce con un motor iónico, que eyecta iones de xenón; un motor que hay que probar en este tipo de configuración. En cualquier caso la misión tardaría 15 meses en llegar a un objeto situado a 10 millones de km., impactar a 21.000 km/h liberando una energía equivalente a 2,4 toneladas de TNT, que debería desviar de su órbita peligrosa al satélite.
Si dentro de unos meses se descubre que el 2006 QU 89, de 40 m de diámetro, está en ruta de colisión con la tierra el 9 de septiembre, solo podemos esperar que afecte a un lugar poco peligroso. Tendría un 75% de caer en el mar, donde podría crear un tsunami; otro 24% de posibilidades de caen en zonas polares, desiertos, bosques, tundras, selvas; y 1% de caer en lugares habitados.
No hay tiempo para interceptarlo, los interceptadores no son prioritarios…
Solo disponemos de un sistema de alerta que sería dada por la Nasa, concretamente por el Minor Planet Center, bajo el control de la Unión Astronómica Internacional. La ESA dispone a su vez de un organismo equivalente NEO Coordinación Center (NEOCC).
Los encargados de la alerta transmitirían la información a la ONU que dispone de dos entidades para estos efectos: la International Asteoid Warning Network (IAWN) encargada de supervisar las observaciones y Space Mission Planning Advisory Group (SMPAG) encargada de planificar misiones de desviación.
La IAWN lanzaría una alerta si la probabilidad de impacto de un objeto de más de 10 metros fuera superior al 1%. La SMPAG empezaría a preparar una misión si la probabilidad del impacto de un objeto de 50 metros fuera del 1%.
Estados Unidos, en caso de probabilidad de impacto sobre una de sus ciudades, la Planetary Defense Coordination Office de la Nasa, alertaría a Fema, Agencia nacional encargada de situaciones de crisis, para evacuar la zona del impacto.