Mi editor digital, que no soporta la estupidez, tiene una especial fobia a las tiradoras de cartas, los horóscopos y los adivinos/as en general. Me insiste que escriba y los desacredite, pero para ello tendría que abordar mancia por mancia y explicar los motivos por los que estas prácticas vergonzosas carecen de toda credibilidad científica. Para conseguir ese objetivo tendría que dedicar un importante número de folios y un tiempo que no merecen que les dedique estos faranduleros del engaño.
Lo lamentable es que en estos tiempos de crisis y confusión la gente acude en tropel a estos videntes en busca de una salida desesperada a sus problemas. Gente que malgasta su dinero en adivinas y adivinos, sin pensar que, si tuvieran la facultad de conocer el futuro no estarían engañando a la gente. Con toda seguridad estarían viviendo de sus poderes que les aportarían más beneficios comprando el número de lotería que saben que va a salir premiado.
Estos adivinos y adivinas poseen una gran psicología y muchas tablas, y sólo ver entrar al cliente por la puerta ya casi conoce sus males. Un par de preguntas hábilmente colocadas en un inocente preludio, les sirve para sonsacar al ingenuo cliente. Tan solo que adivinen algo y, que lo que le han pronosticado se cumpla, han asegurado la fidelidad de un cliente. Pero tarde o temprano fallarán.
El truco de su continuidad como adivinos/as, está en la cantidad de clientes semanales. Si de cada cien semanales, consiguen acertar en 33, han asegurado la tercera parte, una tercera parte que la próxima consulta puede quedar reducida a 10. Lo importante es que piquen otros cien en la semana siguiente y nuevamente se dispone de la probabilidad de acertar en 33 que se sumaran a los que se arrastran de semanas anteriores.
La cantidad es lo que les asegura un buen negocio y una continuidad. Esos son cifras claras, lo que personalmente no entiendo es como pueden haber tantos cientos de ingenuos cada semana.
Es casi lo que el profesor de Humanidades de la Universidad de New York, Harold Bloom, se preguntaba sobre los abducidos por los OVNIS: “¿Por qué siempre todos los abducidos por OVNIS son gentes cortos de entendederas?
Otro día hablaré de la respuesta que le ofrecí a Bloom sobre su interrogante...